La vampiresa Anabel
El olor a las flores en primavera, el humo saliendo de una vieja chimenea, más la voz aguda de una mujer mayor llamar a una persona en concreto. Esa tarde era calurosa y por esa misma razón tomó la decisión de quedarse un poco más de tiempo quitando sus pies en el agua del río. Cuando llegó el anochecer, no dudo en volver a su dulce hogar.
Al encontrar cerca de aquella pequeña cabaña, donde seguramente le estaría esperando su madre, padre y un hermanito pequeño, podría notar que hace poco su padre terminó el trabajo del campo, hoy seguramente tendrá una rica cena.
El silencio mientras más se acercaba a la cabaña de madera un poco daño hizo que su piel se erizara completamente. Pronunció el nombre de la mujer que la presentó al mundo, pero no obtuvo respuesta al momento. Cuando con sus pequeñas manos empujo la puerta principal, pudo ver a la mujer y sintió un alivió, al menos hasta que la luna dio una mejor visión de aquel lugar.
¿Por qué su madre se estaba devorando a su padre?
Primero pensó en esos seres que comentaban mucho por el pueblo cuando iba con su madre, aquello que drenaban toda la sangre de las personas, pero no, rápidamente se dio cuenta que no estaba consumiendo su sangre, sino que se los estaba comiendo a carne viva .
La pequeña sala estaba cubierta de la sangre de su padre, quien tenía trozos de la piel completamente arrancada y podía divisar como partes de su cuerpo se encontraban divididas por todos los lados. Lo primero que pensó fue en su pequeño hermanito, al cual busco con la mirada mientras su madre estaba distraída consumiendo cada parte de su padre.
Pudo divisarlo oculto con una cara aterrada, cuando las miradas de ambos hermanos se encontraron, el menor no dudo en decir el nombre de su hermana en tono alto, el suficiente para que su madre los escucharas. Corrió sin dudar a donde se encontró a su hermano, tratando de salvarlo pero junto al ruido molesto de la madera chillando, lo único que logro rescatar de la familia única que le quedó fue su brazo, mientras todos los demás se unían por toda la sala junto a los restos de su padre.
Cayó en su propia retaguardia, sintiendo como todo su cuerpo era cubierto de la sangre de los demás. A pesar de toda la situación, al ver a su madre quien finalmente la miró, supo que aquel sería su final. Estaba tranquila porque al menos podría ir junto a su padre y hermanito, estarían juntos hasta el final.
Pero el final que tanto esperaba nunca llego y al abrir los ojos, fue llenada nuevamente de sangre, ahora la de su madre. Muchas preguntas pasaron por su mente en ese preciso momento, pero no pueden pasar su garganta cuando logro divisar un sombrero puntiagudo.
-Vaya, vaya... Esta vez creí que podría funcionar.
Lo recordaba perfectamente, porque también se hablaba en el pueblo de esas personas. Una mujer joven con un traje exótico se encontró parada en el medio del baño de sangre, suspirando por haber fallado. Captó rápidamente que ellos habían tenido la mala suerte de ser elegidos por aquella bruja que tenía delante. Al notar su presencia, su sonrisa fue tan grande que tembló ligeramente.
-Vaya, vaya... Tal parece que tiene suerte -soltó con voz segura mientras se acercaba-. Vamos a ver si esa suerte vuelve a estar de tu lado.
Fueron las últimas palabras antes de sentir como la mujer no dudo en dirigir su mano a sus ojos. El dolor fue inmenso en ese preciso momento y por eso sus gritos no se hicieron esperar, llenando cada rincón de aquel lugar, más aun porque no supo en qué momento la sostuvo, impidiéndole moverse mientras le sacando los ojos.
La mujer con sombrero se levantó a los pocos minutos y creyó que se quedaría ciega, pero no, podía ver perfectamente, aunque pronto se dio cuenta cuando vio su reflejo en los vidrios rotos en el suelo. Sus ojos eran diferentes y pudo notar como su cabello estaba tornando a otro color.
- Anabel -escuchó a la bruja-. A partir de ahora tu nombre será Anabel.
A partir de ese momento Anabel se convirtió en otro sujeto de prueba de una bruja. Pero el infierno de la pobre Anabel apenas estaba comenzando... Porque aun le quedarían cosas por vivir a partir de ese encuentro.
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El infierno siguió alargándose cada vez más... Un día, una semana, un mes... Perdió la cuenta cuando su cuerpo seguía creciendo y aun así continuaba junto a aquella mujer, la cual no temía en disfrutar del dolor ajeno.
