Pesadillas (Parte 1)
Mi vida no ha sido nada fácil, desde bullying, los abusos por parte de mi abuela y la muerte en la infancia marcaron mi personalidad y quien soy. Los diversos tratamientos y citas para psicología no funcionaron, sólo una cosa lo hizo, la obsesión por mi trabajo y carrera.
Soy periodista de profesión y he logrado hacer algunos méritos, pese a mi corta edad he buscado en cada oportunidad, que la palabra se convierta en justicia. Pensé que eso me permitiría tener una razón para olvidar los problemas del pasado, pero tal como ha pasado en cada vida, lo que no atendemos en el pasado, vuelve para atormentarnos posteriormente.
La muerte de un ser cercano, alguien muy querido trajo de vuelta al monstruo, todos me dicen que la muerte es parte de la vida, pero ha sido tan difícil para mi tener que aceptarlo, realmente no puedo creer aun, que sea verdad.
Hay noches en las que no puedo dormir, perdí mi empleo, no puedo concentrarme, sólo voy paseando entre recuerdos de cosas que ya no serán. La soledad se ha convertido en parte de mi vida, pues aparté a todos, ya no quería tener nada que ver con nadie.
Lo solución
Ella, mi madre, ha estado en cada momento difícil, las cosas en este lugar no son tan fáciles, pero ella ha luchado. Pese a que en este país sufrir una enfermedad mental es un castigo, ella ha buscado la forma de ayudarme con mi padecimiento.
Una nueva generación de antidepresivos, que fueron enviados en un cargamento de medicamentos que ofreció un gobierno aliado al de “El Padre”, sería la alternativa a lo que había recetado el psiquiatra y no podemos conseguir.
He ido tomándolo religiosamente día a día, pero no funciona… solo puedo sentir mareos, náuseas y dolor abdominal, verdaderamente no puedo soportarlo. Últimamente las noches se han convertido en mis días, no puedo dormir, soy un ave nocturna.
El comienzo
Llevo algunos días sin poder conciliar el sueño, al principio solía distraerme jugando y viendo películas en la TV, pero ya no es tan divertido, el insomnio me tiene nervioso, en las noches el sudor corre por mi frente, mi corazón late como un tambor y comienzo a temblar. Durante el día duermo, pero mi dinámica de sueño no me da mucho tiempo para las comidas.
Mi falta de apetito ha pasado a convertirse en otro problema, he perdido 5 Kg, sé que no es mucho, pero teniendo en cuenta mi contextura delgada y que solo han pasado 5 días desde que comencé a probar esta medicina, es sorprendente “Estoy en los huesos”.
He decidido levantarme, quiero salir y dar una vuelta en la cuadra, las calles están solas… pero ha pasado tanto tiempo desde la última vez que salí de este cuarto, quiero volver a sentir el aire en mi cara, aligerar la carga, mi tristeza y el malestar físico que he estado soportando a causa de estás malditas pastillas.
- “Oye, no hay nadie”
- “Sólo yo”
En la mesa una nota, la recojo dice lo siguiente:
- “Sabía que lograrías levantarte de la cama, te espero en la escuela, no faltes. Con cariño, mamá”
Es raro que mamá deje una nota, pero no imposible, sí dejó unas instrucciones, aun sabiendo mi estado, tal vez habría visto alguna mejoría y sopesó que me levantaría. Pero ¿Cómo? He pasado los últimos días bastante mal, las madres tienen un poder intuitivo bastante especial.
Es bastante raro, son las 7:30 p.m, pero no hay nadie a la vista, la cancha, el estacionamiento, la entrada del edificio, todo está cerrado. Cada piso está tan solitario, tengo aquella vieja sensación, la misma que sentía de niño al pasar por aquí y sentir ese aire de abandono y hostilidad producto del temor infantil a estar solo.
Las luces apagadas, el frío, el silencio, no logro oír si quiera el ruido de los televisores o computadoras en las casas de las familias que deberían estar despiertas aún, al menos alguien más. Llego al piso de abajo, me dirijo a la entrada del edificio, Salgo y camino hasta la escuela.
Como me lo esperaba, se nota solitaria, pero espera… La puerta está abierta, son buenas noticias para mí y la paranoia que estaba sintiendo, ingreso. Una vez adentro comienzo a buscar, cada uno de los salones están tan solitarios como los pisos del edificio, los apartamentos de mis vecinos y la calle en la que acabo de estar.
Adentro de…
Intento salir, pero sorpresa, la puerta por donde había ingresado anteriormente se encuentra ahora bloqueada, podría intentar saltar la baranda, pero no, es muy alta y arriba se pueden ver cables electrificados, no me parece una idea muy inteligente.
Ingreso en la escuela para intentar buscar otra salida, estudié aquí hace muchos años, deben existir aun aquellos lugares secretos que uno solía conocer para escapar de algunas clases cuando las cosas se ponían aburridas, que buenos tiempos aquellos, junto a mi hermano.
Avanzó por los pasillos oscuros, ingreso en algunas aulas para revivir recuerdos:
- “¡Vaya! Realmente tenía mucho tiempo que no caminaba por estos lares”
En la oscuridad, al recorrer los pasillos, el frío que ingresa por la estructura abierta de la escuela, es casi húmedo penetra hasta los huesos, la oscuridad y el frío son una sensación desagradable, más aún para una persona que está en los huesos, tras haber perdido unos kilos, siento un frío realmente horrible y sólo una pregunta ronda mi cabeza
- “¿Dónde estará mamá?
Un sonido rompe el silencio, es como un grupo de voces infantiles, riendo, gritando y peleando, pero es apenas audible, es como si fuera la grabación tomada de una escuela repleta de niños jugueteando, creando recuerdos. El sonido se puede oír más fuerte en un salón específico, me dirijo hacía allá, entro y… nada.
Al salir del salón, en el pasillo, un grupo de niños ¿Son niños realmente? Logro divisar al menos 6, pero al acercarme más, puedo notarlo aun con más detalle. Eran figuras humanoides, su piel escamosa moteada de gris y marrón, sin ojos, de una cavidad en lo que parece ser su cabeza salen sonidos parecidos a una risa socarrona, del mismo modo, juntos logran hacer ese sonido típico en escuelas llenas de niños, pero en solitario, en solitario pareciera que se burlan de mí.