Juan Baigorri Velar
Nació en Entre Ríos en 1892.
Estudio en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Se fue a vivir a Italia, donde se recibió de Ingeniero geofísico.
Trabajo en empresas petroleras y estudiabas diversos sistemas para detectar algunos minerales y cursos de aguas subterráneas, en el cual, inventaba algunos aparatos.
En 1926, mientras trabajaba en Bolivia buscando unos minerales utilizando una máquina que él mismo invento, se dio cuenta que cuando enchufaba su aparato se producían algunas ligeras lluvias.
Según sus propias palabras, consideró que esas lluvias podían ser originadas por la congestión electromagnética que la irradiación de su máquina le producía a la atmósfera.
La máquina era una caja con el tamaño de una tele de 15 a 20 pulgadas más o menos. Adentro tenía una batería, un montón de cables metales radioactivos y varias sustancias químicas y además dos antenas de polo negativo y positivo. Supuestamente estas antenas enviaban al cielo las irradiaciones electromagnéticas para generar las lluvias.
Tenía dos circuitos: uno para tornados y ciclones; y otro para lluvias intermitentes.
Según Baigorri, solamente él podía controlar este aparato.
Juan comenzó a hacer pruebas pero necesitaba un apoyo monetario.
En el 1938, se reunió con Ronald McLaren, el gerente de Ferrocarril Central Argentino y Ronald le dijo “ ¿Quieres que te apoye? Haz que llueva en Santiago del Esteros.
Juan se lo tomo a pecho, se fue hasta Santiago del Estero, más precisamente a Estación Pinto, una localidad donde efectivamente no llovía hace 3 años.
Enchufo la maquina, la prendió y si, llovió.
Volvió a Buenos Aires y era una estrella. La gente le decía el mago de Villa Luro. Le hacían muchas entrevistas. Inclusive, venían del extranjero.
Un estadounidense quiso comprarle la patente de la máquina de hacer llover.
Apareció Alfredo Galmarini. el director del Servicio Meteorológico Nacional, quien dijo que lo sucedido en Santiago del Estero, ya lo habían predicho, y que lo de Juan era todo una farsa.
Juan, a raíz de esto, dijo que el 3 de enero de 1939, iba a llover en Buenos Aires y así sucedió.
El 31 de diciembre, un montón de gente se reunió alrededor de la casa de Baigorri, pidiéndole que no haga llover el 31 de diciembre porque era Año Nuevo.
A lo que Baigorri le contesto: “Tranquilos, va a llover el 3 de enero”
Baigorri enchufo la maquina y se largo a llover.
Fue tanto el reconocimiento que tuvo, que fue nombrado como asesor del Ministerio de Asuntos Técnicos.
Continuó viajando e hizo llover en San Juan, Córdoba, La Pampa y muchos lugares más.
Con el tiempo, dejo de recibir apoyo del gobierno, porque se negaba a revelar las bases científicas técnicas del funcionamiento de su máquina.
Por esta razón, dejo de hacer demostraciones en público y se recluyo en su casa, haciéndose que el público, se olvide de él.
Las pocas veces que volvió a aparecer en público, confesó haber destruido los planos del invento de la maquina.
Se cree que construyo 2 maquinas pero esta información hasta el día de hoy es inconclusa.
Nunca patento su invento, y es por esta razón, que se cree que sus inventos fueron un fraude científico.
Los científicos dicen que Baigorri pudo haber construido una maquina que podía detectar cuando iba a llover, pero no que la produjera.
En fin, Baigorri murió en 1972, casi sumido en la pobreza.
Hasta el día de hoy, no se sabe nada de las maquinas.
Su cuerpo está enterrado en el cementerio de Chacarita y dicen que el día que falleció, llovió.