En los Préstamos de Falcón

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2 years ago

PARACOS DE ANIME

Sus amigos de siempre son Antonio, Alex, Espartaco, José Luis, recientemente Neno y su hermano Fernandito quien, cuando estaba de ganas se sumaba a las aventuras ya sea en el día o en la noche.

 

En el día la favorita de todos era ir a los Préstamos de Falcón, son lagunas artificiales en forma de canal, que tenían por lo menos 10 metros de ancho por cinco veces más de largo construidos por las empresas arroceras para almacenar el agua y regar todo el año los extensos sembradíos que se perdían a la vista en la infinita llanura.

 

Aun cuando estos préstamos estaban habitados, entre otros animales acuáticos por Caribes y Babos o Cocodrilos, ello no impedía que hicieran su juego de el “chapuzón Inesperado” aun cuando no tenía un nombre es más bien una manera de explicarlo, luego que escogían el lugar donde pasarían el día a la orilla de algún préstamo, posterior a la pesca cuyos ejemplares los cocinaban allí también, alguno del grupo aprovechando la distracción del resto, normalmente con ropa y todo se lanzaba al agua y solo se escuchaba el “chupulummm” seguido de la interrogante a coro, “quien fue, quien se lanzó” al mirarse entre ellos ya sabían quién se había adelantado esta vez, no todos se atrevían, Fernandito por su poca conexión con el grupo nunca lo hacía, y dos más del grupo tampoco pero bueno igual la pasaban muy bien.

 

Mientras se bañaban, iban asando los peces que casi siempre quedaban chamuscados, pero igual servían de alimento, en una ocasión a alguien se le ocurrió cortar peces dentro del agua usando un machetico de la mamá de Espartaco que este había llevado para cortar unos palos, pero la dejó caer en la parte más honda y por más que la buscaron nunca apareció, hasta la fecha nunca se supo que escusa dio Espartaco a su mamá.  

 

Otra aventura en el día era ir a buscar culebras a en el monte, se adentraban en una selva que estaba a unos cinco kilómetros del pueblo, cerca de un gran Samán donde según una leyenda local se ahorcó un Cura. Esas andanzas no eran muy frecuentes no exitosas, más bien la temporada de iguanas era más fructífera, pero esa parte de la historia es para otro momento.

 

Las aventuras en la noche son de otro color, porque se trataba del baile que para aquellos años era el día a día de muchos jóvenes, aunque en aquel hermoso pueblo donde vivían, prevalecían las fiestas con música local, más lo foráneo era poco tomado en cuenta, sin embargo se las arreglaban para bailar su ritmo favorito, al principio era una misión casi siempre fallida porque los sonidos que usaban en las fiestas eran muy limitados en el repertorio musical y nunca tenían música moderna, como era conocida en aquellos días, por tal razón decidieron comprar un casete para tenerla siempre a la mano y poder mostrar sus modernos pasos de baila en todos los templetes, tómbolas, fiestas privadas o entre la familia según fuese el caso, La situación era diferente si se trataba de una Miniteka, que siempre estaban en la onda, por ello esas fiestas eran imperdibles así fuese que les dieran permiso hasta las doce de la medianoche, que con mucho dolor tenían que despegarse de aquel ambiente poco frecuente.  

 

En ocasiones las riñas con otros bailarines o alborotadores, busca pleitos se hacían presente, aunque en realidad el pique era con el grupo de Yiyo, en tipo dos años mayores que ellos, cuya aventajada posición económica le hacía sentir el centro y dueño de todo cuanto pisaba y normalmente él y su grupo de amigos hacían Bulin a todo el que se les antojaba, ello era posible debido a que Zedika, era prima de su madre y lo protegía sin importar lo que hiciera. Sin embargo el pueblo se enteró y por muchos años recordó la reacción de Juan Carlos un joven un año menor a quien Yiyo acostumbraba molestar, pero llegó el día en que su reacción, adolescente de estilo, ritmo o técnica, pero indudablemente llena de valor dio por terminada aquella tortuosa y humillante situación, dando una paliza a su atacante quien no pudo ir al liceo por varios días debido a los golpes recibidos, por su parte Juan Carlos ganó amigos, ya no andaba solo y Yiyo no tuvo más opción que buscar otra presa, ahí comenzó el pique. De súbito recordó el momento en que Yiyo empujándolo en el hombro tratando de provocarlo, lo logró aunque sería la última vez porque tanto da la gota en la roca hasta que hace un hueco, su reacción fue automática y certera su brazo fue directamente al cuello mientras forcejeaba con toda su fuerza y caían en lucha al suelo, el colector del autobús lo despertó para que pagara el pasaje, debido a que estaban llegando a Caracas

 

La historia continúa.

 

Félix Díaz Durán

También pueden encontrarme en https://noise.cash/u/ElDiscursodelasManos

Imágenes bajadas de:

http://klarinayelcine.blogspot.com/2011/03/tribus-urbanas-en-el-cine-anos-80.html

https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/pulso/esteros-de-camaguan-el-eden-de-la-llanura/

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