Creo que todos morimos todos los días un poquito, el meollo del asunto es: cómo, cuándo y porque, según los médicos y científicos quienes, fuman, beban alcohol en exceso, abusen de las drogas, no duerman lo suficiente, no hagan dieta balanceada, ni ejercicios, tienen sus días contados.
Somos candidatos, a Infartos, ACV, cáncer, y un sinfín de enfermedades, que desarrollaremos a lo largo o corto de nuestra vida, las cuales hacen, que las miles de formas de morir estúpidamente, determinan que sea un milagro estar vivo, somos tan frágiles y no nos damos cuenta.
Todo el tiempo estamos retando nuestra suerte, y la capacidad de sobrevivir, tenemos una máquina perfecta llamado cuerpo humano, y la sometemos al estrés de la preocupación, la llenamos con grasas saturadas, que rico un <cochinito frito, y/o tocineta>, en cuanto a comidas, y en cuanto a las acciones temerarias, al cambiar un bombillo con las manos mojadas sobre una silla endeble, y meter la mano en la licuadora enchufada por que se nos fue un hielo de más y nos da flojera buscar una paleta de madera.
Claro, pueden ser heridas menores, que pueden potenciarse, si la persona afectada tiene una enfermedad de base importante y por el incidente, perece, actualmente, quien iba a creer, que por una gripe, fuéramos a perder la vida, por un minúsculo virus, estamos temblando y dando gracias a dios, por abrir los ojos, todos los días y tener salud.
La muerte, es un tema duro, siempre pensamos que: si es mayor en edad, quien muere, el comentario es: “ya había vivido bastante, tuvo una vida feliz y dejo sus hijos grandes y ya casados”. A veces debemos reflexionar, que no es solo la edad la que dictamina el hecho de la muerte, es que se deja un vacío en una familia, donde quien muere será extrañado y los que quedan, deben aprender a vivir con ese dolor profundo en el corazón.
Yo recuerdo que me sentía afortunada, como hasta los 17 años, no había tenido que ir a ningún funeral de un familiar directo, a partir de esa edad empezaron a morir, en el transcurso de los años; mi abuelito de cáncer, mi abuelita de un infarto y mi otra abuelita de un ACV, y así un tío de diabetes, y así familiares por una u otra razón.
La primera vez que supe lo que era un funeral, fue el de los hijos de una vecina, ella y su esposo tenían 12 hijos, jóvenes todos y se le murieron 3 hijos en un accidente de automóvil horrible, dos murieron en el acto y la tercera quedo viva por 24 horas y luego falleció, fue muy duro, a todos los velaron en su casa, yo recuerdo que iba al colegio, tenía 11 años y al salir de mi casa, había gente llorando por toda la vereda, ellos eran muy queridos y conocidos en la comunidad, uno era profesor de Tenis, una de las chicas, era estudiante en la universidad y la otra estaba en secundaria. Muy lamentable, fue un velatorio de 4 días, llego un momento que había gente llorando en el jardín y la sala de mi casa. Fue muchísima gente joven.
En momentos tristes, no sabes que decir, pero ahora que soy adulta, he aprendido que el estar en esos momentos, vale más, que muchas palabras, y cuando es uno quien está pasando por ese momento, aprecia la compañía.
Uno de los momentos más severos, es explicarle a los niños la muerte de un ser querido, cuando mi hermano murió, tenía una nietecita de 7 años e iba a cumplir 8 años un día después de cremar a mi hermano, se le dijo: que estábamos tristes y que su abuelito se había ido al cielo, después de estar enfermo por 4 meses de leucemia, ella se entristeció, pero supo entenderlo, lo quiso ver en la urna y su mamá la dejo, él estaba con su vestimenta deportiva y su raqueta de ping pong y su pelota. Ese era su anhelo cuando saliera del hospital ir a jugar ping pong y ver a sus nietos. Fue campeón estadal, luego, que fue cremado se le hicieron homenajes por parte de la liga de ping pong. Actualmente su nietecita le prende velitas, y ella con 11 años, practica tenis, y le va muy bien, pero no somos una familia pudiente y aquí en Venezuela el tenis es un deporte costoso. Pero la semilla está allí, mi hermano en el cielo debe estar feliz, con su nieta, quien logro el año pasado jugar y representar a su estado, como él lo hizo.
La vida continua, y la muerte es un proceso más para todos. Todo está en apreciar el aquí y el ahora, el decirle a tus seres queridos que los amas y no dejar, que cosas pequeñas te hagan una persona huraña y resentida. En esta vida estamos un ratito y hay que aprovecharla, al cien por ciento.
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Gracias a todos, por leerme, reciban calurosos abrazos virtuales.
He estado en los funerales de un hijo, un sobrino, varios familiares y decenas de amigos y conocidos. He tenido experiencias cercanas a la muerte y hemos vivido tan cerca que es difícil no dejarla de ver como algo que va a pasar en algún momento, lo esperemos o no. Siento que es una transición, que hay algo mas que el fin en ese proceso. He aprendido cosas a lo largo de mi vida que me han permitido pensar de esa manera y posiblemente ella sea otro inicio. Solo lo sabremos cuando crucemos la puerta.