No es una decisión fácil abandonar una inversión cuando sube como un cohete y genera muchas más ganancias de las esperadas. Sin embargo, la opción de no proceder es prudente cuando el inversor sospecha que ha entrado en una burbuja financiera.

Es decir, se da cuenta de que su inversión, después de ofrecer una rentabilidad extraordinaria, que es muy buena, vale mucho más de lo que justifican las mejores perspectivas para la empresa de la que se convirtió en socio. Las ganancias provienen simplemente de la fuerza de una gran ola de compras, formada por personas que, muchas de ellas, apenas conocen el negocio.

Salir de la inversión en esta situación tiene un precio: renunciar a obtener aún más ganancias mientras la fiesta del mercado continúe rodando, y nadie sabe con certeza cuándo terminará la fiesta. El precio de continuar, sin embargo, puede ser mucho más alto porque, por supuesto, el destino de cada burbuja es un día para estallar.

• Mi punto de vista es que si el inversor anticipa demasiado un movimiento especulativo, vendiendo un activo demasiado pronto, puede dejar rendimientos sobre la mesa que podrían aumentar considerablemente su capital. Si, por otro lado, lo deja pasar cuando los precios comienzan a ajustarse, puede que sea demasiado tarde y sufrirá pérdidas significativas. Te verás obligado a escuchar de tus amigos y familiares que solo los ingenuos fueron atrapados en inversiones que eran "obviamente" especulativas.

• Lo peor para un inversor es estar en una burbuja cuando estalla y lo segundo peor es no estar en una burbuja cuando se está formando. Mucha gente no quiere salir de la burbuja, aunque sospecha que es una burbuja. Para un administrador de activos, por ejemplo, irse significa perder rendimiento. Es muy difícil mantenerse fuera de una burbuja.

Como se forman las burbujas

Desafortunadamente, la existencia de burbujas financieras solo se descubre cuando estallan. La formación de burbujas, sin embargo, tiene algunas características comunes, que sirven de pistas para que el inversor adopte una postura más cautelosa o incluso, según su convicción y conocimiento del mercado, apueste por posiciones cortas que le reportarán beneficios si, de hecho, el los precios de los activos se desploman.

Precio por encima del valor

Está el precio al que se negocia una acción en la bolsa de valores, y está el valor que cada inversor ve en la acción, considerando el potencial de crecimiento de la empresa en base a fundamentos como escenario económico, plan de negocios y sector de actividad. Si el precio alcanza rápidamente precios mucho más altos que el valor calculado por el inversor, puede ser una señal de que la acción se ha desprendido de los fundamentales, lo que constituye una burbuja.

Manada

Se puede realizar una inversión sin fundamento, simplemente siguiendo el flujo del comprador. Si hay mucha gente comprando y las acciones simplemente suben, el inversor comprende que el activo es prometedor y no quiere quedarse fuera de la fiesta.

Es el llamado movimiento gregario, que genera una demanda que forma burbujas y se hace más evidente cuando la inversión se vuelve muy popular, hasta el punto de atraer a laicos que escucharon historias de personas que ganaron mucho dinero.

Ejemplo: la burbuja de bitcoins. Incluso sin respaldo, supervisión y regulación, las monedas virtuales reunieron a más inversores que el mercado de valores, superando los 19.000 dólares a finales de 2017. Un año después, con el estallido de la burbuja, bitcoin ya valía menos de 4.000 dólares.

Facilidad de acceso

Las burbujas pueden alimentarse con la facilidad con la que se adquieren los activos. La oferta crediticia de bajo costo genera, por ejemplo, una demanda que puede no sostenerse si se invierte el panorama.

Ocurrió en la burbuja inmobiliaria norteamericana, generada por una estructura de financiación que permitía la compra de inmuebles incluso a quienes no podían acreditar ingresos, empleo o garantías. Cuando las tasas de interés subieron, aparecieron los impagos y estalló la burbuja en 2008, llevándose a los bancos con sus carteras cargadas de bonos hipotecarios.

• Una de las señales es cuando una gran cantidad de personas desconocidas con el activo, que hasta entonces no lo conocían, comienzan a migrar hacia él. En 2017, estaba en los EE. UU. Y en cada viaje en Uber que hice, el conductor me habló sobre las monedas virtuales, lo que estaba ganando mucho dinero con ellas. Cuando una inversión tan específica alcanza este nivel de popularidad, es el primer signo de una burbuja.

La indicación incorrecta también ayuda a generar burbujas

Una forma de averiguar si una acción está sobrevaluada es monitorear cómo la valoran los analistas financieros. Para definir cuál sería el "precio justo" de un activo, proyectan los resultados futuros de la empresa, lo que involucra variables relacionadas no solo con la empresa, como la gestión empresarial, sino también con el rumbo de la economía.

