Capítulo 5. Esfuerzo. Tema 14.

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3 years ago

Klhovetz sintió la mirada de aquel extraño y levantó la vista de su jugo de hierbas florales para verle la cara. Toda la taberna reía por lo sucedido con el grandullón. Pero a ese muchacho en el rincón no parecía interesarle nada de eso. No le quitaba el ojo de encima y su expresión era de asombro y curiosidad. Parecía que estaba dudando sobre si acercarse o no a Klhovetz. Fue entonces cuando se levantó, y con una amplia sonrisa, se puso a caminar en dirección a su mesa.

Al mirar al muchacho en pie dirigiéndose hacia él, Klhovetz pudo verlo con atención. Era joven. No muy alto. Portaba un instrumento de viento llamado “el lamento de erudito”. Era parecido a una flauta, pero su sonido era más lastimero. Por eso le llamaban “el lamento”. Y tenía muchos más agujeros, por lo que era muy difícil de dominar. De ahí “del erudito”. Ya casi nadie tocaba ese instrumento y era difícil ver uno en los Reinos del Este, pero Klhovetz lo conocía bien.

El joven también llevaba papiros y utensilios para la escritura asomándose de una cartera de piel a su cintura. Pero lo que más le llamó la atención era su pelo de color del fuego. Ese tono de cabello le recordaba a otra época de su vida. Y a otra persona que le marcaría para siempre.

En tiempo se detuvo y Klhovetz se vio a si mismo de niño junto a Nychel.

Fuente: Elaboración propia a partir de gráficos vectoriales Creative Commons. Descripción: una loba albina recostada junto a un niño humano bajo la luz de la luna

—Puedes husmear cuanto quieras por el bosque. Pero nunca debes salir a los claros sin la manada. En los claros eres más vulnerable y corres peligro si estás solo.

Nychel se lo había repetido una y otra vez. Pero ese día no le hizo caso. Aquel niño criado por los huargos había captado un aroma sutil y decidió seguirlo. Nunca había olido algo igual y sentía curiosidad. El rastro le llevó a un claro. Según se aproximaba escuchaba una melodía extraña. Un sonido encantador que no pertenecía a ninguna bestia o animal que él conociese. Tratando de mantenerse oculto tras la maleza, se irguió ligeramente para ver de dónde provenía.  

Allí, en el claro, había una choza. A Klhovetz, que nunca había visto ninguna, le pareció un montón de troncos y ramas apilados, como los que hacían los castores en los ríos. Pero tenía una abertura por donde acceder al interior. Cerca había una criatura pequeña, no más grande que él. No tenía colmillos, ni garras. Su piel era blanca y delicada y su olor le pareció una mezcla de néctar y flores. Aquella criatura emitía un sonido variante. Parecido al que hacen los huargos en las noches de luna llena, pero mucho más suave y complicado. Aquel ser solo tenía pelo en la cabeza y era del color del fuego. Era un pelo largo y estaba prendido con algo de manera que parecía que, de su cabeza, salía una cola de huargo de color rojo.

De pronto la melodía cesó bruscamente.

—¡Eh tú! ¡Sal de ahí! ¿Qué estas haciendo? ¿Me estás espiando?

Al principio Klhovetz se asustó al ver que la criatura se acercaba a él. Pero luego pensó que no había ningún peligro. Después de todo, sin garras ni colmillos, ¿qué amenaza podría representar?

Levantó la cabeza de entre los arbustos y entonces pudo verla mejor. Sus ojos eran azules como el cielo y su cara tenía un montón de manchitas que le llamaron la atención. Ella también vio a aquel niño desnudo que trataba de mantenerse a cierta distancia oculto entre la maleza. No parecía agresivo.

— ¿Qué eres? ¿Por qué estás desnudo y sucio? —dijo la niña.

Klhovetz solo oyó unos extraños sonidos. Desde luego esa criatura no hablaba ninguno de los idiomas conocidos. Al menos, no era un idioma de los bosques.

— Responde ¿o es que nos sabes hablar? —dijo la niña.

Él la miraba extrañado torciendo la cabeza. La niña comprendió que aquel niño, de alguna manera, se había criado lejos de los humanos.

— Ummm ¡Ya sé! ¡Podemos jugar a los ropajes! Tengo muchos vestidos para mis muñecas y te puedo dejar uno para que no vayas desnudo. ¿Quieres? ¡Vamos sal de ahí y juguemos!

Fuente: Elaboración propia a partir de gráficos vectoriales Creative Commons. Descripción: un niño desnudo se asoma entre los matorrales ante la mirada de una niña

¿Qué eran aquellos sonidos? Sin duda estaba tratando de comunicarse con él, pero no entendía nada. Aunque por sus gestos, parecía invitarle amistosamente a acercarse a ella. Con precaución, lo hizo.

— Vamos ponte de pie —dijo la niña con cierta picaresca mientras miraba a aquel muchacho desnudo. Ella nunca había visto a un niño desnudo y sentía curiosidad. Le hizo un gesto con la mano para que se levantara. El niño dio un salto.

—Jajajaja —se rio la niña— ¡Haces piruetas! Como los perritos.

Durante varias horas ambos trataban de comunicarse. Era divertido. A ella, él le parecía un animalito adorable. A él, ella le parecía una criatura delicada y graciosa.

