Los hijos de la abundancia

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2 years ago

Los hijos de la abundancia se han criado egoístas, caprichosos y totalitarios, son niños haciendo un berrinche, reclamando porque el mundo es tan injusto, demandando el paraíso ahora ya, sin esfuerzo, sin dolor...

 

Reflexionar sobre las condiciones que tenemos hoy en día en la historia es una práctica que cada día cae más en el desuso, pensar en las condiciones de vida pasada y de cómo la historia ha transcurrido en las diferentes sociedades no es una práctica que suela verse en la gente.

Al analizar el discurso hegemónico actual que plantea un presente corroído por la tiranía, el despotismo, la corrupción y la injusticia entre muchos otros epítetos, fácilmente se podría llegar a pensar que vivimos en la peor etapa de la historia, considero que es una buena práctica ser crítico con nuestra sociedad para así continuar avanzando hacia un futuro mejor para todos, sin embargo la visión extremadamente pesimista de nuestra sociedad provocan grandes inquietudes, dentro de las que más destacan la enorme imprecisión del diagnóstico de la realidad. Tal vez no sería un problema esa visión tan pesimista si no fuera porque al contrastar con una visión histórica de la humanidad se puede entender que no será posible llegar a conclusiones válidas sobre lo que se necesita para continuar avanzando, si no se observa imparcialmente nuestra propia realidad, con sus ventajas y desventajas, con sus virtudes y defectos, si se adopta una visión impostada que no buscar describir la situación en la que vivimos, solo podremos llegar a conclusiones falaces y repetir errores del pasado, errores que normalmente satisfacen las ansias de poder y de tiranía de unos pocos a quienes la imagen de una sociedad que ha caído en lo más bajo les sirve de terreno fértil para ideas populistas e infantiles, aquellas ideas que normalmente solo logran perdurar en mentes que no conocen mas que lo visto por sus propios ojos en un periodo ínfimo de lo que representa la historia de la humanidad.

Si de alguna forma fuera posible recrear el pensamiento de diferentes grupos sociales de la historia me pregunto qué pensaría la gente de la edad media sobre la visión que plantea que en el mundo actual está todo mal, para ser sincero probablemente ni siquiera podrían llegar a procesar al mundo actual, sin embargo dudo mucho que si lograran ver las ventajas de vivir en este mundo, no anhelaran tener la opción de vivir cálidos, comunicados, relativamente seguros, con la libertad de decir lo que piensan y un largo etc.

¿Qué pensarían en el antiguo Egipto? ¿qué pensarían en la antigua Roma? ¿Qué pensarían los mayas? etc.

Es curioso poner en contraste la vida de una persona durante los tiempos actuales con la vida de una persona de cualquier otro tiempo pasado, no es difícil notar que en la antigüedad se podía llegar a vivir hasta los 30 años o 40 si se tenía suerte, claro en diferentes sociedades en diferentes tiempos esa esperanza de vida podía llegar a ser mucho menor pero difícilmente podía llegar a ser mayor, y así es como hoy en día una persona puede llegar a vivir el doble que una persona de hace 200 años, 1000 años o prácticamente cualquier época que se quiera comparar.

Es revelador hacer el ejercicio de situarse a sí mismo en una época pasada y entender que difícilmente habría logrado llegar a la edad que tengo hoy en día, que mi vida probablemente ya habría terminado ya sea por alguna enfermedad, guerras o simplemente barbarie.

En el mismo sentido podemos notar como en otras épocas era normal la presencia de la muerte dentro de la misma familia, ya sea por la mortandad infantil que podía llegar desde el mismo momento del parto, aquel que incluso podía llevarse a la madre o que podía presentarse por cualquier otro motivo de los muchos que existían; la muerte siempre fue una figura omnipresente con la cual lidiar, es inquietante pensar cuántas vidas humanas habrán pasado por este mundo sin siquiera llegar a percatarse de su propia existencia. Tenemos por otra parte las enfermedades que en otros tiempos se presentaban sin previo aviso y con una nula comprensión de lo que sucedía, logrando arrebatar a padres de sus hijos y fracturando familias como una rutina aceptada por la normalidad de sociedades menos avanzadas.

La muerte siempre fue una parte cotidiana de vivir en este mundo.

En otro sentido podemos destacar la calidad de vida o las estructuras sociales, pudiendo encontrar sociedades donde se nacía en el mismo escaño social dónde se terminaba la vida, siendo la movilidad social un fenómeno prácticamente imposible, o sociedades esclavistas dónde si se nacía como hombre libre se tenía que estar muy agradecido ¿cuánta atrocidad habrán visto los ojos de aquellos que nacieron como esclavos?...

Derechos humanos... solo una anécdota efímera dentro de la extensa trayectoria de la humanidad en este mundo.

