Inventar y reinterpretar conceptos como sustento de discursos tiránicos.
Hace ya varios años, cuando tuve que dar la prueba de admisión para la universidad, a modo de evaluación me hicieron leer un texto que me llamó enormemente la atención, fue extraño notar cómo en medio de una evaluación tan importante, me encontraba entretenido con una lectura y que junto con estar siendo evaluado estaba aprendiendo conceptos nuevos, dicho texto buscaba explicar lo que eran los neologismos, describiendo como este término se utiliza para definir la aparición de palabras nuevas que van naciendo ya sea por la invención dentro de una determinada cultura, o como la adopción de conceptos foráneos. En aquel texto se narraba la aparición de neologismos a través de la historia reciente para la descripción de nuevos fenómenos o para la descripción de conceptos emergentes. Fue interesante enfrentarme por primera vez y aprender el concepto de neologismo en aquella ocasión, sin embargo nunca llegué a imaginar que años después estos neologismos iban a ser tan relevantes a la hora de interpretar el mundo de las sociedades contemporáneas, y menos aún iba a pensar que estos neologismos iban a ser herramientas de los grandes tiranos de turno.
Tal vez todo lo descrito anteriormente se vea como algo sin mucho sentido, sin embargo se hace evidente a la hora de detenerse a observar el panorama cultural actual, como cada vez es más frecuente la aparición de conceptos nuevos que buscan describir una enorme y variopinta cantidad de situaciones, conceptos, visiones etc. Quien sabe quien crea estos términos, sin embargo suelen ser adoptados por la cultura pop dominante a modo de dogma de fé, pasan a adquirir el estatus de canon o ley grabada en piedra cuyo cuestionamiento transforma al crítico en una especie de monstruo fascista que requiere ser purgado en la hoguera.
Es así como vemos que cualquiera puede describir una situación, ponerle un nombre nuevo, publicarlo en redes sociales (ojalá en asociación a una pictografía) y ¡¡¡voilá!!! hemos creado una nueva forma de ofender, de oprimir, de maltratar, una nueva forma de apuntar con el dedo a algún grupo de turno.
Se me haría mucho más fácil continuar sin dar ejemplos para así no herir sensibilidades, sin embargo tal vez sea imposible la total comprensión de este texto sin incurrir en la blasfemia de apuntar uno que otro neologismo de moda.
Podemos encontrar por ejemplo términos como “manspreading” el cual define la práctica de abrir las piernas al sentarse en el transporte público por parte de los hombres, una nueva forma de opresión, quién iba a pensar que acomodar los testículos iba a ser oprimir a alguien, y asi sin mas, sin considerar contexto alguno, ni intencionalidad alguna, abrir de mas las piernas es una nueva forma de ser “mala persona”. Se pueden encontrar conceptos menos burdos y con un mayor esfuerzo cognitivo, como por ejemplo la “apropiación cultural”, en donde se otorga una especie de propiedad privada sobre determinado acto cultural, costumbre, peinado, vestimenta y todo aquello que pudiera ser asociado a una determinada cultura, este tema no lo detallaré ya que quisiera escribir un artículo completo al respecto, es un tema que abre una caja de pandora tan grande que se hace necesario detenerse a pensar en ello, sin embargo a modo de flashforward me pregunto qué pasaría si los árabes acusaran a occidente de apropiación cultural por el uso de los números arábigos...
Por otra parte también es interesante utilizar como ejemplo el concepto de “responsabilidad afectiva”, concepto en el que se describe que todo acto tiene consecuencias emotivas en otra persona y que se debe responsabilizar por aquellas consecuencias, es decir hacerse cargo de las emociones de otras personas, este concepto puedo llegar a entenderlo hasta cierto punto, no comulgo en lo absoluto en actuar sin pensar en la repercusión que se tendrá en los demás, sin embargo el concepto se puede llevar hasta el ridículo y suele hacerse (como tantos otros términos) al acusar de irresponsable a cualquiera que provoque dolor en otra persona, ya sea por un quiebre amoroso o situaciones similares, me pregunto como se puede instaurar una relación si se debe cargar con las responsabilidad de los sentimientos ajenos, muy probablemente la mayoría de las relaciones sean una aventura de incertidumbres y de intentos de hacer lo mejor, las relaciones humanas son un continuo vaivén de voluntades y de ponderaciones sobre el bienestar propio y el de los demás, el vivir en sociedad conlleva el riesgo de ser dañado emocionalmente y es necesario pasar por ello, no se puede vivir en una burbuja en donde todo el mundo debe cargar con los sentimientos ajenos, es más, si se debe tener absoluta certeza de los sentimientos antes de comenzar una relación entonces nunca se podría comenza. Como dije anteriormente entiendo el concepto y considero que en sí, no está equivocado, si no fuera por el extremismo ideológico predominante en la cultura actual, que antojadizamente re interpreta los conceptos a su conveniencia y en donde podemos encontrar en cada rincón de internet aquel personaje de la película la niebla (the mist) diciendo ¡¡¡expiación, expiación!!!.
Estamos viviendo en tiempos donde cualquier radical ideológico decide que determinada conducta es inapropiada, le pone un nombre, una pictografía y comienzan a hacer fila aquellos ávidos de utilizar el neologismo para apuntar a alguien diciendo quien sabe que cosa, al final lo que se quiere decir es lo de menos, lo principal es criminalizar a alguien y así generar el contraste necesario para ponerse una medalla en el pecho, decirle a los demás formados en la misma fila que allí está aquel que hay que cancelar, allí está el fascista, allí está la mala persona que rompe las leyes inmutables que acabamos de crear.
Hay tantos ejemplos más que podría extenderme hasta el cansancio; heteropatriarcado, cosificación, mansplaining, gaslighting, incluso términos ya existentes que han sido totalmente vaciados de significado y han sido secuestrados por un ofendido sector de la población como lo son; fascismo, xenofobia, neoliberalismo, racismo, tolerancia, ofensivo, igualdad y tantos otros entre los que tristemente destaca el concepto de violencia.
Probablemente el problema más grande no sea la definición de un nuevo concepto, sino como dije anteriormente, el hecho de la reinterpretacion, y de que estos sean vaciados de significado real y reinterpretados antojadizamente para dotar de nobleza a unos y apuntar con el dedo a otros.
Y es así como hoy en dia los neologismos y la redefinición de conceptos se han convertido en los clavos que crucifican a quien cuestiona la religión de lo políticamente correcto.
Es cierto lo que planteas, parece que algunas personas han corrompido su entendimiento de la realidad y la reinterpretan en función a sentirse siempre víctimas para "castigar" un culpable imaginario.
Después esas mismos personajes, contradiciendose, hablan que quieren una sociedad "inclusiva e igualitaria" ambas palabras profanadas por ellos, cuando lo único que han logrado es crear una sociedad confundida, desquiciada, vanal, con un exacerbado complejo de víctima permanente.
Es una tendencia que refleja cuantas personas se niegan a aceptarse a si mismas como son, y carecen de resiliencia para superar el dolor, prefiriendo escapar de ello imponiendo su voluntad.