La Eutanasia
Ella era una anciana rodeada de su numerosa familia, toda su vida fue independiente y una mujer extremadamente trabajadora. Esto lo heredó de su madre, la cual tuvo una vida dura donde el trabajo era obligatorio si querías comer durante el día.
Pero desde hace unos meses su cuerpo ya no responde como antes y ha comenzado a asistir a los médicos constantemente. La última vez fue un sangrado que hizo que sus hijos la dejarán hospitalizada, pero después de unos días volvió a ser dada de alta y a esperar la muerte en su casa.
Claro que está jamás llega cuando se necesita y los dolores del cuerpo de la pobre señora ya ni la morfina puede acallar. Nuevamente, el ir y venir del centro médico la tienen cansada, el cual ya no quiere gastar sus recursos en una persona que va a fallecer sí o sí.
Aún le queda tiempo para seguir sufriendo y hacer sufrir a sus cercanos, pide a gritos que ya no puede más. Pero no existe cura alguna ni para sus ruegos, ni mucho menos para su enfermedad.
Lo escrito arriba no es una historia creada por mi mente creativa, es una realidad que viven cientos de personas, pero que, en este caso específico, vivió mi tía. Fueron momentos muy duros para su familia más cercana y obviamente para ella misma.
La imposibilidad de poder moverse y los dolores de sentir que tu cuerpo ya no puede más, pero que aún no quiere irse de este mundo, es para volverse loco. Recuerdo que ella le decía a mi madre que quería morir, no podía comer ni beber agua de forma normal.
Mi opinión sobre la Eutanasia
La mayoría de nosotros sabemos que está consiste en causar la muerte a un individuo en estado terminal y así evitar dolores físicos por tal enfermedad.
Es algo que causa bastante controversia en la sociedad, tanto por temas religiosos, científicos y por supuesto éticos, de esta manera los debates en torno a ella y su legalización se hacen eternos.
Son pocos los países que la han legalizado y sí, muchos que pueden terminar en la cárcel sí ayudan a alguna persona a morir dignamente en los países en que aún no se regula está cuestión.
Se hace muy difícil la vida para los familiares del enfermo terminal, tanto emocional como económica. El hecho de ver cómo se va deteriorando alguien que amas, es algo que no se puede tolerar fácilmente y es ahí donde surgen los cuestionamientos de las leyes en los diferentes países del mundo que no han aprobado la Eutanasia.
Sí bien en mi caso personal he tenido familiares que han padecido enfermedades invalidantes, en la práctica son sus más cercanos los que han debido padecer la agonía de vivir está situación. Yo no tenía lazos afectivos con dichas personas, pero si me parecía injusto que sufrieran de esa forma, sin poder optar por dejar de sufrir o sea decidir que hacer con su propia vida.
Supongo que todo esté cuestionamiento, se vino a mi mente después de sufrir una segunda Eutanasia a una de mis mascotas, ayer. No me gusta llamarlas solo mascotas, es como sí significarán poco en mi vida y es todo lo contrario.
Tanto Kiba, como Rubia eran parte importante de mi familia y aquí en en esta ciudad, incluso la eutanasia en animales se hace difícil de aprobar. Ambos tuvieron que sufrir dolores horribles, antes de poder lograr que nos dejarán terminar con sus vidas. Pero no crean que es fácil optar por esta solución, simplemente tanto mi hermana como yo dejamos de lado nuestras emociones para poder pensar en ellos y su bienestar.
La muerte para nosotros los humanos tiene un significado tan diferente, que nos hace tenerle mucho miedo. En cambio, en la naturaleza los animales salvajes se van a un lugar apacible y solitario donde poder esperarla.
Creo que eso nos pedía nuestra pequeña Rubia, ya que únicamente quería irse a un escondite que ella tenía y que la dejáramos tranquila. Nosotros no podíamos hacer eso e intentamos buscar ayuda para su enfermedad por las diferentes clínicas veterinarias. Aunque ninguno de los profesionales acertó en el diagnóstico, una vez más la incompetencia hizo que perdiera a uno de mis pequeños.
Por eso me puse a reflexionar en el sufrimiento tan grande que deben sentir las personas que desean que sus seres queridos terminen con su dolor y aunque se los pidan a gritos, es imposible actuar, ya que la justicia lo impide.
Lo vivi en carne propia con mi madre. Aun tengo pesadillas de ver cuanto tuvo que sufrir.. Sin duda estoy de acuerdo hasta el tuetano, estoy mas que de acuerdo y lo apoyo. Mi madre no quería sufrir mas, solo consuelos miserables como el de que dios quiere que seas fuerte y todas esas porquerías. Un ser humano y me atrevo a ir mas allá muchos otros seres sintientes, no merecen un calvario y mucho menos cuando fueron personas de bien. Como minimo la sociedad les debe una muerte digna a aquellas personas.