Querido Papá Noel,
¡Este año me porté muy bien! Tomé varios regalos para mi mascota humana: cucarachas vivas, geckos muertos y ratones desmayados. ¡Ella lo amaba! En todo momento, me quedé sin alegría con mi regalo en un poco de paz. Creo que se debe a que, como ocurre con los libros raros, los regalos exclusivos no se pueden tocar.
En serio, a ella le gustaron mucho mis regalos, se fue contándoselo a todo el mundo en Facebook y la otra gente murió de envidia.
Pero este año fui mucho más allá de los regalos, me costó un poco de trabajo, pero tenía varios muebles en la casa. La cama, el sofá y la biblioteca tienen diseños exclusivos. A propósito, lo confieso, rompí varios jarrones que no coincidían con la nueva decoración. Me comí unos cómics que el humano dejó en el aparador, cerca de un tarro de galletas. Sobre el tarro de galletas, fue un accidente. Pero como estaba en el suelo, tuve que comerme las galletas.
Con tanto esfuerzo, me las arreglé para cuidar la casa. Marqué todo con mi pipí para que ningún dinosaurio entrara y se comiera a mi familia. Y mira a Santa Claus, ¡tomó trabajo! Estaba haciendo pipí y la humana ya me estaba echando agua, tirando un apestoso trozo de limoncillo al suelo y tuve que esperar a que saliera o durmiera para volver a hacerlo todo ...
Entre tantas cosas que hice bien, ¡una de ellas fue que no dejé que mi humano se perdiera un día de trabajo! ¡Y era difícil de ver! ¡Todos los viernes llegaba cambiándose de piernas con la cara hinchada! ¡Fue difícil levantarla a las 6 am el sábado! Por alguna razón que no sé, ella siempre me maldecía y se volvía a dormir, pero en el sofá. ¡Aguanté! ¡El domingo estuve allí para despertarla nuevamente a las 6 am!
Todos los días comprobaba que se cepillaba bien todos los dientes, pasaba horas de mi vida viéndola ducharse y mirando, no cada vez que se lavaba detrás de las orejas. Entonces, antes de irme a dormir, iba allí y la bañaba.
Hubo un tiempo en que el loco venía con un hombre a casa. Chico extraño, forzaba un estornudo cada vez que me acercaba. Te lo juro, Papa Noel , aguanté todo lo que pude, pero llegó el día en que tuve que detenerlo. Cada vez que se acercaba, me paraba a sus pies y soltaba el pedo más apestoso que podía. La humana pensó que el olor venía de él y no pasó mucho tiempo, ella terminó con esa payasada de inmediato.
Por supuesto, no hice todo por el humano. Tomé siestas por mi propia voluntad, dentro del armario. No es mi culpa que el humano no me viera entrar y saliera a medianoche para buscarme, llamar a amigos y hacer carteles de “Se busca”. Si eso no fuera suficiente, ¡todavía tienes la foto que odio! Sí, pero después de eso, me puso un microchip ... ¡Un gato rastreable, mira si puedes! Este ridículo collar con mi nombre y mi teléfono no es suficiente. Tiene que entender que no siempre doy mi nombre real por la noche ...
Como si todo esto no fuera suficiente en tan solo un año, la humana de estos días se le ocurrió un cachorro en casa y dijo que era suyo. Ella siempre pone al cachorro en una jaula (debe ser muy peligroso, ¿no?). Todavía nos llevamos bien, a veces ella lo levanta y se inclina para que yo la vea. ¡Podría ser mío tan hermoso! No lo sé, pero algo me dice que seguiremos siendo grandes amigos.
Hoy no está en casa, pero mi abuela vino a pasar unos días aquí. ¡Me da el doble de bocadillos y el triple de comida! ¡Amor!
Entonces, dicen que eres un buen viejo que siempre da regalos a los que se portan bien. Como fui casi un ángel este año, solo quiero pedir dos cosas:
1- Tengo algunos amigos gatitos que no tienen hogar, así que quería pedirles que fueran adoptados por humanos como la mía.
2- Me gustaría una montaña de snacks con sabor a trucha y salsa de zanahoria.
¡Entonces es eso! Purrrr ...
¡Feliz navidad!
