24 de noviembre de 1917
El boeing 727-100, salía de Portland a Seattle. Adentro del avión, viajaban 36 pasajeros, mas la tripulación, en la que se encontraba Florence Schaffner, una azafata de 23 años.
Florence se sentía algo incómoda, ya que el pasajero de las 118-C, no paraba de observarla.
Este hombre era de mediana edad, pelo oscuro y bastante alto. Tenía puesto un traje negro y unas gafas oscuras.
Cansada de que la observe, se levanto y se dirigió a él para ver que quería. Cuando se acerca, el extraño hombre le da un papel doblado. Florence, piensa que le dio su número de teléfono, así que guarda la nota, sin verla. Vuelve a su asiento. Pasan los minutos y el hombre no deja de mirarla. En un momento, el hombre se levante, se acerca al asiento de la azafata y le susurra: “Señorita, será mejor que lea la nota, porque tengo una bomba” . Luego de decir eso, el hombre vuelve a su asiento. Florence lee la nota y efectivamente decía: “Tengo una bomba en el maletín. Ahora siéntese al lado mío”. La azafata hace caso. Se sienta en el asiento libre al lado del hombre y este le dice que su nombre es Dan Cooper y le explica sus planes.
Cooper quería 200.000 dólares en billetes sin marcar. Explico además, que quería que los metan en una mochila. Pidió 2 sets completos de paracaídas.: 2 de espalda y 2 de emergencia. Una vez que el avión aterrice en Seattle, quería que recarguen el combustible del mismo. Termino de explicarle todo y le pidió a Florence que le comunique los requisitos al piloto, William Scott. La azafata se dirige hacia la cabina y lo hace. El capitán se contacta con la torre de control de Seattle y el aeropuerto se contacta con la policía y la F.B.I. Le dicen a Scott que van a cooperar, que están juntando el dinero y el paracaídas.
La azafata vuelve a hablar con Cooper para decirle que sus demandas fueron aceptadas y para verificar que lo de la bomba era cierto.
Cooper la noto nerviosa e intenta calmarla. En todo momento, fue muy educado. Incluso, Cooper pidió una bebida que se negó que se la regalen. Le pago y le dijo a Florence que se quede con el cambio. La azafata, de manera directa, le pregunto si lo de la bomba era real. Cooper sonrió, abrió su maletín y Florence pudo observar cables, baterías y lo que parecía ser dinamita.
Mientras tanto, en tierra, el FBI monto un plan de seguridad nunca antes visto, por si el secuestrador, quería huir al aterrizar. Había francotiradores por todos lados. Los billetes no estaban marcados como había pedido Cooper, pero decidieron usar 10.000 billetes de 20 dólares bajo el número de serie L.
Además, fotografiaron todos los billetes para grabar los números de serie.
A las 17:30hs, le comunican al piloto Scott, que ya está todo listo. Florence le avisa a Cooper, y este autoriza el aterrizaje.
A las 17:45hs, el avión aterriza en Seattle, y Cooper les comunica a los pilotos que el avión debe parar en la pista más alejada del aeropuerto.
Una azafata se paro en la puerta del avión y una persona se acerco para entregar el maletín con dinero y el set de paracaídas.
Mientras tanto, el camión de combustible, se reabastecía el avión.
En ese momento, Cooper decide liberar a los 36 pasajeros y a Florence, pero solicita que el capitán, el primer oficial, el ingeniero de vuelo y una azafata, se queden con él.
A las 19:45, Cooper ordeno al capitán que deben volar hacia México pero a baja velocidad y altitud, y con los trenes de aterrizajes desplegados.
El capitán le explica Cooper que es imposible llegar a México con ese combustible. Por lo que Cooper, le dice que vayan a Reno, en Nevada, donde volverán a reabastecer el avión.
El avión despega. Cooper se sienta atrás de todo. Llama a la azafata y pide otra bebida. Cuando la azafata se la lleva, Cooper le pide que deje la cabina despresurizada y le solicita que se quede en la cabina con los pilotos. La azafata se encierra en la cabina. Nadie sabe lo que va a pasar.
Cuando el reloj pasa a las 8 de la noche, en las cercanías del suroeste de Washington, suenan las alarmas de la cabina. Estas alarmas indicaban que en la cola del avión, alguien estaba intentando abrir las puertas traseras.
El capitán habla con Cooper, por el comunicador le pregunta si necesita algo. Cooper contesta que no.
Y esas fueron sus ultimas palabras antes de saltar en paracaídas desde un Boening 727.
A las 10 de la noche, el avión aterriza en Nevada y efectivamente Cooper ya no estaba.
A partir de ahí, se inicio unas de las investigaciones mas larga de la historia del FBI. Partiendo de las huellas dactilares que se encontraron en el avión, junto a la corbata de Cooper.
Entre 1971 y 2008, hubo cientos de sospechosos pero todos fueron descartados. Se rastrillaron kilómetros y kilómetros y no hallaron nada. No había ni una sola pista.
Comenzaron a rastrear los billetes que les fue entregado a Cooper, pero tampoco tuvieron suerte.
En 1988, un niño encontró 6.000 dólares, en el cual fueron analizados y efectivamente, eran parte del dinero de Cooper.
Por esta razón, se creó una teoría de que Cooper, no sobrevivió al salto.
Hasta el día de hoy, nada se sabe.