Revelando el poder detrás de la minería de criptomonedas en Venezuela: frágil infraestructura
Resumen
Después de la crisis financiera mundial (2008-2010), los mecanismos de pago en línea entre pares surgieron como una forma de eludir a los intermediarios financieros poco fiables y a los organismos gubernamentales centralizados. Las criptomonedas se extienden entre personas con ideas afines, a las que los estudiosos denominan anarcocapitalistas.
Gran parte de la literatura científica social se ha centrado en los problemas técnicos y de gobernanza que plantean estos nuevos instrumentos de mercado, así como en los riesgos asociados a cuestiones de confianza, seguridad, blanqueo de dinero y financiación ilícita. En este artículo, cambio el enfoque hacia las bases físicas de las criptomonedas, como los sistemas energéticos y la infraestructura, y cómo las criptomonedas pueden proliferar en contextos de crisis en las sociedades periféricas. Me centro en el caso de Venezuela para explicar algunos de estos procesos de auge y expansión de los mercados de criptomonedas que han permanecido marginales en los debates sobre energía y economía política.
Una mirada en profundidad a Venezuela nos permite desvirtuar nuestra comprensión de las criptomonedas. Llama nuestra atención sobre las infraestructuras, la energía, los alquileres y las precarias condiciones de vida en una sociedad rentista en decadencia, y destaca el uso y la expansión de las criptomonedas en un país nominalmente socialista.
Introducción
Tras la crisis financiera mundial (2008-2010), Satoshi Nakamoto, una persona anónima, creó un sistema de criptomoneda conocido como Bitcoin. En un principio, las criptomonedas se extendieron entre personas con ideas afines, generalmente denominadas por los estudiosos como anarcocapitalistas. Las criptomonedas ganaron la atención de los medios de comunicación y de los expertos financieros cuando el valor del bitcoin alcanzó casi 20.000 dólares a finales de 2017, cayó a menos de 5.000 dólares en el último trimestre de 2018, luego se recuperó en 2020 y alcanzó nuevos máximos en 2021 en medio de las crisis sanitaria y económica relacionadas con el COVID-19.
Recientemente, el bitcoin sufrió otro golpe cuando el CEO de Tesla, Elon Musk, anunció la decisión de la compañía de dejar de aceptar criptomonedas, citando la preocupación por su huella medioambiental.
El mercado de las criptomonedas es un mercado técnicamente complejo y descentralizado que sigue siendo opaco para gran parte de la comunidad académica y el público en general, aunque cada vez recibe más atención. Las criptomonedas son sistemas de pago en línea descentralizados entre pares (P2P) y también activos financieros. Se apoyan en un mecanismo de software que permite la transferencia de datos sin intermediarios. En su lugar, las redes de usuarios publican y validan transacciones que están codificadas en secuencias o cadenas codificadas por programas informáticos. Los estudiosos de la economía política internacional (EPI) hacen hincapié en la preocupación por la autoridad, la financiación ilícita y la descentralización del mercado.
También se ha debatido el papel de las ideas y las creencias en el auge de las criptomonedas. Sin embargo, la imagen futurista, casi utópica -y a menudo distópica- que las criptomonedas han evocado en los medios de comunicación ha ocultado su base material. La complejidad de la criptografía y la tecnología que hay detrás de la cadena de bloques nos ha alejado de las entradas más mundanas y "crudas" que permiten la producción de criptomonedas. Sin embargo, estos activos financieros están incrustados en fuentes materiales, incluyendo la infraestructura tecnológica y la electricidad que hacen posible el proceso de "minería" de datos.
Mientras que las monedas fiduciarias también se basan en la confianza y los fundamentos materiales, las criptomonedas dependen de un "materialismo práctico" específico, arraigado en un compromiso antiinflacionario con la oferta arbitrariamente limitada de bitcoins. Y lo que es más importante, este materialismo práctico está incrustado en una confianza basada en un conjunto de mineros, hardware, energía y software, todos ellos "trabajando juntos para resolver rompecabezas criptográficos" [3, p. 273]. La confianza de los distintos miembros de la comunidad se basa en el Libro Mayor Distribuido y su base tecnológica. Los científicos que trabajan en la intersección de la tecnología, la cultura y la economía han comenzado a descifrar la materialidad de las criptomonedas. Estas discusiones son útiles para la investigación energética y la ciencia de la EPI, que busca ampliar el horizonte de los instrumentos financieros marginales.
En este artículo me alejo de las cuestiones de confianza, volatilidad y regulación del mercado asociadas a las criptomonedas para centrarme en dos aspectos que la economía política y la ciencia de la energía sólo abordan de forma marginal. El primer aspecto es el vínculo entre la creación de criptomonedas, los sistemas energéticos y la infraestructura energética. El segundo aspecto es la cuestión de cómo las criptomonedas pueden extenderse en contextos de crisis y cómo la crisis de las criptomonedas puede contribuir al mismo tiempo a cambiar la dinámica del mercado en las sociedades periféricas.
