El futuro que queremos está en el Metaverso?

En los últimos meses se ha hablado mucho de los metaversos desde que Facebook cambió su nombre por el de Meta y anunció que se convertiría en una empresa de metaversos. Hoy, cuando doy charlas sobre el futuro de Internet y la sostenibilidad, el metaverso es cada vez más un tema del que los oyentes quieren saber más.

La verdad es que creo que la mayoría de nosotros, incluso los de la industria digital, todavía estamos tratando de entender qué es exactamente el metaverso, y mucho menos lo que significa para la sociedad. Pero Mark Zuckerberg nos ha dicho que es el futuro. Así que si no queremos que decida el futuro por nosotros, será mejor que empecemos a prestar atención.

En este artículo intentaré aclarar qué es el metaverso, destacar lo que creo que debemos debatir como sociedad y preguntarnos si realmente es el futuro que queremos.

¿Qué es el metaverso?

En realidad, no parece haber una definición clara del metaverso, pero el concepto procede de la novela de ciencia ficción Snow Crash, de 1992, y representa una iteración futura de Internet como mundo digital universal y envolvente que no es sólo píxeles planos en una pantalla, sino mucho más envolvente.

Hoy en día, el término “metaverso” se utiliza como palabra de moda para una multitud de servicios digitales, desde aplicaciones de realidad aumentada hasta cualquier cosa que utilice auriculares de realidad virtual. En la práctica, sin embargo, se refiere a un espacio donde podemos hacer cosas “reales” en una versión digital de la realidad.

Un elemento esencial del concepto de Metaverso es que es independiente de los dispositivos y no pertenece a un solo proveedor, al igual que la Internet que conocemos. A la luz de lo anterior, es interesante observar que ya existen muchos “metaversos” totalmente privados controlados por empresas privadas. Estos primeros metaversos son casi exclusivamente juegos de ordenador o, en algunos casos, arcadas virtuales donde se puede explorar y jugar. No constituyen un verdadero metaverso, aunque tienen mucho en común.

Estos mundos de realidad virtual son, casi con toda seguridad, el futuro de la industria de los videojuegos, pero se nos dice que el metaverso formará parte de la vida normal. ¿Realmente asistiremos a reuniones con auriculares de realidad virtual, trabajaremos en una oficina virtual y veremos a nuestros amigos y compañeros en un parque virtual como avatares 3D?

Supongamos que se consolida y se convierte en una parte normal de la vida profesional y social de la mayoría de la gente. ¿Cuáles podrían ser los aspectos negativos?

¿Es el metaverso un universo mejor?

Lo siento, no pude resistir el título cursi.

Voy a analizar algunos de los riesgos que veo en la adopción masiva del concepto de metaverso en la vida cotidiana. Sé que puedo parecer un tecnófobo, pero estoy a favor de las nuevas tecnologías cuando son realmente útiles para la sociedad. Sin embargo, el metaverso parece ofrecer muy pocos beneficios tangibles y presenta una serie de riesgos muy graves. Mis principales preocupaciones son las siguientes:

Las grandes tecnologías controlan la realidad

Si se va a desarrollar un verdadero metaverso como mundo digital único, en teoría debería ser abierto, como Internet, y ofrecer una tecnología universal con la que cualquiera pueda interactuar y crear contenidos. Meta (también conocido como Facebook) afirma en su sitio web: “El metaverso no es un producto que una empresa pueda desarrollar por sí sola. Al igual que Internet, el metaverso existe independientemente de que exista o no Facebook.

Puede que sea así, pero con empresas como Meta al frente, tenemos que preguntarnos si realmente podemos confiar en que den forma a este futuro mundo digital de la mejor manera posible para la sociedad, en lugar de servir a sus propios intereses.

Incluso en la Internet normal, tal y como la conocemos, vemos cada vez más cómo las grandes empresas moldean la realidad a través de diversas formas de censura de la información, promoviendo o rebajando los contenidos, y trasladando cada vez más a la gente de la “web” abierta a plataformas online cerradas controladas por las grandes empresas. Por no hablar de su terrible historial de privacidad.

