La trampa discursiva. Sobre la discursiva y su aplicación a la realidad.

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3 years ago

Tengo la suerte de haber elegido una formación científica que me ha permitido analizar diversas problemáticas de manera bastante objetiva y concreta, el método científico nos permite aterrizar ideas y llevarlas al mundo real, cuantificarlas, contrastarlas, categorizarlas, modelizarlas y entre otras cosas alejar lo más posible los indeseables sesgos que inevitablemente aparecen durante cualquier análisis de la realidad. Este conocimiento me ha permitido ver una gran cantidad de trampas discursivas que me han dejado sorprendido en una gran cantidad de ocasiones.

Recuerdo por ejemplo hace un tiempo haber estado buscando reflexiones sobre la existencia o no existencia de dios, si bien soy un ateo de facto, mi postura ante el mundo no me permite tomar posturas definitivas sin una evidencia concreta y es este motivo por lo que nunca dejo de investigar el tema. En mi búsqueda recuerdo haberme encontrado con la denominada “paradoja de la omnipotencia” en donde se plantea que si dios es omnipotente podría crear por ejemplo, una piedra tan pesada que sea imposible de levantar incluso para él mismo, lo cual indicaría que realmente no es omnipotente. De esta paradoja derivan una familia de planteamientos de las mismas características que buscan limitar la supuesta omnipotencia de dios haciendo que éste crease algo que luego no pueda romper o levantar o lo que sea que se les ocurra. Una de las posibles respuestas para esta paradoja es que dios no podría hacer cosas que por definición no serían posible, debido a que esto iría en contra de la propia definición del concepto, como por ejemplo hacer un círculo cuadrado, por lo tanto dios solo podría hacer posible todo lo posible y por ende la omnipotencia sería la capacidad de hacer todo lo posible y no lo imposible. En un punto esta reflexión me hizo sentido y me dije, ¡tiene razón, es coherente!… Sin embargo no necesité más de un par de minutos para terminar de procesar la idea y concluir la reflexión con una carcajada.

Es tan gracioso como existen quienes creen tener respuestas a preguntas complejas únicamente con el lenguaje, no necesitan más que una reflexión lógica para declarar “esto está demostrado” y creer que la discusión está zanjada, lamentablemente la realidad es infinitamente más compleja y utilizar la palabra” demostrado” tan a la ligera es una falta de respeto para aquellos que gastan sus vidas tratando de demostrar algo. A juicio personal lo único que demuestra el razonamiento de aquella paradoja es que el lenguaje tiene la capacidad de crear bucles de razonamiento que no llevan a ninguna parte, contradicciones dialécticas que asemejan a un programa tratando de asimilar un comando que provoca la caída del sistema, sólo eso demuestra y nada más. Si se quisiera demostrar la existencia o la no existencia de dios se tendrá que contar con datos, números, modelos y quién sabe qué más, en definitiva, pruebas.

 En la historia de la humanidad cada vez que se ha llegado a algún descubrimiento significativo este ha debido pasar por el escrutinio de todo aquel dispuesto a ponerlo a prueba e incluso tumbarlo si es necesario, estos implacables investigadores han sometido a dicho descubrimiento a tanta prueba como sea posible, se les somete a predicciones que derivan del descubrimiento, experimentos que ponen a prueba su veracidad e incluso se llega a formular ecuaciones matemáticas precisas que reflejan dicho descubrimiento, y si se pasan todas la pruebas recién podemos decir que se ha descubierto algo. Es anecdótico como incluso Albert Einstein en conjunto con Podolsky y Rosen en su escepticismo ante la teoría cuántica diseñaron un experimento que podría llevar a demostrar que ésta estaba equivocada… Quién iba a imaginar que cuando finalmente se pudo llevar a la práctica dicho experimento se terminaría por confirmar la veracidad de aquella teoría y que incluso se podría cuantificar un nuevo parámetro; el entrelazamiento cuántico.

Es así como observamos que reflexionar y filosofar es absolutamente correcto, es deseable y necesario, pero que sin llevar aquellas reflexiones a la vida real nada cobra sentido, solo nos quedamos en los primeros pasos de un bebé que luego termina en el suelo.

Es interesante e inquietante a la vez observar cómo luego han surgido tendencias aún más extremas de aquella creencia en donde un discurso sin respaldo ni contraste puede explicar la realidad, tendencias como por ejemplo el fenómeno de la posverdad en donde las opiniones y las emociones tienen más peso que evidencia empírica.

 Tal vez la problemática de las enormes limitaciones de la simple palabra no serían un problema real si no fuera por la aparición en la historia de determinados discursos e ideologías que tratan de describir la realidad únicamente con reflexiones y con un desprecio muchas veces absoluto de la evidencia, encontramos por ejemplo el nazismo en donde se describe una realidad monocromática y de baja resolución en donde se plantean malos y buenos, los puros y los impuros y bueno, un discurso que ya todos conocemos en donde se describe la realidad de forma tan radicalmente burda que si fuera una foto de un paisaje no permitiría ver más que unos pocos píxeles.  

En otro rincón podemos encontrar discursos como el Marxista en donde se describe una sociedad dividida en el proletariado y los burgueses como si nada más existiera, tal vez en aquella época era poco menos errónea que en los tiempos actuales en donde distinguir entre “clases” es una tarea compleja debido a la enorme diversidad de realidades que para dificultar aún más su descripción se encuentran en constante cambio. Y sin embargo aun existe gente que cree real esta interpretación dicotómica de las clases sociales. Dentro del mismo discurso marxista podemos encontrar su definición del valor-trabajo en donde llega a la valoración de una determinada mercancía según el tiempo requerido para su elaboración… Si fuese yo quien hiciera esta descripción tendría un enorme pudor de publicar esta idea tan simplista y básica. Es respecto a esto que me nacen un par de preguntas curiosas; ¿qué pensaría Marx de los NFTs hoy en día?, ¿cómo valoraría una guitarra autografiada por John Lennon? Supongo que nunca lo sabremos.

