Nace una amistad...
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Camilo es un hermoso cachorro blanco y muy curioso. Le gusta pasear y disfrutar del bonito paisaje que engalana a su aldea.
Cada roca que divisa, toda planta y flor que se asoman, las mariposas danzantes y los pajaritos que trinan a su alrededor, los aprecia con gran admiración.
Corre y corre por el pasto, salta y se desliza entre la hierba húmeda, se acuesta panza arriba y se estira alegremente; Ese es su delirio. Realmente lo disfruta. - ¡Qué vida tan placentera! –Piensa Camilo.
Un día, ya de regreso de su paseo por la aldea, se asoma a través del portón de una enorme casa blanca. Ve a una cachorrita negra que jugaba alegremente en el jardín; se detiene y la observa con gran admiración, porque le parece muy hermosa, con aquel pelaje brillante, sus ojos grandes y saltones, sus paticas muy pomposas y su danzar saltarín.
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Ve que a ella también le gusta retozar en el pasto y jugar con las mariposas. Era Coquita, su vecina. Ella se percata de la presencia de Camilo y atendiendo a su instinto cazador, corre hacia el portón, su intención era correrlo y evitar que acechara su hogar.
Sin embargo, al acercarse más y más, notó que Camilo se acostó panza arriba y cerró sus ojitos. Ella se detuvo y comenzó a olerlo, le causó risa la actitud de Camilo y se sentó risueña a su lado.
Camilo abrió sus ojos y se quedó mirándola fijamente. Ella le hizo un guiño y le invitó a entrar al jardín. corrieron, saltaron y rodaron en la grama hasta que se cansaron; entonces, se conocieron y una gran amistad tuvo lugar. Desde ese día han sido los mejores amigos. Camilo siempre visita a Coquita y ella lo recibe muy contenta en su jardín, con ramitas, piedritas de colores y con sus otras amigas, las mariposas.
