Cada 21 de Septiembre se celebra el día mundial del Alzheimer, un día para visibilizar y apoyar la causa de personas que poco a poco y en contra de su voluntad quedan en silencio y a oscuras
Yo, quise siempre comerme el mudo, disfrutarlo de a pedacitos, vivir de a lleno las experiencia de recorrerlo de punta a cabo, por eso desde la adolescencia iba guardando en mi “Revista de viaje” los lugares a los que no podría dejar de ir y muchacho al fin tenía una libreta llena de recortes de los más fascinantes, de los necesarios e imprescindibles. Solía preguntarme que habrían sentido los grandes conquistadores cuando reclamaban los territorios como botín de guerra. Quería sentirme así de grande, nombrar a un país a mi antojo, dictar leyes, poder hacer todo y cuanto se me prohibía hacer de niño
Así que cuando terminé la universidad, como lo prometí, me embarqué a la conquista del mundo, dicen que las oportunidades son calvas y se agarran por los pelos así que esta era la mía de hacer realidad la ruta de viaje idealizada en una libreta llena de recortes ya casi deshecha pero que me acompañó a cada lugar, era el momento de ser ciudadano del mundo
Todo cobraba sentido hasta el 23 de septiembre de 2004, una de las pocas fechas que recuerdo. Regresaba de la Isla de Capri, inigualable experiencia la de la isla, si algún día te decides y vas, por supuesto que es obligatorio que vistes la Gruta Azul, quizás pueda describirte como la luz que atraviesa la cueva submarina y que refleja el azul de las aguas del Golfo de Nápoles es simplemente espectacular, pero vivirlo, estar allí para sumergirte a la cueva es una de las experiencias que te cambia la vida
Todo marchaba bien, la verdad no notaba ningún cambio significativo solo el deseo de, como siempre, llegar y contarle a todo el mundo. Pero no, no todo iba bien; en casa no había nadie, como de costumbre cada cual estaba en su trabajo y la pequeña Sue en la escuela, así que me animo a ir por un baño para luego descansar del agotamiento del viaje. Aún no me había dado cuenta de que la maleta no estaba, en la que traía los souvenires siempre tan exigidos y mi revista de viaje cargada de fotos que siempre veíamos luego de la cena en la reunión familiar que les contaba todo o casi todo hasta dejarlos dormidos. Para cuando pude reaccionar y darme cuenta había pasa ya más de una hora y todo se puso muy confuso. ¿Cómo se me había podido quedar esa maleta en el aeropuerto? ¿Estaría todavía allí? ¿La habría perdido? Que va no podía tener tan mala suerte.
Creo que nunca había conducido tan rápido al aeropuerto ni aún con las ansias más locas de salir al próximo destino. Pero no podía dejar que esa maleta se perdiera era la de todos los viajes, con sus pegatinas y tal, ya sé, todo un cliché de película, pero bueno supongo que sí, un tanto. Y por suerte estaba allí aún, dando vueltas en la estera confundida entre tantas otras y entre tanta gente que no entendían lo que significaba.
Ya en casa, maleta en mano, dispuesto al baño y al descanso necesario, sentía la seguridad de que toda mi vida estaba en orden y tenía todo lo que necesita. Sin embargo había sido ese el inicio de estas crónicas que escribo, el comienzo del descenso al silencio más lúgubre que nadie pueda imaginar
Meses más tarde me acompañabas al médico, las pérdidas eran más frecuentes y todo empezamos a preocuparnos. Olvidaba cosas simples, las llaves del auto, parte de lista de la compra o la compra entera, saltaba las asignaciones del trabajo. ¡Me olvidé de tu cumpleaños! totalmente imperdonable, pero quien, si no tú, me supiste perdonar. Dejé a papá una vez encerrado en el garaje y a Sue sola en la escuela porque había olvidado recogerla. Nos estaba afectando a toda la familia. Pero lo que definitivamente nos animó a buscar respuestas fue pasar por alto la fecha de vuelo de la aventura más esperada en todo el año.
Allí frente al doctor escuchábamos como desembuchaba todo la sintomatología y luego el diagnostico. Tú, llorabas y a mi llegaban como fotogramas todo los recuerdos, los momentos vividos, pero de golpe aparecieron también los que tendría que postergar, los que ya no llegarían, los que empezarían a desaparecer
-El Alzheimer es una enfermedad poco probable en pacientes de su edad sin embargo puede presentarse a veces de forma prematura
Pues mira que si, muy prematuramente venía a robarme todas las esperanzas de conquistas, venía a quitarme todos los anhelos, venía a despojarme de todos las ilusiones que aún llegaban a mí, como haciendo recuento de todo lo que ya no podría vivir
-Carlos…Carlos ¿entendiste todo? Probaremos con varios tratamiento paliativos, quizás a tu edad tu organismo responda mejor
A mi edad, 30 años, cuanto por hacer, por vivir, por reír, por ambicionar. Me reía por dentro tratando de recordar si la ira del gran Buda me había alcanzado como castigo divino por tratar de hacer fotos dentro del Templo de Taktshang. Cuando logré salir del trance y choqué con la realidad cortante y desesperanzadora de la noticia, tus manos estaban allí, apretando las mías, tus lágrimas hacían eco de la noticia y aun así, no podía ver más que amor y preocupación por tu hijo. Desde ese momento en adelante serías tú la voz de mi silencio, la guía a través de esta oscuridad que cada día más me llena, razón por la que escribo estas crónicas, las crónicas de mi olvido. Además sé que si esta palabras han vuelto a ver la luz es porque estás nuevamente hojeando las historias, contándome de atardeceres que viví, recordando lo genial que es la vida del que quiere comerse al mundo y disfrutarlo de a pedacitos.
El relato sigue con la dinámica propuesta por @SaraEscribe y aborda el tema de la muerte, ya si desde otra perspectiva
Unas de las enfermedades mas terribles que existen. Debe ser muy triste morir sin saber quien eres y olvidar los rostros de tus seres queridos. No puedo ni imaginarlo.