Cada día surgen nuevas noticias acerca del bitcoin y otras criptomonedas. En su mayoría, alientan a la compra de estos activos y, cada cierto tiempo, se incentiva a la expectativa financiera con la aparición de titulares remarcando personalidades reconocidas mundialmente que invierten en criptos y ganan cifras descomunales. El último ejemplo de ello es: Elon Musk.
La noticia acerca de la ganancia de 900 millones de dólares conseguida por Tesla, la empresa fundada por E. Musk, producto de la compra de 1.500 millones en bitcoins dio vuelta al mundo varias veces.
Desde la óptica financiera, tal compra supuso un impulso en la cotización de la divisa cibernética por encima de los 60.000 USD pero desde el punto de vista de consumos productivos se considera un récord en cuanto a la huella energética dejada por el minado de bitcoins.
Este hecho, hizo que muchos eleven un cuestionamiento a Elon Musk, la criptomoneda se torna más cara a medida que el impacto ambiental es mayor y más evidente ¿Cómo miden el impacto ambiental de la misma? Este es medido con la cantidad de energía necesaria para la realización del procesamiento de las transacciones.
La complejidad de los cálculos es tal que los centros de minados están llenos de máquinas super potentes cuyo único fin es realizar cálculos, de los cuales serán desechados una gran mayoría dejando solo una proporción ínfima como resultados útiles.
Todo esto significa una sola cosa, el minado despilfarra una enorme cantidad de energía y esto a la larga traerá consecuencias para el mundo cripto.
El excesivo consumo de energía podría hacer estallar la burbuja
Según estudios realizados por el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF), se estima que el consumo total de energía por parte del bitcoin se localiza entre 40 y 445 teravatios por hora (THh) al año. La media sería de 130 teravatios por hora.
Para exponer, la enorme cantidad representada por esos valores se puede decir que el bitcoin consume más energía que Suiza, Finlandia o Argentina.
Si a esto se le suma que esa energía utilizada por los mineros proviene en su mayoría de fuentes de combustible fósiles, entonces el cuestionamiento inmediato será preguntarse por su impacto directo en la naturaleza.
Por qué consume tanto
El motivo del consumo abrumador de energía eléctrica se debe a la tecnología blockchain la cual es la columna vertebral de la criptmoneda.
Los mineros no solo tienen la función de crear nuevos bitcions sino también de registrar y verificar de manera individual cada transacción llevada a cabo con la moneda en cuestión. Cada centro se lanza a una competencia por validar y enviar el registro de las transacciones.
Cuando un centro envía el registro completo y este se valida, se lo puede considerar como el ganador del bloque en cuestión y así se establece otro nuevo bloque de la cadena (blockchain).
Esto implica que existan varios centros de cómputos (mineros) realizando la misma tarea e intentando ser los primeros en conseguir el resultado. Sin embargo, solo uno puede ganar, por lo tanto, el consumo realizado por los centro perdedores resultó ser un despilfarro de energía.
A medida, que el precio del bitcoin se incremente, mayor cantidad de mineros se unirán a la competencia. Esto implica que más super máquinas entrarán en funcionamiento y el consumo de energía continuará en aumento.
El software establece una demora de 10 minutos en resolver los cálculos. Si más mineros ingresan, más complicada será la competencia y se precisará mayor potencia en las máquinas. Esto desembocará en un aumento del consumo.
En conclusión, a medida que el bitcoin incrementa su precio, mayor será el requerimiento de procesamiento de cálculo no solo para crearlo sino también para mantenerlo y así, el consumo de energía se incrementa continuamente.
Cuál es el talón de Aquiles de los Bitcoins
El talón de Aquiles de los Bitcoins está representado precisamente por el consumo energético. Actualmente, si esta criptomoneda fuese un país, se situaría entre los 30 países con mayor consumo energético. Dada la expectativa futura con respecto al precio del bitcoin, se prevé un incremento muy grande en el consumo energético.
En el hipotético caso en el cual el Bitcoin fuera adoptado como reserva global, el valor del mismo ascendería a millones. En consecuencia, los mineros tendría una cantidad ingente de dinero (muchos dicen mayor al valor de la reserva federal) para destinar al consumo energético.
A causa de esto último se debería duplicar o triplicar la producción energética. Una tarea difícil de llevar a cabo, además de tener un punto negativo muy grande que es la enorme huella ambiental que el minado de Bitcoin deja tras de sí.
Se estima que en la actualidad se realizan unos 160 quintillones de cálculos por segundo para mantener el sistema funcionando sin realizar ninguna otra función útil. No hay que olvidar que solo una parte ínfima de ese valor es la verdaderamente útil, el resto de los cálculos se echan a la basura porque no tienen utilidad alguna.
Otro punto que podría hacer estallar la burbuja del bitcoin es la limitación de transacciones del propio sistema. Se estima que solo se procesan unas 5 por segundo. Este detalle le dificulta enormemente la posibilidad de convertirse en una moneda útil.
Para que una moneda sea exitosa debe ser un refugio de valor estable y además sumamente líquida. Es decir, debe ser posible convertirla en otros productos de forma inmediata.
El bitcoin no cumple ninguno de esos dos requisitos y además tiene un coste de mantenimiento que difícilmente pueda sustentarse en un futuro no muy lejano. Bajo estos argumentos hay una gran cantidad de expertos que vaticinan una especie de burbuja en el precio del Bitcoin, la cual tarde o temprano explotará.
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