Ese es nuestro mundo en la actualidad, una definición perfecta de rapidez e inmediatez y lo cierto es que todos estamos anhelando tener todo de manera rápida y concreta en nuestras vidas, convertimos todo esto en una necesidad y la era tecnológica ha ayudado de manera sorprendente con esta demanda.
Hace miles de años o apenas siglos algo como esto sería casi ilógico, traspasar cientos de kilómetros en cuestión de horas, poder hablar con alguien que se encuentra a miles de kilómetros y poder verlo, todo eso sería un tema de extravagancia o ficción. Lo realmente cierto es que esta es nuestra cotidianidad. Para mal o para bien nos hemos adaptado a este concepto y ¿quién no se desespera con un mensaje no contestado o con el poco flujo vehicular en una autopista?
Los años hoy parecen mucho más cortos que hace unas cuantas décadas, los días pasan tan rápidamente y todos somos absorbidos por el cumplimiento de nuestras actividades diarias, tan normal es ver a alguien estresado por el poco tiempo que tiene para cumplir con una responsabilidad familiar o laboral. El mundo a contemplado el desarrollo de enfermedades modernas como el estrés, la ansiedad, la depresión; todas ellas con un enfoque claramente mental, nos hemos sobrecargado de todo tipo de situaciones y tensiones diarias sin tomar una pausa consciente para vivir.
Vivimos sobrecargados con cientos de responsabilidades y el mundo nos ofrece tantas y variadas opciones de entretenimiento que de cierta manera buscan dar un espacio a nuestras vidas saturadas, esto puede ser beneficioso en la medida que logremos desconectarlos del mundo y enfocarnos realmente en ese tiempo de esparcimiento, pero si observamos más de cerca, las personas no logran fácilmente desprenderse de su mundo un ejemplo claro son los dispositivos electrónicos.
Este tipo de dispositivos son tan atrayentes como adictivos, pero también necesarios. Los tenemos a plena disposición las 24 horas del día; las jornadas de sueño son pospuestas por un poco de interacción en redes sociales que luego se convierten en horas, plataformas que nos ofrecen entretenimiento masivo con series de televisión y películas y aunque pareciera que gozamos del beneficio de distracción y descanso esto no es tan cierto como parece.
Quizás las pocas horas libres con las que contamos en la semana las convertimos se las cedemos la tecnología y con esto no estamos logramos un mayor avance para cambiar nuestro estilo de vida y lograr un equilibrio.
Este mundo nos ofrece todo tan rápido que hasta la comida a tomado su nombre “comida rápida” , pero para todas estas tendencias “fast” en el últimos años se ha venido implementando la tendencia “slow life”. Esta tendencia la podríamos definir como la capacidad para cambiar el ritmo de vida acelerado ello incluye cosas como: desconectarnos, relajarnos, conectar con la naturaleza, acoplarnos a un ritmo familiar, cambiar nuestra alimentación, disfrutar de las pequeñas y sencillas cosas de la vida.
Y en todo este ramo de posibilidades existe uno muy importante y personal, el llamado “mindfulness”, esta práctica lleva a la meditación acompañado de técnicas de relajación, en pocas palabras nos lleva a un estado donde podemos sentir y vivir de manera armónica en el presente. Se busca que el individuo reconozca su corporeidad y ahonde en el sentido profundo de sus emociones, una manera sensata de recargar el alma y vitalizar nuestras energías.
La invitación clara es hace una pausa, nuestros dispositivos e incluso el mundo entero puede funcionar 24/7 nosotros necesitamos retroalimentar nuestro cuerpo y mente. Ser funcional requiere de nuestra renovación y libración de la mente y sentidos.
Podemos correr a toda velocidad de manera desgastante o llegar a nuestro objetivo con la vitalidad de un triunfador.