Buenas Noches, apreciados todos, reciban un cálido abrazo, continuando con la dinámica de 30 temas en 30 días.
¿Qué tan ingenua puede ser la gente?, mucho, aquí en Venezuela, yo, he hecho muchos experimentos, simples: uno, fue quedarme viendo hacia arriba a un edificio, otro, con: el tapabocas y mi gorra, decirle a alguien muy rápido: “mándale la bola allí” porfa, y al mismo tiempo me señalo la muñeca con el dedo índice y la respuesta es: 4:30 p.m.
Desde niña me han gustado los juegos de palabras, idiomas secretos, preguntas de doble y triple sentido, y en un sentido más perverso hacerlo híper simple y dejar al interlocutor, pensando por días y luego encontrármelo y que me diga: aaah, ya entendí.
Hay un componente odioso en eso, y lo disfruto, eso sí, que no me lo hagan a mí, hasta que aprendí que es mejor que rían conmigo y no de mí, y a no tomarte todo tan personal, y entonces, a veces necesito lentes, la línea entre lo gracioso y lo inmoral está un poquito borrosa en mí, debo confesar. Por lo que me mantengo seria, siempre y estoy riendo por dentro.
Mi madre, Josefa, tiene 87 años, y la madre de mi vecina, Diana, tiene 83 años Margaret, y Diana, vive comparándolas, mi mamá que está encerrada, por esta Pandemia, se la pasa todo el día por la ventana de la sala, y aunque nos separa una calle, hay una competencia silenciosa, con otra vecina llamada Laura, que mi mamá Josefa, no soporta, ¿porque? No sé, por nada, entonces si esta vecina, Laura, se pone una blusa fucsia y mi mamá se sienta a la ventana y ella ve que tiene puesta una blusa de color fucsia, inmediatamente mi mamá, corre (relativamente hablando) al cuarto y se cambia, porque ella no va a estar igual que Laura.
Mi Vecina Diana, no resiste que su madre Margaret, le falte algo, sus hermanos trabajan afanosamente y la complacen en todo, cuando Margaret se le ocurre pedir, una lima, acetona o un TV a color, lo que le pida, salen corriendo a comprárselo, cuando Diana, sale con su mamá Margaret, para llevar el sol, por la Urbanización, la lleva con estas frases inspiradoras: Mamá camina derecha, estas lenta, el bastón es un apoyo, no te guindes, sube la cabeza, camina erguida, camina más rápido, ¿Cómo se te va activar el corazón, si caminas tan lento? La Sra. Margaret, es operada de cadera y no es por mal, que Diana se lo dice, y sus hijas e hijos, porque tiene 6 hijos, que la pasean cada día, uno diferente, son instrucciones de los varios médicos que la ven. Y en medio de la caminata, ella a veces le dice a unos chicos que están jugando pelota en la calle: deseosa y suspirando: haaay ¿quién tuviera un manguito de ese árbol?, inmediatamente mi amiga y vecina Diana, le dice: pero mamá, tienes la nevera full, y tienes mango en casa, todo, absolutamente todo, te lo damos, ¿porque pides? Yo, lo que hago es reírme inmoralmente, porque pienso, para allá vamos todos, dios mediante y viendo tanto este caso, como el de mi mamá, las dos están en etapa de niñita de 6 años.
El dejarse consentir es un plato fuerte, que muchos nos negamos, a disfrutar, pero cuando lo vemos en otro, lo quisiéramos para nosotros. La vida, no es simple, tiene sus altas y bajas, hay que tomarse la vida “on the rock”.
Que rico es disfrutar el momento presente, a mí mami, con sus peculiaridades y a la Sra. Margaret con sus antojos, !y ya¡, somos de naturaleza inconformes, si no, el mundo no avanzaría.
Estamos de paso, y la simplicidad es esta, cómo, no querer a nuestras madres, y por eso, el viejo adagio que dice: “Madre es una sola, y me tocó a mí”.
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Gracias a todos, por leerme, reciban caluroso abrazo. Saludos cordiales a @SaraEscribe. Un abrazo.. y gracias por todo.
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Detalles pequeños pero gratos son los que más nos harán recordar a la persona que amamos. Amarlas, tenerles paciencia y comprender, que así como ellas no tuvieron paciencia cuando ni ir al baño podíamos, luego nos toca a nosotros cuidar de ellas, consentirlas.