Mamá-tierra, mujer, permacultura, cryptos, selfies, oro, naipes y el oso Baloo. ¿Qué tienen que ver?

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2 years ago

Pues nada. No tienen nada que ver. ¿O tal vez sí? No lo sé, pero les invito a un delirante viaje por el tiempo y el espacio del que tal vez saquemos algo en claro… o nada en absoluto. Eso depende de ustedes.

Empecemos con la idea de mamá-tierra. La tierra, la naturaleza, se ha concebido como femenina desde la época clásica. Las diosas de la tierra y la fertilidad siempre han tenido rasgos femeninos, probablemente vinculados a la capacidad reproductiva de la mujer. Hasta aquí no es algo especialmente novedoso. La cuestión es que desde el origen de las primeras ciudades ha existido un lucha conceptual (y material) entre la creación artificial humana y los designios de la naturaleza. Las primeras ciudades eran sagradas, eran témenos, templos donde reinaban la ley y el orden divino. Lo demás, era territorio de la Naturaleza, llena de peligros, bestias y animales… y donde vivían los bárbaros infrahumanos sin educación tanto en Egipto, como en Mesopotamia. Más claramente en Helade (Antigua Grecia), donde se les llamaba ilotes en contraste a los polites que vivían en la polis.

De ilotes que deriva “idiotes”. De polites, el polite (“polait”) anglosajón que significa educado y de buenas maneras. Con eso queda todo dicho, ¿no? Educados los ciudadanos e idiotas los que vivían en lo rural.

No es casualidad que la tierra y la naturaleza tengan cuerpo de mujer.  Aquellas primeras culturas, ya claramente patriarcales (si no altamente machistas) asociaban la ciudad con los masculino, fuerte, ordenado, confortable y fruto del ingenio de los hombres por inspiración de dioses divinos, también hombres. La naturaleza era lo incierto, lo fértil, lo vital, que había de ser domesticado y sometido a la voluntad de los hombres (humanos y dioses) para un mejor vivir. Igual que se había de domesticar a las mujeres.

No quiero entrar en un revisionismo feminista del que ya hay mucha literatura. Este artículo no va de eso. Simplemente, acéptenmelo y ya está, luego ya decidirán si me creen o no (si quieren profundizar sobre este aspecto les recomendaría muchísimas obras, pero me conformo con darles solo tres referencias: El origen del patriarcado, de Gerda Lerner, La ciudad en la historia. sus orígenes, transformaciones y perspectivas, de Lewis Mumford y Paideia: los ideales de la cultura griega, de Werner Jaeger).

La idea de la Naturaleza como esa Diosa caprichosa y no confiable que había que domesticar ha transitado en el imaginario cultural hacia formas más suaves, más delicadas. Según se desarrollaba la ciencia y la tecnología, la Naturaleza siguió conservando rasgos femeninos, pero esta vez de madre: ese ser que nos cobija, nos cuida y nos lo perdona todo por muchas fechorías que le hagamos.

Si seguimos avanzando (dando estos saltos mortales hacia adelante en la historia) llegamos a día de hoy, donde el desarrollo científico-tecnológico es el nuevo paradigma, la nueva deidad, en cuyos haberes y saberes encontraremos la solución a todos nuestros problemas. La Naturaleza ha quedado como algo secundario que, si en algún caso se enfada, la volveremos a someter con la ciencia y la tecnología (así sea colonizando otros planetas o desarrollando vacunas in extremis).

Todo ello está siempre pensado desde una perspectiva antropocéntrica: somos los humanos quienes reinamos sobre toda la existencia, somos la unidad de medida y la escala a la que observar el mundo. El resto no importa. Solo importa el beneficio humano guiado por nuestra fe en que encontraremos la salida a cualquier problema con la ciencia y la tecnología. Tampoco les quiero hablar de posthumanismo y transhumanismo. Solo basta con que entiendan que hemos tratado de regular el mundo natural, de ordenarlo, de someterlo para nuestro propio beneficio y de nada ni de nadie más.

En esto que me topo con el delicado, precioso y cuidado post de @fugaTiempos de siembra’ mencionando la permacultura y todo cobra sentido. Resulta que, a la muchacha, alguien le dice que hay unas normas que ordenan a mamá-tierra y que su manera de cuidar el medio ambiente era “propicio para plagas, insectos, roedores y demases ‘cosas’”, como ella describe.

O sea: la Natura ha de someterse a un orden predefinido y regulado por el ser humano. Porque esas plagas y demases cosas son malas.

¿Malas para quién? Para el ser humano que es medida de todo.

¿Y quién lo dice? Nuestra deidad ciencia y tecnología.