Incluso no es necesario irse tan lejos para evaluar cómo el mundo ha cambiado, es cosa de ver el tiempo y la calidad de vida de aquellos que son diagnosticados con VIH y compararla con el escenario de hace 30 años. Se pueden ver las opciones de tratamiento para personas que pierden miembros del cuerpo, que poseen enfermedades crónicas o que incluso nacieron con deficiencias sensoriales, es tal la vastedad del progreso en temas de salud que se podría escribir un libro completo para ilustrar cómo la sociedad actual ha mejorado la salud de la población de manera exponencial. Podemos ver también, cómo la gripe española arrasó con la población e imaginar qué hubiera pasado si el COVID-19 hubiera aparecido teniendo las mismas condiciones sanitarias de aquella época.  Incluso sin tener que recurrir a libros de historia es cosa de ponerse a reflexionar sobre las vidas de nuestros padres, personas que alcanzaron a vivir una vida que aún reconocía a la muerte y su rol dentro la vida humana, hoy tenemos una desconexión tal con la muerte que no la queremos ver, la despreciamos y nos asquea, es observada como un mal a erradicar sin entender que sin la muerte la vida no es posible y si hay algo que le da sentido a lo vivido durante nuestra estadía en la tierra es el hecho de saber q es un tiempo finito, que se acabará y que todo lo que no se hizo en su momento ya no se hará más.

Es desconcertante ver cómo en países “primer mundistas” existe una moda por detestar el "sistema”, se cree que está todo mal, que todo es injusto y que habría que quemarlo todo para reconstruir sobre las cenizas. ¿Cuán encerrado en la propia burbuja hay que estar para no poder ver cuánto se ha progresado como humanidad?, ¿cuán ignorante se debe ser para no comprender el aporte que hicieron figuras como Einstein, Newton o Darwin entre muchos otros?, hombros gigantes sobre los que se subieron nuevos gigantes para crear, descubrir, inventar, para todos, para el bien de todos. Solo así nos hemos acercado cada vez más a un mundo idílico, un mundo en dónde perder un órgano no evita que sigas con tu vida, un mundo donde se conoce el código fuente de nuestra propia existencia, un mundo donde tenemos herramientas que multiplican y mejoran lo que somos capaces de hacer, un mundo donde se está comenzando a rasgar un nuevo tipo de inteligencia, una inteligencia creada por el hombre y para el hombre, supongo que es esté el paraíso que centenares de años atrás se imaginaron tantos.

Al observar la sociedad en que vivimos se puede ver que vivimos en una sociedad de niños criados en una burbuja, enojados por qué no están viviendo en el paraíso, enojados por qué no se cumplen sus caprichos y dispuestos a cualquier tipo de acto que dé la sensación que les importan los demás, por qué solo eso importa, aparentar que importa. Cuando la realidad se vuelve muy compleja de entender o el cambiarla conlleva demasiado esfuerzo, se suele optar por el mesías de turno, aquel que prometa una solución simple, una que muchas veces pasa por la tiranía contra aquellos que ya vieron la caída de demasiados mesías, mientras la responsabilidad no recaiga en los propios hombros se justifica todo. Cada día es más fácil escuchar discursos de odio disfrazados de buenas intenciones, discursos hegemónicos que buscan culpables en grupos concretos sin tener la más mínima vergüenza al generalizar tan abiertamente, discursos prefabricados que se distribuyen en masa y que cuelgan una insignia en el pecho, una insignia de persona “justa” de persona “buena” de persona “políticamente correcta”. Es habitual escuchar discursos moralistas que de moral tienen más bien poco, que clasifican a otros con etiquetas simplistas y caricaturescas en pro de culpar a alguien de la supuesta decadencia social en la que se vive; la culpa la tienen los ricos, la culpa la tienen los empresarios, la culpa la tiene el hombre blanco, la culpa la tienen los liberales, la culpa la tiene el capitalismo, la culpa la tiene la libertad de expresión, ACAB y un largo etc. Cuesta trabajo entender como es tan difícil para algunos ver la discriminación en aquellos discursos, como se les escapa la similitud con historias pasadas donde se llegó al genocidio en la búsqueda de “culpables”. Incluso existen movimientos que en pro de justificar su propia visión sesgada de la realidad encuentran aceptable la supresión de la presunción de inocencia o el debido proceso penal, supresión que por más que se busque encontrar la justificación jamás dejará de ser lo que es, una relativización de los derechos humanos, se podrá buscar más o menos justificación para aquello pero siempre se debe reconocer que aquellos que defienden ese tipo de medidas es y serán personas que no respetan los derechos humanos. He llegado a tener largos debates sobre cómo supuestamente se justifica la agresión a la policía por el hecho de ser la fuerza represora y etc., es comprensible el desprecio en determinadas condiciones sin embargo cualquier ser humano que encuentra justificado dañar a otro ser humano no deja de ser un criminal, sea cual sea su argumentación siempre será un ser humano dañando a otro ser humano.