El problema de la crisis está relacionado con la inestabilidad y la vulnerabilidad no sólo de las fluctuaciones de los precios, sino también de los sistemas energéticos y de las dinámicas laborales, en particular la precariedad, que están asociadas a estos mercados. Me centro en el caso de Venezuela para explicar algunos de estos procesos en el auge y la expansión de los mercados de criptomonedas.
Una mirada más cercana a Venezuela nos permite desvirtuar nuestra comprensión de las criptomonedas. Llama nuestra atención sobre las infraestructuras, la energía, los alquileres y las precarias condiciones de vida de una sociedad rentista en decadencia. Este cambio vincula los activos en línea, las monedas y sus mercados con los recursos naturales y la mano de obra. El artículo sostiene que los recursos subterráneos y las rentas en Venezuela alimentan la infraestructura física que literalmente da luz a las criptomonedas.
Explica cómo los mercados de criptomonedas no sólo son vulnerables a las fluctuaciones de precios y a la fragilidad, sino cómo estos mercados pueden a su vez prosperar en contextos de crisis y fragilidad. La disponibilidad de electricidad barata se ha citado como un importante incentivo para la minería de criptomonedas. Sin embargo, la energía barata no es la única característica que hace de Venezuela un lugar atractivo para las criptodivisas, sino que su vulnerabilidad socioeconómica permite la expansión del mercado de criptodivisas. En este caso, Venezuela ofrece no sólo la disponibilidad de energía barata, sino también talentos baratos para el ecosistema de la criptomoneda. En contraste con la narrativa de las criptomonedas como un nicho de mercado para los anarcocapitalistas, este artículo destaca cómo los mercados de criptomonedas pueden expandirse incluso en experimentos nominalmente socialistas.
Basándose en recientes investigaciones multidisciplinares sobre los vínculos entre la energía y las criptomonedas, este artículo contribuye a los debates sobre las monedas en línea desde las perspectivas informadas de la infraestructura energética, la inseguridad laboral y la crisis de las sociedades periféricas. En otras palabras, pone en diálogo los debates sobre la materialidad, surgidos en la antropología social y los estudios de ciencia y tecnología, con las ciencias de la energía. Me baso en la investigación sobre la economía política de los recursos energéticos, las relaciones entre el Estado y el capital en Venezuela y cuestiono la aparición y la difusión de las criptomonedas a la luz de la crisis actual.
Este artículo utiliza métodos de investigación cualitativa y busca explicar las motivaciones de los mineros de criptomonedas que se han dedicado a esta actividad en Venezuela y cómo sus experiencias se han vinculado a los recursos energéticos y a cuestiones más amplias de inseguridad. En febrero de 2019, realicé una investigación de campo en Caracas, donde entrevisté a entusiastas de la criptomoneda, incluidos mineros y criptoempresarios, así como a funcionarios del gobierno involucrados en la investigación y la política de la criptomoneda. En total, realicé 15 entrevistas semiestructuradas en profundidad con mineros de criptomonedas y empresarios del ecosistema de criptomonedas en Venezuela.
Las entrevistas duraron aproximadamente una hora cada una, y algunas superaron las dos horas. Todas se realizaron en español, se transcribieron y se tradujeron al inglés. Desde el primer trimestre de 2018, se han realizado varias entrevistas más desde Noruega y Canadá mediante intercambios de audio por Skype y WhatsApp. Sigo interactuando con mineros y entusiastas de la criptomoneda en Venezuela a través de las comunidades online. Todos los nombres de los mineros y empresarios de criptomonedas se han mantenido en el anonimato para garantizar su seguridad. Además, me baso en fuentes de los medios de comunicación y en literatura secundaria para analizar el desarrollo de la infraestructura energética de Venezuela y las narrativas construidas en torno a ella. Al tratarse de un trabajo cualitativo, el artículo se adentra en un estudio de caso y, por tanto, no pretende ofrecer conclusiones generalizables.
Sin embargo, llama la atención sobre las posibles tendencias que valdría la pena explorar en futuras investigaciones sobre la vulnerabilidad de las criptomonedas, las infraestructuras y los mercados laborales, tanto en el Sur global como en otros lugares.
El documento se desarrolla como sigue. En primer lugar, presenta el problema de las criptomonedas en relación con el proceso de minería y sus necesidades energéticas. En segundo lugar, presenta el sistema eléctrico venezolano como una infraestructura necesaria para la extracción de criptomonedas, destacando los vínculos históricos con la renta petrolera y la vulnerabilidad de la infraestructura. En tercer lugar, se examina el caso de los mineros de criptomonedas venezolanos. Esta sección se centra en la reacción de los mineros a la crisis de los precios de las criptomonedas y en cómo esta reacción está vinculada a la crisis económica del país. El artículo concluye con algunas reflexiones sobre los vínculos entre las monedas online y los activos energéticos, la vulnerabilidad y la crisis.