Pues como dice Fuga: Sí, pero no, pero sí, pero no. Es decir, es entendible que debamos controlar aspectos como las plagas, las bacterias, los virus etc. para que no afecten negativamente a la vida humana. Pero otra cosa es tratar de exterminarlos de la faz de la tierra, ya no solo en las ciudades-templo, sino también en el entorno rural. Básicamente, porque forman parte de un ecosistema en el que viven (¡Anda no solo de humanos está hecho el mundo!) cientos de miles de especies que ¡Oh casualidad! La ciencia necesita para avanzar… y los humanos para vivir.

Pero sí, pero no, pero sí. Hagamos como que estamos de acuerdo en que ha de regularse la naturaleza (tampoco nos queda otra). Pero ¿realmente ese es el problema? ¿Realmente es nuestra compi Fuguita (y las personas como ella) la culpable y responsable de todos estos males?

¡Pues a la hoguera con ella por bruja! Pero antes quememos a unos cuantos más, para avivar un poco el fuego, que fuga no arde muy bien de primeras.

Imaginen un prado. A un lado, entre los árboles, hay un panal de abejas. Al otro, un bello campo en flor. A alguien se le ocurre hacer una carretera que pasa por el medio. Las abejas ya no cruzan al otro lado y esos bellos prados ya no se polinizan. De paso, desecan un estanque lleno de asquerosos batracios y al año siguiente hay plaga de mosquitos. Por esa carretera se trae soja de China, y entre los recipientes se nos cuela una reina de vespa velutina que llega a Europa (algún día les contaré sobre este simpático animalito que ha encontrado en las condiciones europeas un paraíso sin depredadores). Y se convierte en una plaga que acaba con más abejas y otros insectos. Alguien se come un pangolín y la economía mundial entra en recesión tras una pandemia. En fin, ¿recuerdan que les hablé del caos? Pues ale, doña ciencia-tecnología, regúleme usted el caos.

Pero ahí no vale regulación alguna, porque citando a Quevedo, “poderoso caballero es don dinero” y vaya usted a meterse con esa gente. Mejor meternos con @fuga y sus indecentes hierbajos mal puestos.

Me viene a la cabeza el “manifiesto del tercer paisaje”, y el “jardín en movimiento” de Guilles Clément, que básicamente, venía a decir que tanto en las ciudades como fuera de ellas, el ser humano debía actuar como jardinero protector que CUIDA del entorno y deja que se desarrolle por sí mismo sin intervenir en su devenir.

¡Eh! ¡Oiga! Que el ser humano es dueño de todo y debe ser protagonista. ¿Cómo vamos a hacer protagonistas a un caracol o unos ciervos?

Claro que no. Qué disparate. Los seres humanos han de ser siempre el objeto retratado en su propio selfie. Así eso suponga eliminar la posibilidad de las más sublimes manifestaciones naturales que exigen que no formemos parte (cada vez más).

Un ejemplo tonto, esta imagen que les dejo durante el confinamiento en Japón. Hemos tenido que desaparecer del entorno con nuestras cámaras y palo-selfies para poder ver algo mágico que solo sucede cuando no intervenimos. La escena, es mejor sin el ser humano. Nos hemos distanciado tanto de la naturaleza que ya ni siquiera encajamos como actores secundarios. ¿No es triste?

Fuente: https://elpais.com/videos/2020-05-13/decenas-de-ciervos-descansan-bajo-los-cerezos-en-flor-en-japon.html

Y aquí estamos. Cosechando criptomonedas en lugar de flores y grano. Incluso, cosechando personas. De verdad que somos lo peor.

Resulta que la energía que se emplea para minar BTC supera la cantidad que consumen varios países enteros, en los que, dicho sea de paso, miles de personas viven en pobreza energética.

¿Dónde están ahí los controles? ¿Dónde está ese antropocentrismo? ¿Es que ahora, resulta que los BTC son más importantes que las personas? ¿No eran los humanos la medida de todo?

Domesticamos la Naturaleza para beneficio del ser humano, pero el desarrollo científico-tecnológico no se doméstica. Esa es la nueva deidad. Se acepta y no se cuestiona. Punto. Aparta tus hierbajos que llega el progreso.

Esto me recuerda mucho a la conquista del oeste durante la fiebre del oro. Llega un señor de Boston en un ferrocarril con un papel con garabatos y explica a los indios que allí pone escrito que la montaña le pertenece y que se larguen.

