Habitar la incomodidad para crecer
Las crisis son momentos de cambio, nadie quiere pasar por la incomodidad que supone la incertidumbre, nadie se siente cómodo de vivir sin tener seguridad de lo que ocurre, nos angustia solo pensar perder el control.
Nuestro entorno está en constante cambio, nada permanece igual, incluso la naturaleza cambia, los árboles botan sus hojas para que puedan renacer, y entender que cada proceso lleva su tiempo, nos da la oportunidad de disfrutar el camino, sin prisa, sin quererlo controlar todo.
Nos enseñan que debemos cumplir con nuestras metas, en cierto tiempo, que si no alcanzamos el éxito somos fracasados. Estas ideas nos llenan la cabeza de pensamientos derrotistas, que no logramos lo que xs persona logró, que no podemos garantizar nuestras ganancias este mes, que las facturas suben y si tenemos algún imprevisto nos salimos del presupuesto, y nos angustiamos al no poder cumplir con nuestros compromisos.
Por otro lado, no sólo esta lo que la sociedad y otros esperan de nosotros, sino lo que nosotros mismos esperamos de nuestro trabajo, de nuestra familia, amigos y pareja. Ponemos demasiado peso en el afuera, en el entorno, y cuando no pasa lo que esperamos nos frustramos, esa sensación de control nos hace mucho daño, no podemos vivir la vida esperando que todo se nos de como queríamos.
El mayor reto de la vida viene de poder adaptarnos a los cambios. Dicen que nos volvemos amos de nosotros mismos el día que logramos mantener el control en medio de la tormenta. No tenemos certeza de nada en nuestra vida, ni siquiera sabemos hasta que día viviremos.
Muchos de los momentos duros son profundamente difíciles de transitar desde la tranquilidad, no es sencillo tomar el control de nuestros pensamientos, y permanecer con la cabeza fría y el corazón caliente. Hallar el coraje de lanzarse a la nada, a la incertidumbre, no es una tarea que enseñen en las escuelas, ni universidades.
Hay en la sociedad una gran carencia en el área de educación y formación para la vida misma. Cosas tan importantes como tener herramientas para la toma de decisiones asertivas, no son enseñadas ni por los maestros, ni por nuestros padres. Nos toca vivir desde nuestra experiencia, ensayo y error, abrirnos camino desde la intuición.
La zona de confort, tan satanizada por muchos, no es tan mala como dicen. Hay quienes necesitan de la tranquilidad para poder vivir en paz. Lo natural sería buscar siempre estabilidad, aprender algo nuevo pero sin tener que arriesgarse demasiado.
Es de suma urgencia comenzar a formar a las personas desde niños, darle la oportunidad de formarse y desarrollar habilidades que sirvan para lidiar con la ansiedad, depresión, estrés, y diversas situaciones de índole psicológico y humano. La vida está llena de situaciones inciertas, donde no vale de nada tener mucho talento matemático, o intelectual.
Si pudiéramos invertir más tiempo en meditar, hacer ejercicios, yoga y tan solo respirar, de seguro estas prácticas se volverían hábitos tan necesarios como beber agua, dormir o comer. La información nos hace libre, ya que vivir desde al ignorancia nos pasa factura, y nos sale muy caro.
Por nuestra salud mental deberíamos interesarnos más por el desarrollo humano, por todas las terapias y herramientas que nos dan una guía para tener la capacidad de mantener la calma en medio de la tempestad. Resulta tan fácil ser zen en medio de una montaña, lo complicado es mantenerse equilibrado en medio de los problemas, de la cotidianidad.
El verdadero hallazgo es aceptar que "dentro del caos hay cierto orden", y que en un mundo donde todo está asegurado, nunca podremos descubrir cuán preparados y valientes somos. Nuestro verdadero coraje lo descubrimos en el camino, no tenemos más opciones que experimentar la incomodidad, habitarla, y transitar la oscuridad y el caos desde la certeza que todo obra para bien. Como diría el dicho, "Ningún mar en calma hizo experto al marinero".
¿Ustedes también odian perder el control? ¿Sentirse abrumados y perdidos en medio de los problemas?
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