Cuando la acción se cotiza por encima del "precio justo", significa que es cara y, por tanto, es recomendable vender o no entrar en el papel.

Sin embargo, no habría burbujas si estas recomendaciones fueran perfectas, ya que siempre habría una advertencia a los inversores antes de que se formaran.

En el mundo real, sin embargo, las recomendaciones de inversión equivocadas terminan siendo un factor más de sobrevaloración de activos, al utilizar supuestos incorrectos para justificar indicaciones de compra de papeles que, de hecho, ya son costosos.

Termómetros de burbujas

Un buen punto de partida para identificar el riesgo de burbujas es investigar si los múltiplos de una acción están fuera de la curva.

Por ejemplo, si el P / L, que compara el precio de la acción (P) con el beneficio generado por la empresa (L), está por encima del máximo histórico del papel, el inversor debe evaluar si algún cambio fundamental justifica el comportamiento del precio. .

¿Tiene la empresa tecnología que revolucionará el mercado? ¿Su sector de actividad ha tenido cambios regulatorios que aumenten el interés del capital internacional?

En otras palabras, los cambios de paradigma pueden explicar por qué los inversores están aceptando pagar más por las acciones. Sin embargo, si no hay una justificación plausible, es posible que el precio de la acción se haya desprendido de los fundamentos, activando la señal de advertencia de la burbuja.

• El aumento exponencial del precio del activo sin ningún cambio en sus fundamentos sería un indicio del comienzo de la burbuja, especialmente si el aumento ocurre con frecuencia. Un aumento en P / E puede considerarse un indicador, pero la mejor manera es siempre estudiar los fundamentos de la empresa e invertir sin especulaciones.

• El P / L es un excelente múltiplo fundamentalista para comprobar si hay desapego de la realidad. Más que mirar el promedio histórico del P / U, tenemos que tomar el promedio histórico del máximo del múltiplo durante al menos diez años. Por lo general, es en este nivel donde los activos se consideran costosos.

Tentadoras, las burbujas invitan a los inversores a posponer la venta

La percepción de que se ha formado una burbuja en el mercado indica que ha llegado el momento de realizar el beneficio de la inversión. Después de todo, el inversor ya ha ganado más de lo que esperaba y comprende que el activo está costando más de lo que debería.

Cargar la inversión por más tiempo significa correr el riesgo de perder en cualquier momento una buena parte del beneficio obtenido, ya que, algún día, los demás inversores se darán cuenta de que el papel se encareció demasiado, desencadenando un movimiento gregario en sentido contrario, en el que el mercado comienza a vender el activo en masa, lo que provoca una caída brutal de los precios.

Sin embargo, quedarse en una burbuja es tentador. El deseo de aprovechar al máximo la fiesta del mercado financiero invita al inversor a posponer la salida tanto como sea posible.

Además, es difícil hacer un diagnóstico correcto de la ampolla. Los errores de evaluación pueden llevar a que una inversión aterrice mucho antes de que alcance su máximo potencial. No son infrecuentes las historias de acciones que parecían sobrevaloradas para algunos y continuaron en una trayectoria ascendente durante años.

• La gran mayoría de las burbujas, si no todas, estallan debido a la codicia humana, la falta de sentido común en la búsqueda del dinero. Esto ha sucedido desde la primera burbuja, en 1637, con Tulipamania, así como con la burbuja de bitcoin en 2017.

Las burbujas son creadas por el comportamiento de los inversores que, impulsados ​​por la especulación, la manía o las ineficiencias del mercado, están expuestos a riesgos excesivos, generando una espiral de precios altos.

Para aquellos que quieran pagar para ver, las ofertas ofrecen protección.

La compra de opciones de venta, denominadas opciones de venta, funciona como un seguro para los inversores preocupados por la inminencia de un estallido de la burbuja, pero que no quieren deshacerse de la inversión.

Los put aseguran un precio de venta mínimo para las acciones. Si el mercado colapsa, el inversor sabe que tendrá derecho a vender sus acciones al precio especificado en las opciones de venta. Si no es necesario ejercer ese derecho, genial, significa que la inversión continuó obteniendo ganancias.

Para quienes no tienen acciones, pero están interesados ​​en especular con el estallido de la burbuja, la compra de put, así como las operaciones de venta en corto, en las que el inversor se beneficia de la devaluación de los activos, trae ganancias extraordinarias si, de hecho, ráfaga de burbujas. Sin embargo, el riesgo aquí es alto y no se recomienda para inversores conservadores o aquellos con poca experiencia y conocimiento del mercado.

• La mejor forma de evitar las burbujas es siempre diversificar mucho la cartera en diversas clases de activos y mercados, además de evitar invertir en períodos de euforia.