Ansiedad Social ¿una consecuencia de la pandemia?
Muchos son los problemas que han traído la pandemia, no sólo paralizar la economía mundial, sino el quiebre psicológico como sociedad que ha dejado. Mantener a la población aislada por tanto tiempo en casa trajo como consecuencia muchos otros problemas de salud mental, que hasta hace poco eran silenciosos.
Lo más difícil de todo fue no sólo adaptarnos al encierro, sino mantener una salud física, mental y emocional óptima para poder sobrellevar todo el estrés y la ansiedad que acarreaba quedarse sin trabajar, o trabajar desde casa. Tener que asumir la paternidad y maternidad junto a la educación completa de los hijos, cuidar de nuestros padres, y un montón de responsabilidades que incluían traer el mercado a casa, sanos y salvos.
Cuál película apocalíptica, las personas salían armadas pars combatir el mal, un virus invisible, que tan solo de rascarte un ojo, te podrías contagiar y morir. Salir a trabajar, para aquellos que tenían la obligación, porque su sector era prioritario, supuso un deporte de alto riesgo. Además esquivar las miradas de envidia de los que se quedaban en casa, y no podían salir, y a su vez sentirse muy vulnerables, queriendo ser ellos lo que se quedaban protegidos en su hogar, pero sabían que tenían que salir.
Lo más difícil le tocó al sector salud, la falta de insumos y personal, el alto riesgo que corrían, el no poder regresar a casa, no dormir, casi ni comer, todo para salvar a las personas de este enemigo invisible, saber que también su familia podría estar expuesta, asumir esto desde la tranquilidad resultaba imposible. Demasiado estrés para cualquier humano.
Nadie nos prepara para una guerra silente, de tal magnitud, paralizar el mundo entero, a excepción del sector alimentos y salud, fue todo un reto, pensábamos sería imposible hasta que sucedió. Hasta los animales salieron a pasear libremente por las calles.
Las Empresas mayormente optaron por el teletrabajo, lo cual para algunos supuso una mayor tranquilidad, el no tener que salir a arriesgar su salud, no gastar dinero en transporte, y no tener que perder tiempo en el tráfico de la ciudad. Pero por otro lado están los que les mandaron muchísimo trabajo y no tenían tiempo de pararse de su escritorio, y les causaba un gran agobio tener que cumplir con muchas tareas que estando de manera presencial no tendrían que asumir.
La vida nos dio un vuelco, ya nada es igual desde la pandemia, ¿quién diría que algo invisible podría paralizar el mundo de tal forma? No es para nada normal permanecer tanto tiempo encerrados, somos animales sociales, necesitamos de la interacción humana, el respirar aire fresco, el poder sentirnos libres de caminar en la calle, sin que nuestra salud se sienta comprometida.
Nuestro cerebro ha permanecido desde entonces en estado de alerta, nuestros hábitos han cambiado, la forma de ver la vida también. Pasar tanto tiempo pensando que algo nos puede pasar, no sólo es agotador, sino que nos conecta con todos nuestros miedos, sentimos un estado de fragilidad tan grande que comenzamos a enfermarnos solo de pensar mal.
No todo el mundo puede afrontar esto con positivismo, muchos son los que perdieron seres queridos, o afrontaron la enfermedad y quedaron con secuelas, que aún tienen miedo. Otros perdieron su trabajo, amigos, y su normalidad. No es fácil salir adelante cuando todo ha cambiado, cuando no te sientes seguro en tu propia piel.
Hay que comprender que no todos tenemos las mismas fortalezas, y que también el componente económico influye muchísimo a la ahora de salir, pero aún cuando tienen posibilidades, les resulta una ardua tarea poder tan solo poner un pie fuera de casa, son personas que sienten mucha ansiedad social, el tener que interactuar y hablar se sienten abrumadas, inseguras, para gente así llevar una vida social activa y poder hacerlo desde la normalidad, es una labor que requiere de mucho esfuerzo.
La mayoría de las personas que conozco, aún tienen mucha ansiedad, depresión, a raíz del resbalance que les produjo la pandemia. Aunque sigan con su "normalidad", tampoco indica que lleven muy bien sus vidas. Son personas que viven con insomnio, problemas de alimentación, desánimo, cambios constantes de humor, falta de iniciativa, indecisión, se enferman con mayor facilidad, entre otras cosas.
Y lo más grave es que como sociedad no estábamos, ni estamos preparados para asumir las consecuencias, no sólo de aislarnos y vivir asustados, sino de poder afrontar los retos económicos, sociales y psicológicos, que suponen permanecer encerrados por tanto tiempo.
Aún son muchos los países que usan mascarillas, y otros ya han vuelto a la total normalidad, pero el problema más grave es la pandemia silenciosa de las enfermedades mentales, lo poco informados que estamos, y el estigma social que se tiene sobre la salud mental, y lo difícil que es salir adelante, sin recursos.
Tengo la esperanza que poco a poco como sociedad podamos mejorar, avanzar y apoyarnos para lograr salir adelante, y quienes no tienen los medios, consigan herramientas para afrontar el desánimo, la depresión y la ansiedad. La terapia siempre será la mejor opción para seguir mejorando, espero que todos puedan tener fácil acceso a ella.
¿Cómo han afrontado la pandemia y sus consecuencias? ¿Han tenido algún ser querido con estos problemas?
Foto portada saludterapia.com
Foto de Hablandodehomeopatia.com
Estoy seguro que parte de esto fue orquestado por razones que desconocemos, es una opinión muy personal, los seres humanos que nacimos en los 70 somos una generación del progreso y de los nuevos descubrimientos, ojalá que está experiencia generé una resistencia mental a las nuevas generaciones crecientes.