Carta Universal de los Deberes y Obligaciones de las Personas
En artículos anteriores, tratando el asunto de la Libertad como concepto y vinculado a la Declaración de Derechos Humanos, mencionaba que todo derecho conlleva también una responsabilidad.
La idea de qué responsabilidades derivan de lo Derechos Humanos que exigimos ya venía siendo tratado por décadas. Existen varias propuestas y declaraciones al respecto. Sin embargo, hay una que realmente creo que merece la pena mencionar porque me parece una propuesta con un enfoque muy interesante y, en mi opinión, muy acertado.
La Carta Universal de los Deberes y Obligaciones de las Personas
Esta declaración surge del 50 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos de 1998, en un evento en Valencia (España). Es por esto que a esta nueva carta se la conoce también como ‘Declaración de Valencia’.
Desde mi punto de vista la premisa inicial el bien sencilla. Todos y todas reclamamos nuestros derechos. Todos y todas queremos que se cumplan y exigimos a la autoridades lo hagan. Pero ahí no termina nuestro compromiso, nuestra obligación.
De alguna manera, exigimos al resto que hagan cumplir esos derechos. ¿Pero qué hay de nosotros/as? ¿Acaso no tenemos también alguna responsabilidad? ¿No tenemos algo que aportar?
Es fácil exigir, pero no tan fácil comprometerse, y por eso, este me parece un enfoque muy oportuno en un mundo en el que cada vez más tendemos al individualismo, a que cada uno/a 'vaya a lo suyo'.
¿Qué podemos hacer desde nuestras pequeñas esferas de influencia? ¿Qué obligaciones y deberes tenemos para con esos derechos que exigimos?
Si la Declaración de Derechos Humanos debe ser Universal, el compromiso para conquistarlos también debe serlo. Desde los grandes poderes políticos, hasta las grandes empresas que mueven enormes capitales. Pero también desde el activismo social hasta las personas de a pie. Instituciones, empresas, asociaciones y ciudadanía anónima, desde cualquier sector, ya sea económico, político, cultural o medioambiental, tenemos unos deberes, si queremos exigir esos derechos.
En otras palabras, todos y todas, independientemente del país, raza sexo, religión, status social, o cualquier otra variable, tenemos una responsabilidad, unos deberes, de cara a lograr unos derechos que, efectivamente debemos tener todos y todas, independientemente del país, raza sexo, religión, status social o de cualquier otra variable.
Es decir, que los Derechos para Todos/as, requieres un Compromiso de Todos/as, no solo de los poderes económicos, no solo de los poderes políticos… sino también de ti y de mi, de esta y aquel, de unas y otros. De todos y todas.
En este sentido, las palabras de José Saramago que inspiran esta carta de deberes, resultan tremendamente poderosas y esclarecedoras:
'El primer deber será exigir que esos derechos sean no sólo reconocidos sino también respetados y satisfechos. No es de esperar que los Gobiernos realicen en los próximos cincuenta años lo que no han hecho en estos que conmemoramos. Tomemos entonces, nosotros, ciudadanos comunes, la palabra y la iniciativa. Con la misma vehemencia y la misma fuerza con que reivindicamos nuestros derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo comience a ser un poco mejor.'
Creo que es imposible expresarlo mejor.
Cada cual desde su esfera de influencia, tiene el deber de comprometerse con los Derechos Humanos. Eso puede significar desde no tolerar la discriminación en el trabajo y denunciarla cuando sucede, hasta acoger a personas refugiadas en nuestras casas. Puede ser desde notificar a las autoridades y acompañar a una persona que vive en la calle a riesgo de morir de frío, hasta apoyar a un partido político que lleva la seguridad social universal en su programa. Pude suponer colaborar con una organización religiosa que da cobijo y alberge a los más necesitados, hasta participar en una ONG volcada en que nadie pase hambre y frío, o en que todo el mundo disponga de acceso a la medicina independientemente del país en el que viva.
Cada quién, en sus circunstancias, podrá comprometerse en mayor o menor grado. Tendrá la posibilidad de involucrarse más o menos.
Pero desde luego, todos y todas podemos y debemos comprometernos con algo que, precisamente, exigimos para todos y todas.
Hace un buen tiempo hice un post en noisecash que si mal no recuerdo, lo titulé "Todos quieren comer pero nadie quiere lavar los platos", refiriendome a ese tipo de actitud egoísta que TODOS traemos por defecto. Desconocía la existencia de esta carta, eso es lo bueno de estar por estos sitios, uno siempre aprende. Y pues toda la razón te doy con eso que expresas. Hoy, en un mundo donde las exigencias, reclamos de minorías, mayorías y etc.. debemos aprender que cada quien también tiene una cuota de responsabilidad en el mundo. Saludos