Esta mañana leía un post de Lilium en el canal realmente inspirador que trata el tema de la censura en la actualidad comparada con épocas pasadas.
Es evidente que en las etapas más oscuras del ser humano siempre se ha tratado de eliminar las ideas contrarias al status quo establecido. En etapas y estados totalitaristas esto era muy evidente, sobre todo, cuando se quemaban libros… en lugar de leerlos. Pero sigue siéndolo hoy.
Por ejemplo, algunos Estados con poca trayectoria democrática y de libertades civiles no permiten el acceso a determinados contenidos en Internet o bien desarrollan su propio Internet (sí, hay más de uno, por lo menos cinco, que yo sepa).
En la actualidad, y sobre todo con el desarrollo de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) la cosa se ha sofisticado mucho más. Quemar libros o declararlos prohibidos ya no tiene mucho sentido. Censurar un site por defender ideas contrarias a las establecidas tampoco es que sea una medida popular que refleje gran tolerancia y que agrade a la gente. Aunque se practica, claro que sí.
Pero en su lugar creo que se ha extendido eso que se llama autocensura y tiene varias características.
Autocensura
La autocensura es un estado mental (muy orwelliano al estilo 1984). Digamos que cada uno de nosotros y nosotras tenemos un filtro mental a la hora de expresarnos que nos invita a maquillar lo que queremos decir, a alterarlo ligeramente, o sencillamente a no decir nada porque pensamos que nuestras ideas no serán aceptadas por los demás. O creemos que nos atacarán y nos dirán cosas que no queremos escuchar.
En definitiva, tenemos libertad de expresión porque podemos decir lo que queramos, pero no la ejercemos porque queremos agradar o tememos que nos señalen.
Es como un terrible filtro de Instagram que pretende expresar las cosas más ‘bonitas’ de lo que son. Y si el filtro no me encaja o no me gusta como queda, pues no subo la foto. No subimos una foto recién amanece y con legañas en los ojos… aunque así es como somos en realidad. Renegamos a expresar lo que somos, lo maquillamos y si no nos gusta el resultado, o peor aún, si creemos que el resultado no va a gustar a los demás… lo autocensuramos y no lo publicamos.
Porque queremos que nos digan los guapos y guapas que somos.
Pues es lo mismo, solo que en nuestra propia mente. No con fotos, sino con ideas.
Afiliación
Lo curioso es que filtros hay muchos, de muchos colores y con muchos efectos. Dependiendo de con quién te relaciones te va mejor con uno que con otro. Pues también es algo similar.
Dependiendo de lo que ya creemos recurrimos a unas fuentes de información que nos agradan. ¿Por qué? Porque dicen lo que queremos oír. No tratamos de entender al adversario y sus argumentos, o de expandir nuestro conocimiento poniendo pegas a lo que creemos. Nada de eso. Nos gusta que nos den la razón (que nos digan lo guapos y guapas, listos y listas que somos). Así que solo leemos aquello que nos refuerza en nuestra posición.
‘¿Ves? Lo que yo digo. Qué listo soy. Fíjate. Aquí lo pone’.
Si nos movemos en unos círculos creemos unas cosas. Si nos movemos en otros, creemos las contrarias. Pero no porque hayamos investigado o nos hayamos formado un criterio comparando los pros y los contras de aquello que pensamos.
No, nada de eso. Es por fe. No una fe religiosa, sino ideológica.
-‘Esto es así, porque es así. Yo lo creo’
-¿Por qué lo crees?
-Porque es así.
Círculo cerrado. Y así se justifica todo. Y cuando digo todo es cualquier cosa. Hasta el terraplanismo.
Esta dinámica lleva a la polarización. No hay grises. Solo blancos y negros. O conmigo o contra mi. O es verdad o es mentira.
No hay posibilidad de que todas las partes tengan un poquito de razón.