Anabel pudo darse cuenta de que ella no estaba siendo la única en aquel lugar horrible. Un sótano donde no entraba la luz, el olor a humedad era fuerte y se podía ver cada tanto a las ratas e insectos recorrer el lugar. En medio de la crisis, cualquier cosa que se consiguiera serviría para fortalecerse, porque si la bruja les alcanzaría dulcemente algo de comer, seguramente estaría envenenado o tendría algo extraño.
Anabel pudo ver como un niño se volvía loco y otro se removía en su lugar usando sus uñas para arrancarse la primera capa de la piel.
A pesar de toda esa desgracia como el sujeto de pruebas de una bruja, las cosas no fueron tan malas, en ese lugar conocido a otros dos niños llenos de desgracia. Un niño llamado Eric menor que ella que le hacia recordar a su propio hermano pequeño, el cual su recuerdo comenzaba a perderse, como su verdadero nombre. También conocí a otra niña llamada Anastasia de cabello rojo pasión de su misma edad.
Los tres se esforzaron por estabilizar con vida, ya que no tienen ni un gramo de esperanza por toda la mala situacion. Aunque un día la esperanza parecía volver a sus vidas.
La inquisición de alguna forma logro dar con ese lugar secreto de la bruja. Anabel no sintió ni un poco de lastima cuando los soldados de la inquisición mataron a la bruja que los mantuvieron cautivos durante un largo tiempo. Fueron llevados a unos edificios que pertenecían a la inquisición donde residieron un corto período. Lo que vieron en ese lugar tampoco fue algo agradable y eso les llevó a irse de ese sitio cuando tuvieron la oportunidad.
Los tres decidirán vivir alejados de todos en un lugar donde nadie los conoció, para poder encontrar la paz y felicidad que merecían luego de tanta desgracia. Por un tiempo todo estuvo tranquilo, viviendo una vida como una pequeña familia de tres, ya en ese punto estaban en la adolescencia, así que no muchos le prestaron atención. La felicidad duro poco.
Anabel pudo darse cuenta de inmediato que el pequeño pueblo que escogió para vivir, pronto fue cubierto por un mar de sangre, al ser encontrado por un grupo de vampiros que no tuvieron piedad en acabar con cada persona que se cruzaron. En un descuido mientras huía, fue acorralada, por suerte para ella logro escapar a tiempo para ir a donde estaban las únicas personas que todavía le importaban.
Tal cual como con su propia familia, llego tarde al lugar. Eric que pensaría como un hermano yacía muerto en el suelo y creyó que Anastasia también estaría igual, pero al ver que se movía, no dudo en acercarse a ella.
Pudo notarlo perfectamente... Su amiga se estaba transformando en un vampiro.
Anabel como su amiga sabían lo que sucedería si se transformaba en un vampiro, porque lo vieron cuando estaban con los de la inquisición. Su querida amiga no quería pasar de nuevo por un segundo infierno, menos cuando finalmente probaba la felicidad.
-No quiero... No quiero convertirme en un vampiro... Por favor... Por favor...
Podía ver como las lagrimas caían por su mejilla en medio de su desesperación. Anabel se encontró contrariada, no quería perder a la única persona que le quedara que llamó a la familia, pero tampoco quería hacerla sufrir. Mientras la vio estuvo pensando en profundidad, tomando una decisión.
-Esta bien Anastasia, no permitiré que eso suceda. Acaré con tu sufrimiento.
Fueron sus palabras para calmar a su amiga.
Sin dudar busco entre las cosas tiradas por doquier, encontrando lo que necesitaba. Anabel no tuvo duda en sus acciones cuando apuñalo varias veces a su querida amiga, lo suficiente hasta que dejara de respirar, sintiendo como la sangre de la misma salpicaba por todas partes.
Cuando dejó de escuchar los sollozos de su amiga se detuvo, viendo como sus manos estaban cubiertas de la sangre.
Se quedó inerte miró mientras el tono rojizo en sus manos y pronto se encontró tragando saliva, sintió la garganta completamente seca, como si no hubiera bebido agua durante varios días.
¿Acaso sería posible?
Anabel sintió un fuerte dolor, haciendo que se removiera, el sentimiento que tuvo fue inexplicable, al igual que el dolor que sintió.
No podía asegurarlo, pero sabía muy bien lo que estaba sucediendo, por andar pendiente de salvar a su amiga no se dio cuenta de su propio estado. No había escapado de aquel acorralamiento que tuvo con los vampiros, había sido mordida, transformándola en aquello que su familia no quería convertirse.
Al darse cuenta de su nueva realidad, solo pudo dejar escapar una risa.
La pobre Anabel terminó por romperse.
Fin.... ¿O no?
Buen relato..Me encantan las historias de vampiros