Albert Fish, el pederasta caníbal: “La asfixié hasta matarla”
Albert Fish fue un pederasta, torturador (tenía un conjunto de aparatos que denominaba “instrumentos del infierno”, incluido un cuchillo de carnicero), asesino en serie, fetichista de las heces, caníbal y además se automutilaba. Pero tenía un rasgo más despreciable que lo elevó de un simple monstruo a algo aún peor: su necesidad de regocijarse. Esta es la carta anónima que escribió a la madre de su última víctima conocida, Grace Budd, de 10 años.
Está dirigida a “Mi querida señora Budd” y eso es lo único educado de la carta. Aquí está la peor parte (y es posible que prefieras omitir esta lectura):
El domingo 3 de junio de 1928 te llamé al 406W 15 St. Te traje una olla con queso y fresas. Almorzamos. Grace se sentó en mi regazo y me besó. Decidí comérmela. Con el pretexto de llevarla a una fiesta. Usted dijo que sí, que podría ir. La llevé a una casa vacía en Westchester que ya había elegido. Cuando llegamos allí, le dije que se quedara afuera. Ella recogió flores silvestres. Subí las escaleras y me quité toda la ropa. Sabía que si no lo hacía, acabaría con su sangre sobre ella. Cuando todo estuvo listo fui a la ventana y la llamé. Luego me escondí en el armario hasta que estuvo en la habitación. Cuando me vio desnuda, se echó a llorar y trató de correr escaleras abajo. La agarré y dijo que se lo contaría a su mamá. Primero la desnudé. Cómo pateaba, mordía y arañaba. La estrangulé hasta matarla, luego la corté en trozos pequeños para poder llevar la carne a mis habitaciones. Cocinarla y comérmela. Qué dulce y tierno estaba su culito en el horno. Me llevó 9 días comerme todo su cuerpo. NO la follé aunque podría haber querido hacerlo. Ella murió VIRGEN.
La policía pudo rastrear el membrete utilizado por Fish para enviar esa terrible carta, lo que llevó a su arresto. Confesó, y en 1936 fue ejecutado en la prisión de Sing Sing en Nueva York.