Buenas Noches, un placer, escribirles nuevamente desde Caracas-Venezuela. Continuando con la Dinámica de este 2do día. Espero les guste. Saludos.
El Miedo
Era una tibia mañana de septiembre, allí estaba Oscar, soltero, guapo, talentoso, egoísta, presumido, altanero y con dinero, con toda su vida por delante, viviendo solo, decidiendo ¿qué hacer?, todo un día nuevecito y limpio para mí, sin sospechar lo que ésta por venir, baja los pies del lado derecho de su cama y lentamente se dirige al espejo, se acicala, va al baño y tocan el timbre de su lujoso apartamento, es su chofer Raúl, quien le informa que es tarde, para llegar a la demostración del nuevo proyecto de empresas mineras. Oscar, lo ignora.
Pasados 20 minutos y saliendo de la ciudad y adentrándose por una larga autopista, les espera una travesía de dos horas sobre este paisaje, luego se convierte en carretera de dos vías y seguidamente en un camino polvoriento, donde se abre en el horizonte un Complejo Industrial con imponentes maquinarias, por la ventanilla del auto se aprecia un pequeño edificio de dos pisos.
Ya, en la sala de reuniones, Oscar deja sentir su voz de mando, ante el equipo de ocho hombres que dirigen la Mina, y con absoluta prepotencia, solicita ver el proyecto con los avances de los dos últimos túneles verticales y horizontales, e igualmente las automatizaciones de los procesos, se le escucha decir quiero: menos gente y más maquinaria.
Entre documentos, cifras, cuadros, correcciones y toma de decisiones, donde, de un plumillazo se despiden a gente importante pero no necesaria, se contacta telefónicamente con todos los puestos de mando y se ejecutan las ordenes ipso facto. Se alarga la mañana y ya a las 12m se concluye en la reunión, único punto: Vamos a supervisar el Túnel T6, dice César capataz a cargo de los túneles T2, y T4….Con enfado, Oscar acepta, ya que tenían una grave discusión por los costos que implica el contratar más personal obrero, y que se utilice el que ya tiene allí, que son gente especializada, con experiencia y seguro por dinero, en vez de trabajar las 10 horas, trabajaran 14horas y sería un incremento viable para la rápida construcción del túnel, generando las ganancias proyectadas y el cumplimiento de los objetivos, dando respuesta oportuna a los accionistas. Yo, los voy a convencer, dando un golpe en la mesa. Dijo Oscar, en alta voz.
En silencio y dirigiéndose a la Mina se siente la tensión, que trasladaron de la oficina al pequeño ambiente del hueco del ascensor, estos hombres rudos, que no le dan importancia al pequeño temblor típico de los movimientos de tierra por las explosiones de la minería a cielo abierto, que se está suscitando debajo de sus zapatos, siguen en el cuatriciclo eléctrico y llegan a un espacio lúgubre donde una jaula funge como ascensor de los mineros y el mismo baja despacio y se hunde kilómetros en la tierra, el espacio donde caben 6 personas iban 7, ya que era una inspección rutinaria, con tintes de reunión sindical-patronal, de corta estadía y supervisión rápida.
En cuanto cierra las puertas del ascensor tipo jaula, comienza Oscar a sudar copiosamente, el trayecto es de 15 minutos con una velocidad de tortuga, hasta la Mina propiamente dicha, Oscar ya sin la corbata, desde que salió del edificio de oficinas por el calor sofocante, con camisa arremangada y casco, le empieza a dar una leve taquicardia, disimulando su estado comienza a respirar hondo y su mente juega sucio trayéndole extracto de películas con sensación de peligro y fatalidad inmediata, se conjuga con el pequeño temblor, que en su mente se transforma en terremoto combinado con la falla de San Andrés.
La falta de aliento ya no es disimulable, el pánico y el miedo se adueñan de Oscar quien emite un grito de auxilio, y cae al suelo. Cuando llega a la mina, unos trabajadores sucios enardecidos por el despido de importantes jefes que controlaban maquinaria especializada que suministraban aire…. Por dios, ¡AIRE! en la mina que esta escuetamente apertrechada con palos de madera, en un ambiente altamente peligroso y tenían frente así, a quien había dado la orden de botar sin miramientos a quien les daba el aire, dentro de esa mina.. Oscar, con los ojos rojos, con expresión de terror al verse rodeado y en el piso mirando las botas sucias de todos esos hombres valientes, alcanzando a escuchar su respiración jadeante y la expresión de rabia de quien no entiende lo duro de su trabajo, teniendo a centímetros a quien origino todo este desastre, de “no tener aire” a solo una sola patada, pisotón de su cuello, Cesar, solo atinó a decir, antes de desmayarse por segunda vez, tembloroso y con una última bocanada de aire: Ignórenme.
Fin.
Fotografia de: cdn.rcimg.net
Articulo: 100% original.
Reciban, tod@s caluroso abrazo, gracias por su tiempo y por leerme, especialmente a la señorita @SaraEscribe gracias por tu apoyo y a la comunidad en Español.
Aja Óscar pudo sentir el miedo de verdad, no el que quiere dar con tono prepotente cuando grita a los empleados, ¡caramba me metí en los personajes! Supongo que soy obrera. 😜
Buen relato que gran imaginación, felicitaciones.