Sin electricidad

Era el 16 de julio de 2022 y yo, como todas las noches, estaba en un bar bebiendo alcohol hasta emborracharme—No puedo creer que Jack me haya dejado por esa mujerzuela—me repetía hasta la saciedad.

Todos los demás clientes me evitaban, supongo que después de ir al mismo lugar durante varias semanas me había creado una reputación de loca. Por supuesto, esa noche sería diferente, ya que un extraño hombre entraría en la escena de mi patética vida.

Entró como si el mundo fuera suyo, sin humildad alguna, tenía orgullo y arrogancia por doquier. Se sentó en la barra justo a mi lado, pidió un whisky y se lo bebió a palo seco.

Mientras yo miraba de reojo sus brazos llenos de músculos y tatuajes -pero a quién quiero engañar, alguien como él nunca se giraría ni siquiera para mirarme- pensé.

En eso estaba cuando la televisión empezó a emitir una noticia en la que se anunciaba que había múltiples cortes de luz en ciudades de todo el mundo, dejándolas completamente incomunicadas. Eso hizo que todos los presentes en el bar empezaran a pensar en conspiraciones o en atentados terroristas a gran escala—Es imposible que la electricidad falle de la nada, por qué está ocurriendo en todo el mundo simultáneamente—Le oí decir al cantinero.

Entonces estaba a punto de irme a casa cuando de repente las luces del bar, y también las de las calles de alrededor, se apagan. En completa oscuridad los clientes empiezan a perder el control.

Siendo una persona que padece de nictofobia empecé a sufrir un miedo abrumador que me hizo perder la orientación y si no fuera porque unos brazos me sujetaron con fuerza, seguramente habría acabado en el suelo pisoteada por la multitud.

Sólo recuerdo que perdí el conocimiento y que cuando desperté estaba en una habitación con un par de linternas encendidas. Cuando miré a mi alrededor estaba el hombre del bar con un revolver en la mano, no entendía nada, pero mi miedo crecía cada vez más.

Intentó calmarme para explicarme que solo trataba ayudarme, que las cosas se iban a complicar mucho más, mencionó que había una conspiración mundial para que el caos se apoderara de nuestra sociedad.

—Eso es una locura, algo así no puede suceder—dije, casi gritando.

—Es una estrategia de supervivencia, para que sólo el más fuerte salga victorioso, así los dueños del mundo no se ensuciarán las manos—dijo con gran convicción.

—No entiendo lo que dices.

—Que acabaremos matándonos entre nosotros y si no controlas ese miedo a la oscuridad, serás un blanco fácil mujer.

Me puse a imaginar la vida sin algo que es la base de nuestra civilización moderna. El tráfico se vería obstaculizado, las bombas de agua tampoco funcionarían y nos quedaríamos sin agua, los alimentos que guardamos en la nevera empezarían a estropearse, en los edificios no podríamos utilizar el ascensor, en los hospitales la situación sería caótica y tantas otras cosas como la economía se verían afectadas.

Al borde de las lágrimas le expliqué que me era imposible manejar mi miedo a la oscuridad, que necesitaba ver una fuente de luz. Empecé a sufrir un ataque de pánico que me hizo querer salir de la casa.

Corrí para llegar a la puerta mientras una turba de gente saqueaba todo lo que había a su alrededor en la calle. Él tenía razón, nos estábamos destruyendo nosotros mismos.

Entonces de la oscuridad aparecieron dos tipos que intentaron atacarme, pero el hombre tatuado apareció y les disparó, matándolos a sangre fría.

—Si no lo hacía, serías tú la que estuviera en el suelo repleta de sangre— me dijo tomándome del brazo fuertemente.

De nuevo volvimos a la casa para refugiarnos y le agradecí todo lo que había hecho por mí, allí con él comprendí que tenía que cambiar mi manera de actuar si quería sobrevivir en un nuevo mundo sin electricidad y sin ley.

Esta es una historia ficticia creada por mí, sobre un mundo sin electricidad. ¿Se imaginan que sucedería si eso pasará?