Infoxicación
La cosa es que la estrategia de eliminar al adversario ideológico ya no consiste en destruir lo que dice o piensa (como quemando libros), sino en contaminar su discurso con un exceso de información (infoxicación) contraria y en restarle visibilidad. Cuando iluminamos mucho una cosa, el resto queda en la penumbra. La verdad es como un foco de luz: mientras iluminamos una verdad, opacamos otras verdades.
Dos ejemplos sencillos y cercanos para que lo entiendan:
¿A qué viene que en los medios especializados en criptomonedas casi se pase de puntillas cuando de habla de Bitcoin Cash BCH, pero cualquier otra criptomoneda (incluso meme-tokens de meme-monedas) se convierte en noticia al instante? ¿Se han preguntado alguna vez quien financia esos medios? Esto es restar visibilidad por infoxicación.
Como no podemos leerlo todo, leemos solo la parte más visible. La que nos da tiempo a leer. Pero tiene que coincidir con lo que queremos leer, no con la verdad.
Si queremos leer que nosequé moneda va a subir, descartamos las fuentes que dicen que va a bajar. Porque DESEAMOS escuchar que va a subir.
No importa la lógica, los argumentos o lo experto que sea en el tema quien escribe: o se ajusta a lo que queremos escuchar o lo ignoramos.
Otro ejemplo de andar por casa.
¿Qué opinan de esos expertos ‘algoritmólogos’ en noise.cash? Pongamos que unos dicen que los comentarios de menos de cuatro líneas no son válidos según no sé qué experiencia y doctorado en algoritmos. Otros dicen que sí, también aludiendo a un seudo-expertise inventado.
Ambos tienen su público. Quienes les creen y siguen sus recomendaciones, pero, ¿cuál es la verdad? ¿Lo han pensado por sí mismos/as? ¿Qué opinan ustedes? y ¿Por qué?
Nada, no opinan nada, porque para opinar hay que pensar, estudiar, analizar, sopesar y comprender. Para opinar hay que tener criterio, y eso requiere esfuerzo.
Cada uno tiene su público pese a que digan una cosa y su contraria. Y Además sin matices. Blanco o negro. Sin medias tintas.
No puede ser que a veces un comentario largo tenga mucho que aportar y otras veces con uno sencillo y corto se pueda aportar mucho más.
Voy más lejos: un usuario no puede comentar a veces largo y a veces corto, según el caso y según le apetezca. No. No es opcional y no se puede cambiar o alternar. O blanco o negro. O conmigo o contra mi.
Y ¿Cuál es la verdad? La verdad es que la gente sigue a quien dice lo que quiere oír. Quienes habitualmente comentan corto siguen al que les da la razón. Y quienes comentan largo, al otro.
Y cuál es la verdad, ¿de verdad?
La verdad de verdad, es que les siguen por fe, no por criterio propio. Somos como borreguitos que nos gusta no tener dolores de cabeza ni criterio propio. Queremos que nos digan lo que tenemos que hacer. Y ya está, que bastante complicada es la vida como para ponerme a pensar.
Invierte aquí que va a subir, haz esto, vota a aquel, compra allí, aquella cosa…
La verdad de la verdad, es que ninguno de los dos tiene ni la más mínima idea, porque ni saben ni entienden de algoritmos. Vamos, que prácticamente no saben ni lo que dicen, pero saben lo que la gente quiere escuchar. ¿Les suenan los populismos en política?
La verdad de la verdad, es que, aunque fuesen expertos no sabrían nada de lo que están hablando, porque un algoritmo opaco, es opaco por eso. Porque no se puede descifrar su funcionamiento salvo que se acceda a su programación.
Yo no sé por qué, con esa capacidad de ingeniería inversa con solo mirar algo, no descifran el funcionamiento de Google y se montan una réplica. O el de Netflix o cualquier gran corporación que vale miles de millones.
No me quiero ir más por las ramas. Pero no se limiten a estos ejemplos. Piensen a lo grande. Piensen en todo lo que les rodea.
