Estimado lector: Espero que después de leer este texto no me tilde de loco, ni de enfermo mental. Le aseguro que el nivel de fantasía y de imaginación que se presenta en este relato, está basado en una historia completamente verdadera. La realidad y lo desconocido se mezclan de una forma extraordinaria, fundiéndose en cada instante, dejando entrever en algunas ocasiones, que las cosas que se narran a continuación solamente pueden ser sacadas de un sueño, o en algunos casos, de una pesadilla.
Siempre me han gustado los juegos de mal gusto. Juegos difíciles de jugar y sobre todo los que te causen algo de miedo y de escalofríos, en los que disfrutaba ver a la gente gritando o llorando por un poco de terror que nunca está de más, tratar de perder el miedo es lo principal en todo momento. No sé por qué fue que se me ocurrió esta última idea, la de ser enterrado vivo. Cuando se la describí a mis amigos quedaron petrificados, quizás imaginándose cada uno de ellos su propia reacción al estar en esa situación. A mí me parecía genial la idea de estar en una caja todo ese tiempo, el tiempo del velorio sin poder mover ni un músculo y ver a todos tus seres queridos encima de la misma llorando. Mis amigos decían que estaba loco, que no podía hacerle eso a mi familia, en eso tenían un poco de razón, pero cuando me dijeron que no tendría valor para hacerlo, entonces fue cuando la idea se materializó en mí por completo. Lo único que faltaba era poder hacer las cosas lo más discretamente posible, para evitar el papeleo y la presencia de médicos forenses, no fuera a ser que me metieran cuchilla estando totalmente vivo. Decir que fue un infarto fue la mejor idea y que mis amigos me llevaran directamente ya en una caja de forma sorpresiva a mi casa. El hecho de vivir en el campo en un pueblito de mala muerte en medio de la nada, me facilitaría las cosas. El golpe sería duro para mi mamá, pero a decir verdad ella no se ha ganado mucho mi confianza ni mi amor con el paso de los años. Así sería entonces, ya estaba decidido.
Mis amigos consiguieron la caja y le perforaron un poco por los costados, para permitir el paso de oxígeno hacia ella y así evitar lo más posible empañar el cristal de la misma con mi leve respirar. Me puse la ropa más cómoda que tenía de la cintura para abajo, encima una camisa limpia como todo muerto, claro está. Cogí un poco de agua y algo sencillo de comida para ponerlo junto a mis manos en medio de la caja. También una linterna y una pequeña grabadora para grabar mientras estuviera enterrado cómo era que se veía todo estando en esa situación. Hecho esto me acosté sin decir palabra en ella. Se quedaron mirándome fijos para ver si yo aún quería continuar con esa broma de mal gusto. Al no ver respuesta de arrepentimiento de mi parte, cerraron la caja. La oscuridad la invadió por completo. Se pusieron la caja sobre los hombros y comenzaron a caminar con ella hacia mi casa.
Sentía como todos en el barrio se intrigaban con la presencia de una caja fúnebre en los hombros de mis amigos. Mi madre al ver la caja en la puerta de mi casa casi se desmaya. Comenzó a gritar desorbitadamente y a llorar encima de la misma. La tapa estaba puesta, así que no podía verme el rostro. Estaba con una sonrisa en mis labios, aguantando reírme más alto ya que me podría escuchar, entonces no sabría si pensaría si estaba vivo, o que había resucitado, en caso de que pensara lo segundo, entonces temía que la muerta por un infarto fuera ella. Mis amigos llevaron la caja a la sala y se dispusieron a abrir la tapa, para lo cual ya yo estaba listo. Puse cara de serio como nunca en mi vida. En ese entonces fue cuando a mi madre sí le dio un ataque de verdad, al verme con mi rostro colorido, decía que no podía estar muerto y claro que tenía razón, por mucho polvo que me eche para ocultar el color vivo del rostro, siempre se ve el toque de vida. Nunca imaginé que mi madre me iba a lamentar tanto. Le agradeceré siempre ese gesto de amor, incluso dudé en levantarme allí mismo y terminar con aquella farsa de una vez y por todas, pero no, preferí seguir más adelante.
Enseguida la sala se llenó de personas. Todas las que vienen por el café de los velorios, aquellas que vienen a ver cuáles son los chismes más actualizados respecto a mi muerte y otros que simplemente vienen a quedar bien con mi madre, la cual estaba ya un poco más calmada, pero no paraba de llorar. Cumplí un día en la caja y aún no movía ni un dedo, estaba inmóvil completamente. Mis amigos de vez en cuando se acercaban a la caja y daban pequeños toques en ella para identificarse, entonces tenía un tiempo de felicidad, ya que podía abrir los ojos y descansar un poco la contracción del rostro.
Pasado un día, después de que mi mamá se despidiera de mí con un beso en el cristal que nos separaba, mis amigos cerraron la tapa por completo y pude reposar el rostro. En el cementerio después de la debida ceremonia, se dispusieron a cerrar la lápida con cemento. Fue entonces cuando comencé a alumbrar la caja con la linterna que tenía en ella y pude tomar un poco de agua. El trato con mis amigos era que después de cumplir un día de haber sido enterrado ellos irían y me sacarían de la tumba y yo aparecería ante todos, siendo el chico más popular de todos los tiempos.
Hace un día exacto que estoy enterrado. Ya deben de estar al llegar mis dos amigos para sacarme. Mientras estuve aquí abajo he estado dejando constancia de cómo pasó todo en la grabadora. Como estoy haciendo en estos momentos. Esperen, siento algo en la tumba, parece ser un pequeño golpe seco en ella, creo que son mis amigos, al fin. Ya era hora. ¡Estoy aquí!, sáquenme de aquí. ¿Qué pasa? y ese ruido, se asemeja bastante a la policía. ¿Qué hacen aquí a esta hora?, ¡Oh no!, ¡ESPEREN!, ¡ELLOS NO ESTÁN PROFANANDO LA TUMBA!, ¡YO ESTOY AQUÍ!, ¿Qué dicen?, ¡NO! ¡MIS AMIGOS NO ESTÁN LOCOS!, ¡YO ESTOY VIVO!
Créditos
Imagen de portada: Imagen de Pete Linforth en Pixabay
Contenido: Contenido 100% original, comprobado con el programa de plagio: Dupli Checker
Jajaja, todavía me estoy riendo, y es que, si no ocurrió a mi que me importa si tienes una imaginación de lo mil demonios como decía mi abuelita, te pasaste de creativo, como quiera que haya sido, de lo que si estoy segura, es de que bien popular debes haber salido de allí, ¿o debo decir desde que estás allí?