La vida siempre es bella…y dolorosamente sabia.

La vida siempre es bella…y dolorosamente sabia. Siempre te va a llevar al punto exacto para que puedas crecer y alcanzar un nivel de vibración superior. En ese nivel, no solo encontrarás tu verdadera esencia, tu verdadero YO; si no que también podrás irradiar luz al camino de tus seres queridos, de las personas que te rodean y de todos los seres vivos que compartimos esta hermosa y extraña roca, llamada Tierra ¡nuestro hogar!

Esos procesos de “crecimiento” siempre van a causar lo que normalmente conocemos como dolor. Es decir; el crecimiento duele. No porque sea un acto sádico de parte de algún Dios creador o un Karma de vidas anteriores. No, solo es porque queremos aferrarnos a la rutina, al control de la situación, a lo conocido. Por ello, cuando comenzamos a transformarnos y a dejar de ser quienes somos para dar paso a algo nuevo y maravilloso, no aterramos. Y a veces, nos congelamos. Y literalmente experimentamos el “dolor” de la ansiedad. Hasta que todo vuelve a hacerse “rutinario y conocido” entonces, volvemos a estar bien. La vida trae a nuestro presente, el cambio (quieras o no), solo debemos aprender a: Respirar, sonreír, soltar y aceptar.

Todos pasamos por situaciones difíciles, ya sea como consecuencia de nuestras acciones (porque somos responsables de todo lo que vivimos- todo lo que nos está pasando “en el aquí y en el ahora”, es por tomar las acciones equivocadas, acertadas o incluso… por las acciones que no ejecutamos), o porque la vida no las presenta para que demos ese salto de Fe hacia el crecimiento de nuestro ser.

En mi caso… mi vida ha sido maravillosa como la tuya, con sus altas y bajas. Con sorpresas dulces y amargas… ¡muy amargas! (conociéndome…se llamará mi autobio, si gustas léela, me gustaría leer sobre ti también). Y estoy segura, que mi forma de ver la vida, te ayudará. Porque de eso se trata el vivir “de conectar con nosotros mismos, de conectar con el otro ser vivo (seres humanos, otras energías, vida animal, vida vegetal, mineral ¡con todo y todos!) De conectar con el Cosmos, con la fuente” de aprender unos de otros. De apoyarnos. De amarnos.