Aproximadamente en abril del año 2020, salió una noticia que alarmó por completo a quienes vivían en Norteamérica y era que la pequeña pandemia que nos afectaba y nos afecta, se le sumaba que habían encontrado avispones gigantes asiáticos en Washington y en Canadá. Uno de los primeros medios en publicar esta noticia fue el “New York Times” que apodó a estos no tan simpáticos bichitos como “las abejas asesinas asiáticas”. Lo cierto es que son animales bastante atemorizantes. Pueden llegar a medir unos cinco centímetros y siete centímetros y medio de ancho con las alas extendidas y además son bastante agresivas cuando tienen que defender su nido.
Cada año por sus picaduras mueren unas 50 personas en Japón, pero a esas muertes suelen ser a raíz de alguna reacción alérgica. No significa que te pican y te morís. Es muy doloroso eso sí, pero no te vas a morir automáticamente.
Quienes sí deberían tener miedo son las abejas comunes porque son el almuerzo y cena preferida de los avispones gigantes asiáticos. Los decapitan y se llevan el cadáver sin cabeza para alimentar a sus crías. Los avispones gigantes asiáticos pueden aniquilar una colmena en cuestión de horas con sus poderosas mandíbulas y son un peligro enorme para las pobres abejas que de por sí están constantemente amenazadas por el ser humano.
En abril del año 2020, se empezaron a ver algunos de estos avispones en Washington y en Canadá, algo completamente extraño ya que no son animales oriundos de esa zona. La paranoia de la gente más el peligro real que estos avispones representaban para las abejas comunes hicieron que se tomen acciones muy rápido, ya que la rapidez era clave. La paranoia era real y muy grande basta con buscar en Google Trends las palabras de “hash asesinas”” spray anti avispas” o “como matar avispas” y ver cómo se dispararon en comparación al año anterior.
¿Por qué la rapidez era clave? Porque en abril, era cuando la reina salía de hibernación y por lo tanto los trabajadores salían del nido a buscar alimento y era la única oportunidad de aniquilar los nidos emergentes antes de que se diseminen por todo el país. La técnica para erradicarlos fue espectacular. Primero pusieron varias trampas hechas con jarras de vidrio. Adentro de esas garras, pusieron jugo de naranja, leche fermentada, vino de arroz y algún que otro señuelo experimental. Cada una de esas trampas estaba geo-localizada y colgando de algún árbol. Una vez que el avispón ingresaba en esa trampa, quedaba atrapado. Venían los científicos y agarraban al avispón y le ponían una pequeña etiqueta con radiofrecuencia para geo-localizarla. En otras palabras, le ponían una pequeña radiocita y la liberaba. De esa manera, los investigadores podían mapear todo el recorrido del avispón, desde que lo liberaban hasta que llegaba al nido como si fuese un GPS, es decir, el avispón llevaba a los investigadores hacia el nido, como si fuese un pequeño bufón de la policía.
Finalmente y después de varios intentos fallidos porque en algunas ocasiones, se les moría el avispón o se les escapaba o se le caía la pequeña radiocita que iba en el lomito de la avispa, lograron encontrar el nido. Estaba en la grieta de un árbol muerto en Blaine, en Washington. Una vez ahí, lograron aspirar a 85 avispones y atrapar a 13 con una red. Después de eso, cortaron el árbol muerto a la mitad y se encontraron con dos reinas completamente fértiles, 76 que aún no eran fértiles y más de 500 avispones. Si esas reinas no fértiles llegaban aparearse, podían formar sus propias colmenas en 2021. En total, se estima que contando las pupas que estaban en desarrollo, si no se radicaba este nido, en un año se podrían formar 200 colmenas nuevas y eso que el nido era bastante chico.
Finalmente y después de sacar absolutamente todo lo que lograron ver, vaciaron en la colmena dióxido de carbono para erradicar por completo a cualquier avispón que podría haber quedado vivo.
Sin embargo no hay que cantar victoria bastante rápido, porque se estima que puede llegar a haber algunos que otros nidos diseminados por Washington o en otros estados de EE.UU.
Todo este hecho sucedido, dejó en claro una sola cosa: la desinformación que hay sobre los insectos es enorme.
El miedo que se desató es bastante lógico teniendo en cuenta que el diario más importante titulaba la noticia como “Avispas Asesinas” y lo que no nos damos cuenta es que de esa manera vamos pasando el miedo de persona en persona e incluso de generación en generación y eso se ve perfectamente reflejado en por ejemplo arañas o serpientes. Pueden ser bichos intimidantes, grandes, peludos, con ocho patas, un montón de ojos que parece que te pueden ir a atacar directamente, pero lo cierto es que si no las provocas, seguramente no te hagan nada.
Se dice que la perspectiva que tengas de algún insecto puede cambiar con tan solo un par de experiencias positivas con ese animal.
Así que la próxima vez que te encuentres con por ejemplo una araña, deja que siga su camino y vas a ver que no te hace absolutamente nada y quizás en minutos, se termina comiendo a una cucaracha, ayudándote con las plagas de tu hogar.
Escrito por @Escannor15