Es difícil lograr explicarse cómo es que gente que posee todas las respuestas del mundo en su mano a un solo clic de distancia puede llegar a tener tal desconocimiento sobre el contexto en el que se vive actualmente. Es complejo de entender cómo se pueden defender ideologías que causaron tanto daño en épocas pasadas, como se puede tener tanta ansia de censura, como se puede tener tanto narcisismo, como se puede tener tal desprecio por la cultura y la educación, es difícil de procesar como gente joven con tan buenas intenciones pueden llegar a ser tan temerosos del mundo real que prefieren tumbar la libertad de expresión con tal de no escuchar visiones no hegemónicas, cuesta trabajo notar como se han criado niños con burbujas tan frágiles que están dispuestos a cualquier cosa con tal de no sufrir la más mínima grieta en su cálida y confortable burbuja, es válido clasificar al otro como algo que no lo es, es válida la cancelación, es válida la vulneración, es válida la expropiación, es válido el prejuicio, todo es válido con tal de no tener que abandonar aquella burbuja que los mantiene protegidos del mundo real, aquel mundo en el que tantos otros viven, aquel mundo real donde aun la gente muere de enfermedades infecciosas, que aún vive bajo gobiernos tiránicos que no permiten la disidencia, todo es válido con tal de no evidenciar como aún al día de hoy existe explotación y esclavitud, todo está justificado si la burbuja se mantiene estable y alguien más se ensucia las manos para mejorar las cosas, o al menos da la apariencia de intentar mejorar las cosas. 

Es así como surgen los gobiernos populistas, aquellos que simplifican la realidad para hacerla más tolerable ante los frágiles oídos de estos niños de cristal, la simplifican a tal nivel que persiguen un final inexistente, un final que la historia tantas veces nos ha mostrado tal cual es… y no se equivoquen, aquellos que se dejan seducir por el simplismo ideológico son cómplices también, el tiempo que se malgasta para arreglar cosas que necesitamos solucionar es tiempo perdido por la incapacidad de reventar la propia burbuja y ensuciarse las manos para colaborar.

Se puede tomar como ejemplo lo que a mi parecer es el mayor problema actual, el cambio climático, son tantos lo que dicen que la culpa es de los países más ricos, o que debemos detener nuestro consumo, o que debemos dejar de producir. Me pregunto si todos aquellos que proponen disminuir el consumo estarían dispuestos a dejar de lado las telecomunicaciones, o el transporte aéreo, o incluso el transporte vehicular, me pregunto si estarían dispuestos a dejar de comprar ropa, o dejar de comprar tantas cosas que consumimos. Por otra parte me pregunto si consideran justo pedirle a los países menos desarrollados que detengan la producción, ¿sería siquiera ético pedirle a quienes no pudieron gozar de las virtudes del desarrollo que no lo hagan nunca?, ¿que no salgan nunca de donde están?, me pregunto también si la producción de aquellos países más ricos no está supeditada a las necesidades de todos aquellos que consumimos de su producción y que tanto lo agradecemos para facilitar nuestras propias vidas. Aquellos son discursos tan vacíos y carentes de contraste con la realidad que solo nos hacen perder el tiempo en la búsqueda de soluciones reales, que sean capaces de llevarse a cabo y que incluso nos permitan seguir progresando como humanidad. Probablemente, prácticamente nadie estaría dispuesto a volver a tener las condiciones de vida que se tenían antes de la revolución industrial y por lo tanto esas soluciones son o irreales o conllevan la imposición tiránica y déspota para llevarse a cabo.  

Es triste tener que aclarar una vez más el mensaje, sin embargo es necesario debido a que estamos en una sociedad donde se interpreta lo que se quiere interpretar y no lo que se dice, una sociedad donde los matices son cada vez más difíciles de evidenciar... En este mundo quedan muchas cosas por arreglar, mejorar o cambiar, no promulgó ni por un momento con un sistema estático que no busca seguir progresando, sin embargo es necesario reventar las burbujas que cada uno de nosotros tenemos para poder ver el mundo tal cual es, se necesita tener el valor de aceptar los propios errores y perdonar los ajenos, es necesario tener la fuerza suficiente para dejar ir el odio y construir con aquellos que están en la vereda opuesta y que probablemente busquen los mismos fines. Estamos tan lejos aún de obtener aquel paraíso y faltan tantas manos y cerebros para construirlo que aquellos que realmente quieren construirlo y no solo buscan aparentar, necesitan dejar de perder el tiempo en apaciguar berrinches. Es necesario enfrentar el dolor que conlleva crecer, asumirnos como hijos de la abundancia y entender que estamos en una sociedad que tiene facilidades que nunca en la historia de la humanidad se han tenido, es necesario aceptar y utilizar esas facilidades para crecer lo más posible como persona y devolver la mano contribuyendo concretamente a mejorar el mundo, se hace necesario reventar nuestras propias burbujas y dejar de ser los hijos mal criados de la abundancia.

 

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2 years ago

Comments

Así es amigo, tenemos muchas mentes negadas a ver la realidad tal como es y no asumen la responsabilidad que conlleva.

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2 years ago

grande amigo!!! muchas gracias... te cuento que el otro día escribí otro artículo, esta vez corto y al final me arrepentí... no quería herir sensibilidades, aparte que mi intención tampoco es dar batallas... sino más bien reflexionar... pero la ventana de overton a veces sentencia a dejar temas afuera. un abrazo amigo :)

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2 years ago