¿Qué van a saber esos infra seres que no viven en la ciudad? ¿Esos “idiotes” que con su misticismo y sus deidades naturales se oponen al progreso? Con el mismo papel garabateado que, probablemente le llegó a @fuga, les dijeron a esos idiotes que su forma de vida no estaba bien y que era errónea. Y de paso, los domesticaron con “escobas de truenos” y “agua de fuego” para recluirlos en esos guetos llamados “reservas” y les dieron unos papeles nuevos, también garabateados, que les permitían abrir casinos de juego.

Total, que el señor, dueño de la montaña, había decidido que allí había oro. Y para sacarlo, hace como esas centrales de minado de criptomonedas: a lo grande. Con dinamita.

La montaña revienta dejando ver las vetas del preciado mineral, que alcanza y contamina con metal pesado los ríos y manantiales de alrededor.

Y ahí estamos nosotros y nosotras, en la bajada del río, con nuestra bandejita. Separando el lodo del oro en forma de pepitas o de polvo, antes de que se lo coman los peces. Esas migajas que extraemos tras muchas horas de darle a la bandejita, en una faucet eterna. Siempre bajo el permiso y supervisión de aquellos grandes señores de la montaña que llegaron de Boston. Mientras, nos cargamos la montaña, el rio, a los indios y a cualquier cosa que se interponga.

A veces pienso que la vida es como una partida de naipes en la que la Naturaleza hace de crupier. Jugamos las cartas que nos tocan, pero si no gustan, hacemos trampas. La cosa es que no nos estamos cargando el juego, al igual que no nos estamos cargando el planeta, que no les engañen. El planeta seguirá su curso (otra vez el humano antropocéntrico que se cree el centro de toda existencia). Seguirá. Verde, azul o amarillo. Seco o inundado, radioactivo o con erupciones constantes. Pero seguirá ahí dando vueltas como ha seguido durante 5K millones de años. Quienes no seguiremos seremos nosotros y nosotras, los humanos. Expulsados por el crupier de la partida de la vida, por tratar de hacerle trampas.

Todo se resume en la canción que Baloo cantaba a Mowgli en el Libro de la selva.

“Busca lo más vital, no más, lo que has de precisar, no más
Nunca del trabajo hay que abusar
Si buscas lo más esencial, sin nada más ambicionar
Mamá naturaleza te lo da”

De la canción, solo nos quedamos con la última frase olvidando todas las anteriores (y sus condicionantes).

Si han leído hasta aquí, muchas gracias por no dormirse. Esta ha sido la película que les cuento hoy. ¿Es un drama? ¿Una comedia? ¿Terror? ¿Fantasía? ¿Al final tenían que ver las cosas enunciadas en el título? Pues no lo sé.  Decídanlo según les plazca.

Tan solo les rogaría que piensen en ello y hagan todos los spoilers posibles desde sus propias perspectivas.

Y, sobre todo, muchas gracias por acompañarme hasta el final en este delirante viaje a ninguna parte.

Fuente de la imagen de la cabecera bajo licencia Creative Commons: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/1a/24701-nature-natural-beauty.jpg

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2 years ago

Comments

No sé ni por dónde empezar, así que desde ya y antes de meter la pata me declaro y proclamo un ilote. Y así me puedo escudar para comentar cualquier tontería en este maravilloso escrito, a medida que avanzaba en la lectura solo esperaba con ansias la aparición de Baloo jajaja porque me preguntaba ¿Cómo carajo lo va a incorporar en el texto? Y confieso que nunca pude haber imaginado esa genialidad jajaja Cada vez más el planeta nos necesita y nosotros a él, pero como nos empecinamos en hacerle daño, es la eterna relación toxica que nunca va a acabar. Genia Lou…

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2 years ago

¡Gracias maestrillo! Yo solo estoy esperando que se deshielen los casquetes polares, se libere algún tipo de bacteria que lleva congelada 50K años y nos mande a todos/as al carajo por ilotas. Todo el mundo pensando en Waterwold, y resulta que la Natura nos va a meter ingeniería genética por vía canal... de spamers y youlurers.

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2 years ago

Te salió un título muy corto, podías haber metido "ciervos, idiotes y velutina" XD Pues ya no sólo puedo leer posts impresionantes por acá, sino que encima mis favoritos se entrelazan y citan mutuamente (fórmula Loucy+Fuga= 🤯)

Con y sin -pedazo de fabulosos- libros/autores, me quedo con que el planeta seguirá sin nosotros y, como dices, encima acabará echándonos de casa por 'idiotes'.

Nos comportamos como un virus mega-contagioso-cabrón y no tenemos perdón.

Gracias por tanta Loucydez

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2 years ago

Loucydez jajaja tu si inventas OriJuan

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2 years ago