Hace poco leí un artículo en read.cash sobre el comienzo de la plataforma Twitter en la utilización de las criptomonedas como forma de atraer su uso mediante monedero electrónico y de aplicar, por así decirlo, una masificación de la misma extendida a esta red social. El CEO de la compañía, Jack Dorsey, había expresado tiempo atrás su vaticinio de que Bitcoin uniría a un "país profundamente dividido y eventualmente al mundo". La verdad es que no me queda claro de qué forma una criptomoneda unirá al mundo, y él tampoco arrojó más luz sobre el asunto, ya que decir que pretende "democratizar" el acceso a las criptomonedas, desarrollando un intercambio descentralizado, tampoco me deja en posición de figurar con exactitud el alcance de su idea. Esto me ha tenido reflexionando durante un tiempo en el sentido de la expansión de las criptos….
Por otra parte está el fenómeno de Nayib Bukele implementando el uso legal del Bitcoin en El Salvador mediante una ley. La polémica que esto ha generado ha sido intensa, pues la oposición en su país a la puesta en vigor de la misma no es pequeña, y todavía quedaría por averiguar si la volatilidad de la cripto será un factor decisivo en su estabilidad como valor agregado a la soberanía del individuo. Lo cierto es que ha sido el primer país del mundo en hacerlo y, eso, a mi juicio, requiere no poca audacia. Y es que implementar legalmente el uso del Bitcoin implica, a la larga, el comienzo de una capitalización de la cripto en una tendencia que no pocos analistas de países hispanos (en los cuales sus monedas FIAT tienen una inflación galopante) empiezan a analizar como posibilidad de contrarrestar los efectos de sus monedas blandas frente a las fuertes. Es verdad que la moneda de curso legal salvadoreña es el dólar, pero cuán compatible se presente esta frente al Bitcoin, dentro de la legalidad de ambas en una nación como la centroamericana, es algo novedoso, lo que convierte a este país en un experimento de funcionalidad de dos sistemas. Solo recordar que el Bitcoin no se ha legalizado en El Salvador como respaldo del dólar, sino bajo curso legal, como una moneda alternativa sujeta a los cambios de valor del mercado, pero su uso dotaría al ciudadano común de un derecho esencial en la privacidad y autonomía del manejo de sus finanzas fuera del control bancario.
Pero echemos una ojeada a la raíz del dólar como moneda fiduciaria y su respaldo. Antes de su salida del patrón oro, en la década del setenta del pasado siglo, estaba sujeta a un tipo de cambio fijo en el metal precioso por excelencia, lo que le agregaba un valor estable e impedía su reproducción sin la promesa del gobierno de respaldo concreto a un tipo de cambio sin variaciones. Ahora se imprime sin parar, igual que todas las monedas fiduciarias del mundo, sin una relación real de conexión a la economía del país emisor y con objetivos netamente inflacionarios. El valor real del dólar nada tiene que ver con la métrica de una economía física. La inflación del Dólar es tan grande que si no fuera por su hegemonía como referente de cambio a un activo financiero, su exportación, que es el principal rubro exportable que tienen, en calidad de servicio financiero, desataría la peor crisis económica planetaria.
Y resulta que el Bitcoin es una moneda no sujeta a inflación. Es difícil de producir, pues abarca el uso de recursos del mundo real en forma de plataformas informáticas avanzadas y consumo alto de electricidad para minar la cripto. Es una moneda que los bancos centrales no pueden producir a voluntad, como hacen con el dinero ordinario. Lo que está pasando en El Salvador solo es una apuesta atrevida, por parte de su presidente, de salir del control de un sistema monetario e iniciar un proceso, a través del Bitcoin, de emancipación financiera que redundaría en beneficios tangibles a la libertad económica de sus ciudadanos, al menos en teoría.
Pero entonces ¿qué decir de su extensión a redes sociales?
¿Buscará Jack hacer de su uso una especie de patrón digital del dólar? ¿Qué sentido tendría una masificación del uso de las criptomonedas en internet, como lo ha expresado el CEO de Twitter, a no ser que el futuro del sistema financiero norteamericano prevea la desaparición gradual del dinero físico y la entrada en vigor de un dólar digital? Y de ser esto así, ¿qué evitaría a los bancos centrales, en una clara sincronización con los gobiernos de países líderes en servicios financieros, prohibir el uso de las criptos, como ya lo ha hecho China, en un intento de hacer imperar su yuan digital para debilitar la hegemonía del dólar? Hay tantas interrogantes en todo esto qué es difícil un análisis exhaustivo del asunto sin considerar varias variables.
El agotamiento del sistema financiero liberal tradicional es otra de las razones en juego para determinar la entrada de las criptomonedas en un nuevo escenario de mundo post pandemia y post industrial. Tal parece que vivimos en la era del "post todo". Los banqueros, economistas y funcionarios del gobierno que llevaron a la crisis del 2008, por increíble que parezca, siguen en sus vidas, todos millonarios, y en otros puestos de igual o mayor responsabilidad, a través de puertas giratorias. Nadie fue encarcelado. El error no se corrigió. Los bancos son hoy más grandes que nunca y la burbuja que hizo estallar el sistema financiero de aquella década ha crecido el triple o el cuádruple de lo que fue. No hay que ser un genio para concluir que la próxima crisis será de dimensiones gigantescas a nivel mundial.
China, en otro extremo, hace su apuesta a una moneda digital en forma de un experimento que, hasta donde conozco, se ejecuta en varias ciudades a manera de ensayo de funcionalidad. Nada hace pensar que sea un fracaso la efectividad del Yuan digital, ya que su respaldo viene avalado por el Banco Popular de China y su uso redundaría en una erosión del dólar como moneda de reserva, si logra atraer a los inversores sobre el dinero electrónico con respaldo concreto del gobierno. Además, está el hecho de que sería el vehículo propicio de algunos países en el orden de burlar sanciones norteamericanas.
¿Se puede hablar de post globalización entonces?
Dadas las circunstancias y el desarrollo de los acontecimientos, creo que sí. Las élites financieras del mundo están en plena ejecución de su plan maestro: el reseteo de un sistema monetario dentro de un cambio de paradigma tecnológico. El mundo está en pleno reformateo y lo estamos viviendo. Las monedas fiduciarias, más tarde o temprano, verán su final. Las monedas electrónicas, avaladas por bancos centrales, harán su aparición paulatinamente e irán ocupando los espacios que hasta ahora no han colonizado. El mundo, tal y como lo conocíamos antes de la pandemia, ya no existe, no volverá, por mucho que se aferran algunos a creer en cuentos de hadas. Las economías se harán más regionales, el mundo más multipolar. Los planes de Dorsey para implementar servicios financieros descentralizados están por ver, como también su intento de llevar la masificación de las cripto a un nivel del que esas élites financieras harán todo lo posible por prevalecer renovando sus estrategias.
Sí, también he escuchado y espero que pronto se puede pagar en Twitter...