En algún momento ella se le acercó y le cogió con ambas manos para tratar de ponerlo sobre dos patas. Él trató de mantenerse en esa posición.

—Así mucho mejor. ¿Puedes caminar? —dijo mientras se alejaba unos pasos

Él trato de acercarse caminando como ella, solo sobre sus patas traseras. Le costaba mucho esfuerzo, pero casi lo logró. Solo al final cayó de nuevo y se puso a cuatro patas. Jugaron durante horas a caminar sobre sus patas traseras. Ella le cogía de las manos para ayudarle a mantener el equilibrio. Cuando no lo lograba, él caía sobre ella y ambos reían.

Un vez que ya podía mantenerse en pie sobre dos patas, ella le puso una segunda piel. Era un tejido suave que le cubría todo el cuerpo y que colgaba de sus hombros.

— ¡Estás de maravilla! Te queda mejor que a mis muñecas de madera. Ahora tienes que aprender a hablar. Canta conmigo:

En el centro de un valle, no hay montaña que se halle

Y las flores crecen fuertes cuando agua les viertes,

tralará tralará, cuando agua les viertes

Otra vez esa melodía. Era un sonido continuado con graves y agudos que invitaba a Klhovetz a acompañarlo.

—      ­Auouuuuuuuu aou aouuuuuuuu!

—      No no, así no. Vamos di: “En el centro de un valle”

—      Auouuuuuuuu aouue… urf!

—      NOOO di “valle”

—      Aou

—      VA-LLE

—      AUEEEE

Ella se reía. Y a él le hacía gracia que lo hiciese, así que se reía también.

—      Intentémoslo otra vez:

En el centro de un va….

Detuvo su canto y su expresión cambió completamente. Estaba nerviosa, lo que ponía a al niño nervioso también.

— ¿Rorah? ¿Rooooraaaaaah? ¡Ya estoy aquí, ven a ayudarme! —se escuchó.

 Mirando al niño, la niña dijo:

—      Rorah, ese es mi nombre. Y esa es mi madre. Me-me tengo que ir. Escóndete, ella no... no debe verte. Mañana jugaremos de nuevo.

Klhovetz salió corriendo a cuatro patas. Una vez en el bosque, escondió la segunda piel que la criatura Rorah le había regalado y volvió con la manada. Pero antes, se metió en el río para quitarse el olor a aquella criatura desconocida. Estaba seguro de que la astuta Nychel detectaría el rastro y no le haría ninguna gracia que hubiese salido al claro y que hubiese interactuado con ella.

Pero al día siguiente volvió al lugar, con su segunda piel puesta otra vez. Y de nuevo se encontró con la criatura Rorah. Y así, ocultos a la mirada de sus madres, pasaron tardes enteras, haciendo esfuerzos por entenderse, a veces frustrantes, a veces divertidos.

Klhovetz deseaba saber más sobre aquella criatura y sobre su especie. Y ese deseo le impelía a aprender todo cuanto Rorah le enseñaba y a jugar a cada juego que ella le proponía.

Al principio le costaba muchísimo esfuerzo caminar sobre sus patas traseras, pero logró dominarlo relativamente rápido.

Lo que más le costaba era tratar de comprender aquel idioma. Tras varios años de visitas furtivas y tardes de juegos, logró aprenderlo gracias a Rorah.

Klhovetz aún no sabía que aquel, era el idioma de los humanos.

Inspirada en un microrrelato publicado en noise.cash con motivo de la dinámica de las 15 palabras celebrada en el canal ‘En Español’ (https://noise.cash/post/16vv63vn). Si lo tuyo son los textos más breves, no dudes en probar noise y unirte a nuestro canal.

También es el inicio de un proyecto colaborativo sobre el que puedes leer en https://noise.cash/post/1w65kkm6. ¿Quieres hacer un spin-off? Cuéntamelo y nos coordinamos.

Este fragmento ha sido posible gracias a mis amigos y amigas que me apoyan con su patrocinio. ¡Echa un vistazo a sus perfiles! Son realmente geniales en sus escritos.

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3 years ago

Comments

Primer contacto con los humanos y que casualidad que con una niña, que por cierto le dio risa su forma desnuda, aunque comprendió que era un niño alejado de los humanos y que no sabia hablar, extendió su mano, le apoyo y tras varios contactos hubo ropas y caminatas en las patas traseras. Cierro lo ojos e imagino que esta historia es real y que puede caminar así tambaleándose para aprender

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3 years ago

Encantado de nuevo con las historias y como estas cumpliendo con tu parte de la dinámica, esooo saca pecho Lou te visito el amiguito. Seguiré con mi tarea de meter presión jajaja

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3 years ago

Ya vamos conociendo más de klhovetz. Se nota que es un cuento muy bonito. Estoy siguiendo la historia.

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3 years ago

Bueno, tal vez esta parte de la relación con Rorah será la más bonita. Pero habrá de todo. Se avecina tormenta XD Gracias por leer y seguir la historia.

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3 years ago

Se nota que tiene de todo, es bueno ver como se entrelazan las historias unas con otras.

Otra cosa que quería comentarle y felicitarle es por las imágenes que ha creado para ilustrar la obra. En otros artículos salía la descripción de la imagen, más no se veía. No se si era que no me cargaron en el momento que las vi.

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3 years ago