Ya tienen un poder sin precedentes para moldear nuestra percepción de la realidad, hasta el punto de influir en las elecciones democráticas. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias si permitimos que nos saquen de la propia realidad y nos lleven a una realidad virtual creada por ellos?

Deterioro de la salud física

Todos pasamos ya demasiado tiempo en Internet. La verdad es que no hemos evolucionado para mirar pantallas hechas de píxeles y escribir en teclados diminutos. El cuerpo humano es increíblemente adaptable y resistente, pero cuanto más tiempo pasamos haciendo cosas para las que no hemos sido diseñados, más estrés ejercemos sobre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros sentidos, especialmente la vista.

Reconozco que los avances tecnológicos pueden liberarnos de nuestros escritorios, hacer que nos movamos más y que nos comuniquemos de forma más natural que con el teclado, y soy optimista respecto al futuro.

Sin embargo, no creo que el metaverso en sí nos ofrezca exactamente eso. Más bien, el metaverso como concepto nos lleva a perdernos en un mundo virtual en el que nos olvidamos de nuestro cuerpo, nos movemos aún menos e ignoramos nuestras necesidades físicas básicas, como beber agua e ir al baño. Y ciertamente, mirar fijamente a las pantallas digitales a centímetros de nuestros ojos es una receta para acelerar la epidemia de la pérdida de visión. Si queremos vivir una vida larga y saludable, creo que debemos estar más presentes en el mundo real. El metaverso nos llevará en la dirección equivocada y contribuirá al deterioro de la salud de la sociedad.

Deterioro de la salud mental

Quizá más preocupantes que los efectos sobre nuestra salud física sean las posibles consecuencias sobre la salud mental. Ahora está claro que la tecnología digital, y en particular las redes sociales, pueden ser extremadamente perjudiciales para nuestra salud mental.

El metaverso ofrece el potencial de hacer más intensas nuestras vidas digitales y de difuminar los límites entre la realidad y la realidad virtual. No sólo es psicológicamente agotador tener que lidiar constantemente con la abstracción de la vida en dos mundos separados pero superpuestos, sino que los riesgos para la salud mental derivados de la presión social, el troleo y la promoción constante del consumo amenazan con amplificar los retos de salud mental mucho más allá de lo que se ha experimentado hasta ahora.

A esto se suma el hecho de que Una buena salud mental implica pasar mucho tiempo con otras personas y estar en la naturaleza para apaciguar todos nuestros sentidos. El metaverso conlleva el riesgo de perder el tiempo dando a nuestra mente lo que realmente necesita, sustituyéndola por sustitutos digitales de inferior calidad.

Nuestra capacidad de comunicación también se ve muy comprometida. No es casualidad que los humanos tengan más músculos faciales que cualquier otro primate. Nuestra capacidad de emitir señales sutiles a través del lenguaje corporal y las expresiones faciales forma parte de lo que nos hace humanos y es primordial para nuestra capacidad de funcionar bien como individuos y como comunidad. Los burdos avatares en los que podríamos convertirnos en el metaverso nunca se acercarán a lo que la naturaleza ya ha perfeccionado. ¿Qué puede significar eso para nuestro desarrollo emocional y social, por no hablar del funcionamiento de nuestras sociedades?

Nos debemos a nosotros mismos ser cautelosos con los riesgos para la salud mental y aprender del pasado en lugar de asumir ciegamente que esta vez todo será diferente.

Acelerar el cambio climático

He hablado a menudo del impacto medioambiental de la tecnología digital. El último informe de los investigadores de la Universidad de Lancaster estima que Internet (en todas sus partes) es responsable del 2,1 al 3,9% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Si tenemos en cuenta que el transporte aéreo genera un 2,1% a nivel mundial. Además, cada año se producen unos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos en todo el mundo.

Hay una necesidad urgente de reducir el consumo de energía de los servicios digitales y reducir la necesidad de actualizar constantemente el hardware más reciente. Un número creciente de personas, como nuestro equipo, están trabajando duro para lograr este objetivo, pero el metaverso amenaza con llevarnos en la dirección opuesta.