El Viejo Aventurero

El Viejo Aventurero

   Un anciano sentado en su vieja y mullida silla se prepara para su siguiente aventura mira a su lado una pequeña mesa que a convertida en una improvisada biblioteca, Toma un libro, le gustó la idea de que tratará sobre un faro, pronto se sumerge en su lectura va a mitad del libro, en esta parte la autora describe una casa abandonada, él suele convertirse en algún personaje del libro pero como en esta parte no hay personajes entonces se convierte en un fantasma que flota por toda la casa observando como el tiempo ha desvencijado todo a su paso, paredes agrietadas el papel tapiz se cae a pedazos, los colores han perdido su brillo, los libros se llenan de moho.

La forma cómo esta autora escribe es diferente a cualquier libro que ha leído antes, cuesta un poco seguirle el ritmo a la lectura, pero una vez sumergido en ella las letras cobran vida, te sientes allí en aquella casa a la orilla de la playa escuchas las olas y el viento ruge en sus oídos, a través de la ventana puede verse el viejo e imponente faro, una brisa fresca mueve la cortina y registra toda la casa llevando una pequeña nube de polvo que se desliza sobre el piso de madera que ha perdido todo su brillo y ahora está opaco y deteriorado.

  Unos pasos sacaron al anciano de su página, es su nieta que coloca una taza de café en la mesa, él agradece con una sonrisa, ella se aleja tan sigilosa como vino.

  El toma el café poco a poco permitiéndose saborear cada trago, a esta edad ya no te agitas por nada tomas la vida y el café con calma.

  Ahora vuelve a la lectura pero decide dejar a Virginia Woolf, con su Al Faro de lado, después retomará este libro, ahora viajará a otro lugar del mundo a otro pasado distante, se descubrirá en un excéntrico caballero inglés, que se prepara para dar la vuelta al mundo en 80 días.

(Foto tomada de Pixabay)