 Otro discurso que algún día en mi menos documentada juventud llegue a creer como cierto es el de la economía como un juego de suma cero, es decir, para generar riqueza alguien tienen que perderla, llegue a entender a los grandes empresarios como los que provocan la pobreza del mundo… no me mal entiendan, existe un gran número que sí lo hace, o que al menos ayuda muy poco a evitar esta situación, pero eso es otro tema… sin embargo cuando me dispuse a entender algo más de economía me encontré con muchos argumentos que desmentían aquel discurso, podría enumerar varios de estos argumentos, sin embargo seré más práctico y me remitiré a preguntas que creo que simplifican la comprensión de este asunto y que aterrizan la reflexión al mundo real de manera bastante certera; ¿Quién perdió riqueza con la creación de Microsoft?, ¿Quién perdió riqueza con la creación de Facebook?, ¿Quién perdió riqueza con la creación de Amazon? Y aún más ¿Quién perdió riqueza con la creación de Google?, cada fundador de las empresas nombradas se encuentra entre los más millonarios del planeta y por mas que lo pienso no logro entender quien se empobreció con la creación de Google.

Las ideologías suenan muy bien, hasta que chocan con la realidad.

 Para concluir esta reflexión quisiera permitirme la formulación de tres categorías que desde mi perspectiva agrupan de manera general a la gente que defiende discursos fundamentados en mucho menos que aire.

 Los poco preparados: este grupo está conformado por aquellas personas que no tienen las herramientas intelectuales necesarias para llegar a someter a prueba los discursos que defienden y por lo tanto se encuentran atrapados en un círculo del que no pueden salir hasta que acepten su propia ignorancia. Considero que este es el grupo menos peligroso y en el que todos nos encontramos según la disciplina de la que estemos hablando, como dije previamente respecto a la economía como suma cero, yo fui un creyente de esta idea hasta que incorporé nuevos conocimientos de la vida real que chocaron directamente con aquella interpretación… es más, no entraré en temas como por ejemplo el fútbol donde probablemente me encuentre en lo más profundo de esta categoría.

 Los que se precipitan: Esta categoría agrupa a aquellos que dan por concluida una discusión sin las evidencias necesarias, aquellos que a falta de evidencias a favor o en contra deciden tomar un camino casi como un salto de fe. No considero que esté mal éste camino debido a que siempre existirán determinadas problemáticas que no podremos resolver (al menos no en esta brecha temporal) como por ejemplo la existencia de Dios o la existencia de vida alienígena inteligente. Lo que sí es erróneo es asumir una postura cerrada como si el tema ya estuviera zanjado.

 Los malintencionados: Esta es la categoría que justifica la intención inicial de elaborar esta reflexión, en esta categoría encontramos a personas que saben que sus discursos no se sustentan en la realidad, que están rebosantes de agujeros o que incluso llegan a ser contradictorios con la evidencia empírica, y aun así deciden insistir en ellos. Este grupo es el de los fanáticos, aquellos que no escuchan, que no quieren entender y que insisten en sus argumentos por sobre toda evidencia, este es el grupo que muchas veces llega al puerto del genocidio, del sufrimiento y del retroceso como humanidad. Hoy en día se me hace triste ver como cada vez existen más fanáticos de diversas ideologías que bajo el alero de una descripción de ultra baja resolución de la realidad llevan a multitudes a seguirlos hasta el precipicio, hasta el encuentro con la dura e implacable verdad, una verdad a la que poco le importan nuestras ideas e interpretaciones, una verdad que si bien nunca se muestra por completo siempre se deja entrever para quienes realmente la busquen, de manera seria y agradecidos de lo que esté dispuesta a enseñarnos.

Considero que la humanidad tiene enormes problemáticas, como lo son por ejemplo el cambio climático, la pobreza, el totalitarismo entre muchas otras, no sé si algún día podremos solucionarlas pero si hay algo en lo que tengo certeza es que aquellos que aportaran su grano de arena para solucionar estas problemáticas humanas, no serán los fanáticos que desprecian la realidad sino que serán quienes tengan el valor de mirarla a la cara, aceptarla tal cual es y utilizarla para construir un mundo mejor.

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3 years ago

Comments

Maravilloso artículo. Apenas me encontré justamente con esta paradoja que mencionas: "¿Puede Dios omnipotente...?" Y es verdad lo que dices... O al menos, yo entendí así. Es una vulnerabilidad del sistema del lenguaje. Jugar con la lógica de un "Círculo cuadrado". "Si es omnipotente, puede hacer un círculo cuadrado". Cuando en definición, un círculo no puede tener esquinas. Cómo que tampoco se puede salir para adentro, bajar para arriba y un sin fin de contradicciones. Claro que es más complejo que eso...

Bueno, no tengo la misma perspectiva que tú, mencionando que yo solo soy empresario de una cafetería y no un estudioso o científico como tal.

Tu artículo es altamente interesante.

Quedé admirado. 😃

(Se que hay mucha más tela de tu artículo por comentar, pero tampoco es que quiera hacer un nuevo post dentro de tu post. 😅)

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3 years ago

grande amigo!!! muchas gracias... Sobre la perspectiva creeme que saber de ciencias no asegura nada si no se está dispuesto a lidiar con lo que la evidencia muestra y eso es algo que el mundo empresarial comparte ya que no se prospera si no atiendes a la realidad de tu emprendimiento... los números son implacables. Un abrazo amigo ;)

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3 years ago