¿Por qué opinan de una manera? ¿Por qué leen un medio y no otro? ¿Por qué les gusta una marca de ropa y no otra? ¿Por qué ven un canal de TV y no otro similar? ¿Por qué invierten en una criptomoneda y no en otra?
¿Tienen criterio? ¿O tienen fe en los ‘algoritmólogos’ de todas estas cosas?
¿Se están autocensurando o son libres en pensamiento y expresión?
¿Me comentarán la verdad o lo que creen que queremos leer?
Este artículo ha sido posible gracias a mis amigos y amigas que me apoyan con su patrocinio. ¡Echa un vistazo a sus perfiles! Son realmente geniales en sus escritos.
Saludos Loucy, me parece realmente extraordinario e interesante tu artículo, aunque opino que se distancia un poco del título, pues creo que no tiene que ver tanto con la censura y la libertad de expresión, sino más bien con la parcialidad que asumimos inconscientemente los seres humanos al momento de recibir alguna noticia o información, así como con lo que se conoce como sesgo de confirmación, que es cuando buscamos opiniones o argumentos coincidentes con los nuestros para reforzar nuestras propias ideas y creencias, desechando todo lo que sea contrario a nuestra postura, sin importar que tan lógico y bien fundamentado se encuentren cualquier otro argumento que desmienta o contradiga nuestro punto de vista.
En cambio, la auto censura es más bien cuando dejamos de expresar nuestras ideas por miedo a represalias o consecuencias por parte de un régimen de gobierno o incluso por parte de la sociedad en la que vivimos. Tal como dices, no necesariamente tienen que ser consecuencias como la prisión, sino que puede ser simplemente ser mal vistos por nuestros familiares o amigos.
Creo que tienes mucha razón en todo lo que planteas sobre eso que es muy común en las personas, de tomar partido por un bando y defenderlo irracionalmente, tan solo repitiendo lo que otros de su mismo bando han expresado antes, eso es muy común en la política. Son pocas las personas que procuran formularse un criterio propio, lo cual no quiere decir que quienes lo intentan o lo intentamos ya que personalmente creo estar en ese grupo, no podamos estar totalmente equivocados en las posturas que asumamos, pero al menos detrás de nuestras ideas hay un análisis e investigación con algún grado de equilibrio, tomando en cuenta por supuesto que todos somos subjetivos y parciales hacia algún determinado tipo de ideas, pero eso es normal y es lo que nos hace seres humanos y no maquinas.
Yo por ejemplo en temas políticos he migrado durante mi vida y mi desarrollo intelectual personal desde posturas bastante izquierdistas a tener actualmente una forma de ver el mundo muy de derecha, intento siempre comprender las opiniones contrapuestas y buscar el punto que a mí me parece más correcto según las cosas que creo haber aprendido, hace un par de años incluso me uní a un foro web sobre comunismo, con el fin de conversar directamente con personas que realmente creyeran en el comunismo a fin de obtener sus opiniones directamente de personas conocedoras y partidarias de esa ideología, sin ningún tipo de filtro impuesto por los medios de comunicación tradicionales, creo que compartiendo con ellos pude formular mejor mis propias ideas, aunque no concuerdo para nada con sus puntos de vista, pero si uno solo escucha, lee y observa a quienes tienen las mismas ideas que uno tienes, entonces jamás evoluciona y no puede comprender la totalidad del tema que pretende conocer.
Yo soy ingeniero de sistemas y una de las bases fundamentales del enfoque sistémico es el análisis crítico del sistema en estudio desde la perspectiva de su totalidad, si se excluyen partes del sistema, así como su entorno y sus relaciones con otros sistemas, entonces se está realizando un diagnóstico equivocado del sistema y eso se aplica a todo tipo de sistemas, por lo que es algo que intento aplicar a todo lo que hago.
Hasta la próxima, nos estaremos leyendo.