Nunca olvidar que son niños.

Ayer en la tarde, mientras leía distintas publicaciones en Noise.cash, me encontré con una que fue la inspiración para estas líneas que ahora escribo.

La misma hablaba acerca de los niños y el cómo en la actualidad, tristemente, muchos adultos desean enseñarles de maneras aberrantes. Entre estos “métodos” presuntamente “educativos” prima el maltrato físico, seguido por el verbal. Todo esto como respuesta inmediata a una reacción completamente natural y desde la ingenuidad de los niños, principalmente los más pequeños.

Vendría siendo algo así como: “Merecer lo peor para poder aprender; o aprender a las malas."

Si bien es cierto que toda acción conlleva una consecuencia, buena o mala, dependiendo del proceder, existen disímiles maneras de demostrarle que está equivocado, que cometió un error, que no debe hacerlo… Pero considero que nunca con golpes ni mucho menos castigos que perfectamente podrían ser clasificados como tortura.

Tal es el ejemplo de la publicación que leía, que exponía el caso de una niña que interrumpió a un pianista en plena actuación, y que por ello “merecía” que este le cerrara el piano en sus deditos para que aprendiera la lección. Todo esto desde las distintas opiniones de internautas, quienes de un modo u otro, consideraban que merecía lo peor.

Y esta situación no ha sido la única que ha llegado hasta mí últimamente…

Por ejemplo, justo hace dos días falleció ahogada una pequeña de solo 10 años en un fatal accidente. Ella y su prima, de unos 9 años, fueron a cruzar una calle inundada de agua, en la ciudad donde residían, en La Habana, Cuba. Según cuentan personas que vieron la escena, se les alertó de que no lo hicieran, porque los adultos estaban seguros de que era una situación peligrosa. Pero las niñas, en su inocencia, creyendo que no era una mala idea, caminaron por entre el agua intentando llegar al otro extremo de la avenida.

El resultado fue catastrófico, tanto para las dos pequeñas como para un joven que se lanzó a ayudarlas y terminó con un terrible golpe en la frente provocado por el contén de la calle. Él las tenía a ambas agarradas de la mano, pero producto del aturdimiento por semejante golpe, una de ellas, la más chica, se le soltó y la corriente la arrastró. No fue hasta dos horas después que los rescatistas lograron encontrar su cuerpecito, ya sin vida, en una de las alcantarillas, bastante lejos de donde ocurrieron los hechos.

Pero más allá de lo que significó esta pérdida, me llenó de tristeza leer comentarios de aquellos que dicen ser seres humanos, pero que de humanidad no tienen nada.

Comenzaron las opiniones: “que si las niñas andaban solas, que por qué no tenían una persona adulta con ellas, que si el destino, que si Dios…” hasta caer en las acusaciones, que para mí fue lo más repulsivo: “Se lo merecían, para que aprendieran que en la calle no se juega.”

Por favor!!!

Cosas como esta deberían ser IMPENSABLES. Una niña de 9 años no conoce ni alcanza a comprender la magnitud del peligro que la rodea. Debe obedecer a los mayores, pues claro que sí. Pero el que decida no hacerlo no justifica que merezca una muerte así, ni tampoco una hospitalización, como fue el caso de la otra. Pero dónde queda el sentido común de los adultos, que sí tenemos que tenerlo, que sí se espera que seamos tan maduros y tengamos la noción de la realidad de las cosas…? Yo me pregunto.

Es tan triste leer opiniones como esa, tan fuera de lugar, tan desalmadas, que son un botón de muestra de una sociedad que cada día involuciona más. (No lo digo yo, las pruebas hablan por sí solas.)

Si todos pensáramos así, entonces ¿a dónde iríamos a parar, cuál sería el destino de la humanidad sin humanidad? Me aterra pensar en un futuro así, me niego a ser partícipe de él si llegara a ocurrir; mejor regresar a la prehistoria, o regresar en la supuesta cadena evolutiva. Si es que los simios muchas veces muestran más amor y apoyo que algunos seres humanos…

En fin, solo quería abordar este tema para resaltar que, desde mi punto de vista y el de muchos otros, los niños necesitan ser educados y guiados en su transitar por la vida; por supuesto! Pero lo mejor es hacerlo de la manera adecuada, sanamente, sin ocasionarles traumas ni dejar en ellos huellas que, a largo plazo, puedan repercutir negativamente tanto en ellos como en quienes les rodean.

No debemos pretender que razonen cual adultos, que sean maduros y conscientes de cosas ajenas a su edad, porque esas habilidades solamente se adquieren con el pasar de los años. Eso sí, podemos ayudarlos a desarrollarlas poco a poco, sin presiones ni exigencias, principalmente con nuestro buen ejemplo, que ya sabemos que educa más que las palabras.

La niñez es una sola, y pasa de manera fugaz, rápida, por lo que acompañarlos en todo momento es vital, pero que sea para darles apoyo, ánimo, guía, cariño y por sobre todas las cosa, amor. Tratemos de no dejarlos solos y de enseñarles cómo proceder ante diferentes situaciones, tanto buenas como malas sin olvidar que no llegaron a este mundo sabiendo todo; así como tampoco lo hicimos nosotros en su momento.

Pero por sobre todas las cosas, nunca olvidemos que son niños.

 *Imagen de Portada de @Greyerbaby tomada de Pixabay.com