Historias de terror... Los llanos venezolanos...

Un saludo terrorífico y escalofriante a mis amigos lectores…

 Participando en la iniciativa #Halloweekend de nuestro canal homónimo en Noise, seguimos con las historias de terror, espero que la disfruten…

La novia llorona…

Cuenta la leyenda que una pequeña población incrustada en el llano venezolano, vivió épocas de verdadero terror y miedo, por mucho tiempo sus habitantes estuvieron confinados a una especie de toque de queda autoimpuesto, porque en sus calles se murmuraba que en las noches sus calles eran invadidas por una novia que lloraba.

Varios hombres que se quedaban hasta tarde en esos antiguos botiquines (bares) daban fe de ello… El compadre Manuel lleva días sin poder conciliar el sueño, contaba la abuela sentada en su mecedora, a lo que su comadre le respondía, dicen que Bonifacio choco con el espanto de la mujer, tenía una larga melena negra, y un aspecto desagradable y terrorifico.

Cuenta que la mujer le susurró al oído, si ves mi cara enloquecerás y morirás, y el recuerdo de lo que veas se mantendrá fijado en ti durante la eternidad. Virgen Mari purísima, amabas señoras se persignaban, mientras que el abuelo silvestre a lo lejos escuchaba sin ni siquiera pestañar.

Esta historia se repetía en la mayoría de las casas del pequeño poblado, motivando a que muy pocas personas quedasen en Lacalle hasta tarde, decían que, si dejaban caer una ajuga en la Plaza Bolívar de aquel lugar, y seria escuchado por todo el pueblo, imaginen ustedes la soledad en que quedaba.

Las noches pasaban, y cada una era peor que la anterior, aullidos de perros se oían, y los gritos inconfundibles de la novia llorona. Varios curas vinieron al pueblo, primero desde la capital del estado, y hasta un Sacerdote de Caracas (Capital de Venezuela) se trasladó hasta el lugar; para aquella época una verdadera novedad, todas las misas, rosarios y bendiciones de las calles fueron infructuosas, porque hasta los mismos curas contaban con asombro y temor las historias de la novia llorona.

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Las reuniones de los hombres de aquel pueblito se limitaban a realizarse en el día, y cansados de tener que volver a su casa temprano y sin poderse quedar jugando cartas o tomando licor, se pusieron de acuerdo y juraron dar cacería al espanto que los atemorizaba. Juraron comenzar esa misma noche, y armaron un horario de vigila, los primeros en comenzar fueron Silvestre, Rafael, Bonifacio, unos concuñados que ya estaban cansados del sometimiento de sus mujeres y su compadre Arturo, que había llegado al pueblo después de estar trabajando fuera del pueblo, iniciaron la guardia armados con machetes y una vieja escopeta, los tres hombres comenzaron su ronda por las calles del pueblito.

Esa noche ocurrió con total tranquilidad, un perro que vagaba sin rumbo fue la única novedad que pudieron ver los tres hombres, a la mañana siguiente todo era risas y burlas, contándole a los compañeros lo afortunados que fueron al no tener que enfrentar al misterioso espanto, cada noche un nuevo grupo salía airoso, esa semana no ocurrió nada. Los hombres dl pueblo llegado el domingo ya estaba relajados, decían que gracias a sus vigilias el fantasma abandono el pueblo, tanta fue la euforia que esa noche no hubo vigilia, todos quedaron emborrachándose hasta la madrugada.

Camino a casa, Arturo se despide de sus compadres y les indica que la mañana siguiente se va de nuevo del pueblo, por cuestiones laborales de nuevo. El día lunes paso con total normalidad, los hombres para no tener problemas con sus mujeres pasaron la noche en casa, y cuando se aproximaba la media noche, otra vez los gritos espeluznantes se oían en las calles del pueblito.

Al escucharlos los concuñados se comunican por los patios de sus casas y deciden salir a la calle, armados con su vieja escopeta y machetes hacen de tripas corazón y van a por el espanto… A lo lejos ven a la mujer, rodeada de perros aullando, sin más que hacer Rafael qué y tenía la escopeta lanza un disparo al aire, a manera de advertencia, la respuesta que recibieron fueron gritos más espeluznantes, los hombres armados de valor corren hacia el espanto y cuando ya iban a detonar de nuevo el arma y se acercaban con los machetes alzados, la misteriosa mujer ha pegado un grito implorando clemencia

- ¡Compadreeee por favor perdóneme la vida por favor! Exclamo de rodillas.

Los hombres en medio del asombro se detienen, y cuando ven con detenimiento se trataba de Clementina, la esposa de su compadre Arturo, quien, temblado del miedo, les conto que hacia todas esas simulaciones para irse a ver con el amante que tenía, y visitaba cuando su esposo se iba a trabajar fuera del pueblo…

 Esta historia, es una de las tantas que contaba mi abuelita cuando estaba viva, y si se preguntan ¿Qué paso después? Yo tampoco lo sé, nunca me entere si mi abuelito y sus hermanos le contaron a su compadre sobre las infidelidades de su esposa…

Nos leemos en la próxima oportunidad…

Domingo 31 de octubre de 2.021

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