La casa de mis padres es de tres pisos, a mi mamá no le gustan los inquilinos, ella vive en la planta baja, por lo que es, una casona, llena de polvo, con ruidos de goteras, telarañas, hormigas, termitas y a veces cucarachas muertas, cuando subo y visito, de vez en cuando los otros dos pisos, en medio de la oscuridad, tengo una sensación que recorre toda la parte de mi espina dorsal, y se me erizan los vellos de la nuca, uno, a la vez.
No sé, qué, me sucede, pero mi mente viaja en recuerdos agradables y desagradables que allí sucedieron, entrando por el largo pasillo oscuro, diviso una pequeña luz intermitente, que me llama poderosamente la atención, no era nada, detrás de mí, sin embargo, estaba abierta la puerta del closet, lo que me hizo, pensar en el juego de la “Ouija”.
Éramos unas cinco adolescentes reunidas en esa habitación, y la Sra. Conchita, madre de Claire una de mis amigas, se había muerto hacia 2 meses, todavía era palpable, el sentimiento de tristeza de Claire, sin embargo la vida continua, pronto nos aburrimos de la misma conversación y una de ellas dijo: porque no jugamos, y así comenzamos a preguntar por los novios y fue cayendo la tarde y todo en silencio, cuando Claire, pregunto por su madre, se desató un viento frio que recorrió la habitación y una de las chicas, que tenía el cabello negro, frondoso y largo, se le empezó a erizar y a elevarse, como si lo atrajera un imán desde el techo de la habitación, en eso otra gritando, dijo: ¡comiencen a hacerle trenzas mínimas, en el cabello ya!, todas frenéticas comenzamos a tejer.
Aquella noche ninguna durmió bien, sobre todo Claire, quien por un largo tiempo durmió con una tía, ya que el recuerdo del espíritu burlón, que se apoderó de ella, todavía, lo veía en todas partes.
Desde ese momento juré, no jugar ese maldito juego, ya sea que estábamos sugestionadas o el momento fue propicio, lo cierto es que las condiciones estuvieron dadas, seguro el buen susto que nos llevamos, fue determinante en la anterior sentencia.
En otra ocasión en el último piso se acostumbraba a jugar ping pong, o hacer pendones o propagandas de gran formato, siempre había hojas con restos de pintura o pruebas de ellas en el piso, una tarde noche, estábamos jugando un grupo de amigos de mi hermano, con el ahorcado y cuentos de la llanura como el silbón, una leyenda, donde lo más relevante es: si escuchas el silbido cerca, es que está lejos, y si lo escuchas lejos, encomiéndate al señor y di todas tus plegarias.
Estábamos riendo y admirando a uno de los chicos, que se había puesto la linterna en la barbilla y estaba diciendo que se iba a ahorcar, cuando volteamos todos al unísono y vemos a Tito con cara desfigurada y jadeando, casi sin aliento señalaba al piso y no decía nada, solo sus ojos brotados nos indicaba la clase de terror, que estaba experimentando. Cuando nos acercamos a lo que señalaba, después de calmarlo, era un pedazo de papel arrugado con unas pruebas de pintura que asemejaban unos ojos burlones.
Por mi barrio cuando alguien muere, se dice que faltan tres más, ya que la tradición de los 300 años que tiene esa urbanización antes hacienda de esclavos, en tiempos de la colonia, así lo dictamina, además de que hay un pájaro que le dicen: “la pavita” cuando emite su canto, desde una casa específica, quien la oye, es el próximo en morir allí.
De cuentos, leyendas y sugestiones, en mi país estamos llenos, ya que la falta de recursos materiales y financieros, hacen que la imaginación crezca y se desate, cualquier historia. Es prolifera la cantidad de leyendas, debido al paisaje que se extiende en las llanuras y divinidades religiosas, que amparan a los lugareños, propios, extraños, viajeros y a los visitantes.
Lo sobrenatural, está en nuestro ADN y en realidad me siento orgullosa de eso, ya que mi probabilidad, de que crean en la nobleza de mi pueblo, radica allí, en la inocencia y distracción de las cosas duras de la vida y las mundanas, y de tanto desarrollo tecnológico.
Qué bonito es regresar a las raíces, y apreciar que yo, llegue a vivir en tiempos más sencillos, y llenos de una ignorancia cándida, sin pensar en la perversidad de lo que nos rodea.
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El anterior escrito forma parte del reto de 30 temas en 30 días de @SaraEscribe
Gracias a todos, por leerme, reciban caluroso abrazo. Saludos cordiales a @SaraEscribe. Un abrazo.. y gracias por todo.
Que niñas tan inventadoras jugando la Ouija con lo reciente de la muerte de la mama de quien ya se me olvido, jejej bueno yo también la jugué pero no paso nada extraordinario.
Tu mama si que le gustan las cosas grandes, me imagino limpiar toda esa casa, me gusto mucho la parte de la descripción de la misma. Excelente publicación la disfrute mucho.