Lo que el cáncer me enseñó. Capitulo 2.
Cómo les conté anteriormente, comenzó el viacrucis de conseguir el tratamiento, mi hermana y yo hicimos varios viajes a la ciudad de Caracas ( la capital de Venezuela) para ese fin, así como para hacerme una colonoscopia que me indicó el oncólogo ya que allí estaba atendía una dra que era especialista en el tema, y las imágenes salían más nítidas. Las quimios las consiguió un primo por Colombia, porque en Venezuela era imposible.
Comencé con la quimios y las radios en el oncológico Luis Razzetti, de la ciudad de Puerto La Cruz en el Edo Anzoátegui, me fuí con mi mamá, dormíamos en el apto de unas primas que vivían cerca del hospital. Hasta ese momento yo no asimilaba aún mi situación, recuerdo que elnprimer día que llegué al oncológico, estaba aterrada, y cuando me bajé del carro y vi las letras que identificaban al centro, dije, Laurys asume tu realidad, tienes cáncer. Entramos a esperar la primera consulta, y yo me veía al resto de los pacientes, y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Al fin llegó mi turno, entramos mi mamá, una prima que es médico y yo, me llenaron la historia y cuando la dra me dice vamos a revisar te, necesito hacerte un tacto rectal para ver cómo está el tumor y asentarlo en la historia y así comienzas mañana con el tratamiento. Me volví loca, y me cerré, le dije que no me iba a tocar, porque quedé traumatizada con el primer tacto que mi oncólogo me hizo, ya que no tuvo ninguna delicadeza, y sentí muchísimo dolor. Ella insistía, y yo le decía que no, hasta que me puse a llorar como una niña, y en ese momento salió todo el miedo que sentía, gracias a Dios que es cristiana, e hizo una oración pidiéndole a nuestro señor que le pusiera en su boca las palabras necesarias para calmarme en ese momento, al final no me hizo el tacto.
Al día siguiente, comenzaron con las radios que fueron por un mes, ( 30 diarias), quimio endovenosa una vez a la semana, y quimio oral 6 pastillas diarias. Me hice la radio asustada porque no sabía cómo era el procedimiento, hasta que una enfermera me explicó y me calmé. A partir de ese momento, y a medida que pasaban los días, entendí que Dios me llevó hasta allí para entender cual era la misión que tengo que cumplir en esta vida, en ese lugar viví los momentos más maravillosos y emocionantes que he vivido, aprendí que a pesar de las circunstancias se puede reír y disfrutar de las cosas de la vida. Todos los días, conversaba con mis compañeros de causa y nos contábamos nuestras experiencias, así como también le daba palabras de aliento a todos los que llegaban nuevos.
Un día, me tocaba la 3ra quimio, recuerdo que era un día miércoles, y allí conocí a una paciente que se llama Nilsa, o se llamaba porque no sé si falleció, ella me sorprendió porque ya le habían puesto 64 quimios, tenía metástasis en la columna, médula ósea y en las mamás, y esa mujer se veía radiante. Era cristiana, y ese día mientras recibíamos la quimio, nos enseñó a interpretar la biblia pero de una manera magistral, tengo que confesar que esa fue el mejor tratamiento que pude recibir. Yo me sentía plena, con una alegría que no lograba explicar y con unas ganas de comerme el mundo, ah, tengo que aclarar que el medicamento no me pegó tan fuerte como pensábamos, pero eso se los contaré en el siguiente artículo.