Jaloguin

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 Don Pedro no entendía este país ni sus costumbres, el día de muertos que para el era algo sagrado, una tradición de respeto, para recordar a sus familiares muertos, en América era un baile de disfraces y mientras mas irrespetuoso fuese el mismo parase que la cosa era mucho mejor. En este país extraño donde su hijo lo trajo luego de morir su esposa Josefa, no tenía ni con quien hablar, sus nietos apenas le entendían 2 o 3 cosas y el a ellos igual, la esposa de su hijo, muy amable y sonriente, pero gringa al fin hablaba menos español que sus nietos. Solo con su hijo podía conversar pero se la pasaba trabajando casi todo el día.

 En este día tan importante no podría cumplir con sus ancestros ni sus seres queridos que ya no estaban, tenía meses viviendo con su hijo, pero este día fue el que mas le pego, los extraño tanto y sin la posibilidad de visitarlos en el cementerio, llevarles su pan de muerto, sus frutas, sus dulces, y prenderles una vela a cada uno para recordarlos se sintió fatal Don Pedro, allí llegaron sus nietos disfrazados de sabrá Dios que superheroe de moda, le gritaron -Abuelo, Abuelo!!!- una de las 3 palabras que se sabían en español, le dieron unos cuantos dulces y subieron corriendo a su habitación.

 Entonces fue que tuvo la idea, camino hasta su cuarto que quedaba en el primer piso y rebusco en su maleta, -Aja, aquí esta!!!-, exclamo con jubilo cuando hallo el viejo álbum familiar, eso le hizo recordar que ya la gente ni álbumes tiene, empezó a escudriñar en sus recuerdos, paseándose por sus memorias, las fotos de su abuelos, las de sus tíos, la de sus padres, allí también estaban las de su hermano Carlos y su hermana Isabel, y la de su bella Josefa, de ella tenía varias,tomo la del día de su boda con su vestido blanco uno de sus días mas felices.

 Pensó en pedírselo a su nuera, pero era mejor pasar la vergüenza de no ser entendido con sus nietos, les toco la puerta y como pudo les explico que necesitaba velas, el mas chico pareció entender y salieron corriendo a la cochera por ellas, Don Pedro bajo hasta la cocina, tomo unos panes, algo de fruta, sal, unos platos y regreso a su cuarto, comenzó poniendo todo en disposición cuando entraron sus nietos gritando - Abuelo, Abuelo!!!- con las velas!!!, los chicos se quedaron expectantes al ver todo aquello dispuesto en su escritorio cada foto, los platos, la comida, y hasta sus dulces también sirvieron como ofrenda, le dijeron algo que no entendió como siempre - wait, abuelo, wait !!!- se fueron corriendo y regresaron rápido con mas dulces y algunas otras cosas que Don Pedro por pena no quiso tomar sin permiso.

  Con la ayuda de sus nietos el improvisado altar de muertos, había quedado mucho mejor arreglado y las ofrendas mas abundantes, Don Pedro sonrio, Encendía cada vela, y luego rezaba una oración, los niños no se fueron se quedaron, sonriendo al principio por las locuras de su abuelo, pero pronto se dieron cuenta que era cosa seria, luego de terminar cada oración, Don Pedro les explicaba quien era el de la foto, - estos mis abuelos -, poco a poco y con paciencia los nietos fueron comprendiendo que todas esas personas eran también como su abuelo, sus familiares, su familia grande del pueblo como a veces les contaba su Papa cuando les echaba los cuentos de cuando el era tan pequeños como ellos. Fue un día de muertos distinto, y aunque modesto, hasta algo precario, Don Pedro lo disfruto plenamente, se quedo dormido junto a sus nietos, recordando a su Josefa, a su gente, a su familia, lo mas querido.

Fin.

Diego de la Vega 15.10.2022

Todas las imágenes las tome de https://unsplash.com/es