Mad Max: un acercamiento a la crisis energética de un mundo distópico

Mad Max es una saga de ciencia ficción, compuesta de tres episodios y un spin-offs llamado “Fury Road”, dirigida por George Miller y Byron Kennedy. Narra la historia del Oficial de Policía Max Rocatanski, que combate el crimen y la violencia en un mundo sumergido en una Australia distópica, pero donde la violencia y la indiferencia están descontroladas. George Miller se inspiró en la crisis de la gasolina que vivió Australia en 1973, donde la población realizaba largas filas para surtir gasolina y a menudo se formaban peleas, así como los accidentes automovilísticos en la zona donde el creció. Alertamos a los lectores que este artículo tiene spoilers.

 Esta fue la realidad que Miller empleó, pero básicamente la trilogía se enfoca en el personaje principal del oficial de policía que siempre tenía presente mantener el orden y la seguridad en las carreteras. En la primera entrega, de 1979, escrita y dirigida por el referido autor y protagonizada por Mel Gibson, describe los episodios de Max, en un condado semirural, donde la vida aun es relativamente normal; con restaurantes que sirven comida y gente que vive sus vidas. Luego de detener y hacer que tenga un accidente al delincuente sin control en la autopista, apodado el jinete nocturno “Nightrider” una banda de motociclistas, liderado por un criminal apodado “El Cortadedos” (cuya personalidad es una clara visión al estilo de la tragedia Shakesperiana), llegan al condado y comienzan hacer estragos en las calles. Luego del ataque, que provoca un accidente y la posterior muerte de Gus, el mejor compañero de trabajo de Max, éste decide retirarse, pero su comandante no le acepta la renuncia y decide enviarlo de vacaciones a un lugar tranquilo con su familia, pero esta banda lo sigue sigilosamente y luego del hostigamiento y persecución hacia la esposa de Max y su hijo por parte de la banda, éstos deciden asesinarla por arrollamiento.

 Esto hace que Max entre en una espiral de muerte y destrucción del que no se recupera nunca más, pues comienza a localizar y eliminar a cada uno de ellos, hasta conducir a su jefe a que se estrelle de frente contra un camión. A Partir de este momento, se desarrolla su personalidad con sed de venganza, pero intentando sobrevivir. Miller se enfoca en un tiempo y espacio de un futuro distópico, con mucha ambigüedad. Aunque no muestra con lujo de detalles el ambiente en el que se desenvuelven los hechos, se entiende que está cerca la descomposición social, moral e institucional del mundo. A mi modo de ver, Miller se adelantó a los acontecimientos, donde vive esa especie de distopía, una estética impregnada por la ultraviolencia, la corrupción y la ausencia de justicia, así como la decisión de Max de tomarse la justicia por sus propias manos.

 La película se estrenó un año después de su producción, y fue realizada con un presupuesto de cuatrocientos mil dólares, muy bajo para los estándares de esa década. Para su estreno en EEUU, tuvo que ser doblada al inglés estadounidense, para que ingresara al mercado cinematográfico. A pesar de su inversión, este film encontró un acorde efectivo con sus audiencias globales, logrando recaudar alrededor de 100 millones de dólares, convirtiéndola en una de las más rentables de la historia.

 En la próxima entrega, hablaré de la segunda y tecera parte de esta fascinante saga.